DANIEL DÍAZ, fundador de HANAMIARTE
Historiador de arte, con una extensa carrera profesional como trabajador autónomo,
Daniel Díaz decidió fundar Hanamiarte, “con el deseo de resolver varios desafíos en el mercado del arte. Detecté las dificultades de los artistas para comercializar sus obras y las complicaciones de los coleccionistas al intentar venderlas. Percibí, por otra parte, la necesidad de los empresarios de mejorar la imagen de sus empresas de una manera sencilla, económica y de alta calidad. Y concluí que la mejor manera de acercar el arte a muchas personas es a través del alquiler”. Aunque es consciente de que emprender después de los 50 “puede parecer un desafío en términos de tiempo y de energía física, la experiencia acumulada es un activo precioso y la estabilidad financiera y personal permiten abordar proyectos con una perspectiva más tranquila y estratégica y la madurez emocional y la resiliencia
“Creo firmemente que esta etapa de la vida es ideal para nuevos desafíos
te ayudan a manejar el estrés y las adversidades de manera más efectiva. Emprender a esta edad es no sólo una oportunidad para reinventarse, sino también para dedicarse a proyectos que realmente apasionen, con un sentido de propósito y motivación renovados. Creo firmemente que esta etapa de la vida es ideal para nuevos desafíos”.
En el extremo opuesto, considera que “uno de los principales obstáculos es, sin duda, “la resistencia al cambio, tanto desde el punto de vista personal como del entorno. La tecnología avanza rápidamente y adaptarse a nuevas herramientas y plataformas puede ser desafiante. Además, existe bastante prejuicio sobre la capacidad de los emprendedores mayores para innovar y competir en un mercado dominado por jóvenes. Otro desafío es la energía física. Por último, puede haber cierta reticencia al riesgo”.
Ingeniero industrial y MBA, tras 27 años en Abengoa, de los cuales 5 estuvo al frente de la Universidad Corporativa global organizando cursos de formación por todo el mundo con prestigiosas universidades, en 2019, Julio
Estalella salió de la compañía con un ERE.
“Tenía entonces 53 años y cuatro hijos a mi cargo, más un padre y suegros mayores y pocas alternativas salariales competitivas en la zona”. Así que decidió emprender. “La necesidad, obliga”.
Y su proyecto no fue otro que una marca de salsas, Salsas Quietud. “Surge por casualidad, al ver un documental sobre cómo se hacía la salsa tabasco y optar por mejorarla cambiando el vinagre de manzana por vinagre de jerez (y, en algunos casos, vino oloroso), El resultado es una salsa picante premium, que, a la vez que pica, aporta sabor y aroma gracias a los productos de Jerez. Recientemente, hemos cerrado una tercera ronda de financiación para buscar negocio fuera de España”.
Coincide con el resto de entrevistados en considerar que, a la hora de emprender a partir de los 50, todo son ventajas “salvo la fuerza física y la salud tuya y de los tuyos. El agotamiento y la edad hacen mella. En todo el proceso, he pasado por un cáncer de colon. Mi mujer, tres operaciones. Fallecimiento de mi suegro, mi padre en cama que requiere atenciones. A cambio, el estar de autónomo me ha permitido estar en todos esos procesos médicos”, reconoce.
A favor, “tienes una mayor claridad de ideas, conocimientos, ganas de aprender, contactos –que son probablemente tus 3F en las primeras rondas– y desvergüenza bien entendida. Yo siempre digo: con la edad vemos mal de cerca, pero a los g .... se les ve desde lejos”.
Con la edad tienes mayor claridad de ideas, conocimientos, ganas de aprender y desvergüenza bien entendida”
JULIO ESTALELLA, fundador de Salsas Quietud