El Gobierno se vuelca con Illa para inaugurar la Generalitat socialista
La Moncloa evidencia que la desjudicialización les ha permitido hacerse con el mando en Cataluña con la presencia de cinco ministros en la investidura
En los pasillos del Palau de la Generalitat corría ayer el entusiasmo y cierto respiro entre los ministros del Gobierno. Una comitiva encabezada por la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda María Jesús Montero, junto con el ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños; el ministro de Industria y Turismo, Jordi Hereu; el ministro de Cultura, Ernest Urtasun; y la ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant, celebraba que su estrategia en Cataluña haya dado la presidencia a Salvador Illa. «Por fin», repetían también en el sottogoverno.
Y es que en el Ejecutivo central consideran clave poder lucir que la estrategia de la desjudicialización les ha permitido hacerse con el mando en Cataluña y, de paso, consumar la división entre ERC y Junts. Pendientes de todos los movimientos de los republicanos, se agradecía también el esfuerzo de los negociadores remando a favor de que las bases dieran su aval al pacto. Los efectos que tendrá la presidencia de Illa sobre el bloque que apoyó a Pedro Sánchez todavía están por ver, pero desde el Gobierno se pedía no adelantar pantallas porque JxCat no ha descartado negociar los Presupuestos Generales del Estado. Sin embargo, en el Ejecutivo dudan de que puedan votar contra las modificaciones de la nueva financiación catalana, algo que por mucha lucha cainita que haya con Esquerra «no podrían explicar a los catalanes».
Saludo a los simpatizantes
Lo que está claro es que ahora remarán por y para Illa. El presidente catalán, que prevé celebrar la primera reunión del Consell Executiu el martes, podrá contar con el Gobierno para marcar perfil en la nueva Generalitat socialista con medidas palpables en los primeros 100 días.
Antes de que Illa saliera a la plaza de Sant Jaume para saludar a los simpatizantes, Montero felicitó «a Cataluña y a España» por el nombramiento. «Hoy es un día histórico, un día grande, en el que abrimos una nueva etapa política tanto para Cataluña como para el conjunto de España», manifestó. En la misma línea se expresaba Bolaños, buen conocedor del Palau tras años negociando con ERC especialmente, con la exvicepresidenta Laura Vilagrà.
Lejos de querer poner el énfasis en el procés, las prioridades se sitúan ahora en el fortalecimiento de los servicios públicos. Siguiendo la doctrina del lema con el que emprendió la precampaña electoral, unir y servir, tratará de alumbrar la nueva Generalitat socialista con la ambición de que se pase página, aunque la comidilla sobre la fuga del expresidente Carles Puigdemont y el cruce de acusaciones con los Mossos d’Esquadra animaba todos los corrillos.
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