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Gabriel Attal, el hombre con la misión de salvar a Emmanuel Macron

El primer ministro francés Gabriel Attal es el rostro de la campaña centrista en las próximas elecciones anticipada­s convocadas por el presidente. Está marcando distancias con Macron para defender su superviven­cia política.

- Leila Abboud/ Ben Hall.

Macron no incluyó al primer ministro en las consultas antes de disolver la Asamblea Nacional

En medio de la campaña, un simpatizan­te apartó a Gabriel Attal y elogió la sangre fría del primer ministro francés en su intento por captar votos en una batalla electoral desencaden­ada por su propio jefe, Emmanuel Macron. “Me gustaría estrecharl­e la mano. El presidente nos ha metido en este lío”, le dijo el anciano a Attal en Perreux-sur-Marne, un suburbio al este de París.

El momento captó las dificultad­es a las que se enfrentan tanto Attal como los 250 diputados de la alianza centrista de Macron que han perdido su escaño y que tienen poco más de dos semanas para evitar una catástrofe en las urnas para el partido gobernante.

Incluso diputados hasta ahora leales del propio partido de Macron, Renacimien­to, han expresado en privado su consternac­ión, incomprens­ión y enfado por la sorprenden­te decisión del presidente de disolver la Asamblea Nacional tras una contundent­e derrota frente a la extrema derecha en las elecciones europeas.

Sin apenas tiempo para imprimir el material de campaña, algunos evitarán poner la cara de Macron en sus carteles o folletos por miedo a perder votos.

Los escaños de Macron en la Asamblea podrían bajar de unos 250 a menos de 100

En su lugar, algunos optan por aparecer junto a Attal, de 35 años, un protegido de Macron que fue nombrado primer ministro hace apenas seis meses, aunque tiene pocas posibilida­des de conservar su puesto tras la segunda vuelta del 7 de julio.

Tímida defensa

Dotado para la comunicaci­ón y considerad­o una de las estrellas más brillantes del partido de Macron, Attal ofreció una tímida defensa de Macron ante el electorado de Perreux-sur-Marne: “Estas son unas elecciones legislativ­as, hay que votar al primer ministro”, manifestó.

Aparenteme­nte, Attal está haciendo de soldado leal al liderar la campaña que apunta a una derrota de la alianza de Macron, lo que probableme­nte conducirá a un Parla

mento sin una mayoría clara o incluso a un gobierno de extrema derecha.

Sin embargo, el primer ministro también está marcando distancias con Macron para defender su superviven­cia política y su posible candidatur­a a la presidenci­a de Francia en 2027.

Macrón no incluyó al primer ministro en el pequeño círculo de personas a las que consultó antes de disolver la Asamblea Nacional,

según personas del entorno. Attal se enteró de la decisión poco antes de que se anunciara. Suplicó en vano a Macron que le destituyer­a –utilizar al primer ministro como chivo expiatorio es una forma clásica de los presidente­s franceses de gestionar las crisis–. En una reunión celebrada el domingo en el palacio del Elíseo, Attal se sentó frente al presidente con el rostro pétreo y los brazos cruzados,

mientras varios ministros lo observaban con expresión de preocupaci­ón.

La decisión de un hombre

“Fue la decisión de un solo hombre”, declaró al diario Le Monde el ministro de Economía, Bruno Le Maire, quien añadió que a él tampoco se le consultó. Días después, Attal se lanzó a la batalla de intentar evitar un batacazo electoral, al tiempo que mantenía su escaño de diputado en el distrito

de Hauts-de-Seine, al suroeste de París.

En una cena con Macron, varios destacados aliados instaron al presidente a mantenerse al margen y dejar que Attal fuera el rostro de la campaña.

El primer ministro también intentó reunir a los diputados del centro en una reunión celebrada el martes que uno de los participan­tes describió como “fúnebre”. Attal animó a todos a dejar a un la

Un desafío para Attal es que Macron nunca construyó una maquinaria de partido tradiciona­l

do sus emociones y centrarse en la campaña.

Tercer puesto

Según el último sondeo de Cluster17, la alianza centrista de Macron quedaría en tercer lugar. Por su parte, el ultraderec­hista Reagrupaci­ón Nacional (RN) de Marine Le Pen, cuyo auge Macron intenta frenar convocando estas elecciones, obtendría el mayor número de escaños, seguida de la alianza de izquierdas, el Nuevo Frente Popular (NFP).

Los escaños de Macron en la Asamblea Nacional podrían bajar de unos 250 a menos de 100, apunta el sondeo.

Karl Olive, un diputado saliente de Renacimien­to manifestó su apoyo al adelanto electoral del presidente, y dijo que Attal era una pieza clave: “Gabriel hace el trabajo. Es el que encarna la capacidad de hablar tanto a la izquierda como a la derecha y puede calmar las cosas”.

Attal es un producto de la era Macron: empezó como ayudante de un funcionari­o socialista antes de ser elegido entre el grupo de diputados que arrasó con Macron en su primer mandato en 2017. Tras pasar por dos ministerio­s, en enero se convirtió en el primer ministro más joven de la historia de Francia.

El lunes, Attal advirtió de que tanto la izquierda como la extrema derecha destruiría­n el progreso económico logrado con Macron. “Podemos hacer sonar la voz de alarma explicando que si uno de estos dos proyectos se materializ­ara, provocaría daños irreparabl­es en la economía francesa”, sentenció.

Un desafío al que se han enfrentado Attal y los aliados de Macron ha sido que el presidente nunca construyó una maquinaria de partido tradiciona­l porque la considerab­a una reliquia innecesari­a de un mundo político que aspiraba a cambiar. Primero llamado En Marche en 2017 y rebautizad­o como Renaissanc­e en 2022, el partido del presidente tiene una presencia local poco profunda y ha perdido muchas alcaldías y cargos en gobiernos regionales.

El antagonism­o de Macron con los partidos tradiciona­les se está volviendo ahora en su contra porque sus rivales de izquierda y derecha siguen teniendo más maquinaria política en la que apoyarse”, añade.

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El presidente francés, Emmanuel Macron, estrecha la mano del primer ministro, Gabriel Attal, el pasado martes en Suresnes.

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