“Debes tener un argumento de negocio y reflejarlo en tu menú”
Todo surgió en una visita a París de cuatro amigos apasionados por la comida japonesa y que todos los años hacían un par de viajes por Europa a la búsqueda de experiencias gastronómicas. “En aquella época, en España, los japoneses eran, o de un nivel muy caro o el típico restaurante chino que elaboraba algo de japonés, pero no encontrabas nada de calidad que fuese asequible para todos los públicos”, recuerda Jorge Vidal. En París, callejeando, encontramos un local que nos gustó tanto por su estética como por el producto, más informal y que rompía con la sobriedad de los restaurantes japoneses. Estuvimos comiendo, el precio nos pareció asequible y nos preguntamos: esto, en España, ¿por qué no está?”.
Aquí surgió el chispazo y, tras 18 meses de preparativos, nuestros protagonistas abrían un local en Valencia. Y lo hacían sin experiencia en hostelería [en el grupo había un ingeniero, un farmaceútico y dos economistas]. El proyecto arrancaba, en 2008, con dos premisas claras: “No íbamos a montar un restaurante sólo para divertirnos, por un capricho, sino que el objetivo era, en el caso de que funcionase, replicar el modelo y que fuese una franquicia”, explica Vidal. Por otro lado, “nos basaríamos mucho en el servicio a domicilio. Si tienes éxito con tu local llenarás la sala, pero ésta dispone de una capacidad limitada, mientras que con el delivery, si alcanzas el éxito, el recorrido es ilimitado”.
Una vez perfeccionado el concepto, Miss Sushi abría su primera franquicia en 2011 en la capital valenciana, de la mano de un emprendedor que hoy sigue en la cadena con cinco restaurantes. El proyecto creció hasta las 38 unidades franquiciadas actuales [en 15 de ellas participan como central, bien al 100% o con un porcentaje] y una facturación de 30 millones de euros, frente a los 27,5 de 2022. Unas cifras sustentadas en un modelo de negocio que, como observaremos a continuación, ha evolucionado con el tiempo de una forma inteligente.