La contracción europea afecta a España
La economía europea podría quedar sumida en una recesión al cierre del año, de acuerdo con los indicadores adelantados que maneja S&P Global, agravando el retroceso del 0,1% ya registrado en el tercer trimestre del año. Este deterioro está haciendo mella en el empleo, con despidos entre las empresas industriales, pero no en la inflación, ya que el sector servicios sigue repercutiendo a sus precios de venta el aumento de los costes. Y eso llevará a que la política del Banco Central Europeo mantenga el tono restrictivo durante más tiempo lo que, junto con la incertidumbre sobre la demanda y el escaso impacto de los fondos europeos, prolongará la debilidad de la inversión en bienes de equipo. Esta caída de la actividad amenaza también con contagiarse a España, que entre julio y septiembre registró un crecimiento del 0,3% y en el cuarto trimestre podría quedar estancada o cerca del estancamiento, de acuerdo con las previsiones de la Comisión Europea, la Fundación de Cajas de Ahorros o la propia S&P. Por todo ello, es necesario que los próximos Presupuestos Generales del Estado dejen de lado, en la medida de los posible, los compromisos de Pedro Sánchez con sus socios de investidura e incluyan medidas que puedan mejorar la competitividad y el crecimiento. Sólo la reducción de la jornada laboral restaría cerca de 9.000 millones al PIB en 2025, de acuerdo con los cálculos de BBVA Research, pero a ello habría que sumar también el descenso de la actividad provocado por las subidas de impuestos o el freno a la contratación derivado del endurecimiento de la legislación laboral.