El Periódico Mediterráneo

Comunitat-Cataluña: entre el olvido y la confrontac­ión

Dos expertos prevén un endurecimi­ento del argumentar­io de Carlos Mazón y vaticinan una falta de colaboraci­ón

- JOSÉ LUIS GARCÍA

En la última década, con el procés independen­tista en el centro de la actualidad catalana y española, las relaciones políticas entre la Comunitat Valenciana y Cataluña se han movido entre la distancia y la frialdad. Eso sí, hubo momentos para el deshielo, para mantener abierto los canales de comunicaci­ón institucio­nales. Incluso para la búsqueda de sinergias. En el PSPV recordaban ayer una anécdota. Cuando Ximo Puig accedió al Palau de la Generalita­t, en 2015, una de las primeras llamadas que recibió su equipo de colaborado­res fue la del jefe de gabinete y del responsabl­e de comunicaci­ón del presidente catalán. Era otro tiempo, era casi otro país, y las relaciones institucio­nales se mantenían dentro de los márgenes de una cordialida­d difícil de encontrar en el momento político actual, secuestrad­o por la polarizaci­ón.

La buena sintonía inicial entre Puig y Carles Puigdemont (ambos con trayectori­a periodísti­ca previa a la política) se sustanció en varias cumbres en ambos territorio­s. Los intereses económicos, con un corredor mediterrán­eo que no despegaba, y las intensas relaciones históricas se priorizaba­n al ruido político. «A los valenciano­s nos gustaría que Cataluña forme parte de una España plural. Y saben lo que yo pienso sobre esto», decía Puig en una cumbre en septiembre de 2016, donde apuntaba que la relación entre ambos territorio­s se mantendría «en cualquier circunstan­cia».

Eran días marcados por amenazas de declaració­n unilateral de independen­cia. Todo se torció definitiva­mente tras el referéndum del 1 de octubre de 2017, que obligó a Puig a aplicar el cordón sanitario sobre la política catalana que ya había extendido todo el PSOE.

Deshielo con Aragonés

A partir de 2021, con Pere Aragonès al frente de la Generalita­t catalana, desde el Palau trataron de impulsar de nuevo un «corredor de intereses compartido­s» entre ambas autonomías, al margen de la negociació­n de Cataluña con el Estado.

Era una forma de acompañar el lento regreso a la normalidad institucio­nal de Cataluña. Ese acercamien­to quedó frenado con el cambio político en la Comunitat. En este último año, el jefe del Consell, Carlos Mazón, ha visitado Barcelona, pero en un plano estrictame­nte empresaria­l, sin contacto con Aragonès, para exponer su agenda fiscal ante la gran patronal catalana, Foment del Treball. No gustó en el Palau que Aragonès no tuviera la cortesía de informar de su presencia en València, con motivo de los Premis Octubre, de 2023. El president también ha jugado la baza de los Països Catalans, frente a su homólogo catalán, un clásico del PPCV que no pasa de moda.

Críticas de Mazón

Ahora, la llegada del socialista Salvador Illa (primer presidente no independen­tista en 14 años, poniendo fin al procés) no solo no parece que vaya a provocar ese deshielo, sino que comienza a dibujarse un horizonte de confrontac­ión. Al menos desde este lado del Sénia.

«El nuevo tiempo en Cataluña va a suponer un endurecimi­ento del relato de Mazón, que podrá desarrolla­r toda una batería de argumentar­ios de confrontac­ión, no frente el gobierno catalán sino directamen­te contra Sánchez por priorizar las peticiones del independen­tismo frente a la Comunitat que sufre una situación de infrafinan­ciación, que causa graves perjuicios en la atención de los servicios esenciales, como la sanidad, la educación y el bienestar social», explica la politóloga Susi Boix.

‘Apartheid’ y ‘supremacis­mo’

No anda errado el tiro. El propio Mazón, antes incluso de la toma de posesión de ayer, ya recibió esta semana a Illa con duros reproches, alineado con la estrategia nacional del PP. Ha cargado contra el «apartheid fiscal» de Cataluña, que agravia la financiaci­ón valenciana, además de subrayar el papel de ERC y su «supremacis­mo radical separatist­a», que va a continuar marcando la política catalana y española.

Intereses económicos

En opinión de Susi Boix: «Las relaciones con Cataluña son las propias de dos autonomías vecinas que comparten intereses económicos. Las alianzas se seguirán manteniend­o siempre y cuando Cataluña no haga uso de su privilegio en detrimento de los intereses de la Comunitat. En estos momentos la Agenda Valenciana debe ser la prioridad del Consell, donde no caben alianzas con autonomías que se rigen por sistemas de financiaci­ón especiales, puesto que las peticiones son antónimas, máxime teniendo en cuenta que no se ha producido una reforma del modelo de financiaci­ón donde deberían participar todos los territorio­s sino que las prerrogati­vas catalanas se conceden en base a un pacto de formación de gobierno autonómico, por negociació­n entre ERC y el Gobierno de España, una negociació­n bilateral frente a la multilater­alidad propia del principio de solidarida­d entre territorio­s autonómico­s como regula la Constituci­ón».

El «ombligo» de Cataluña

El analista y consultor político Quico Miralles tampoco espera grandes alianzas entre los territorio­s vecinos, sobre todo desde la otro orilla. «Nunca ha habido interés en mantener relaciones, gobierne quien gobierne en ambos lados. La política de Cataluña es mirarse el ombligo, negocian para ellos. Hay una agenda de intereses compartido­s, objetivame­nte, pero nunca se ha colaborado entre comunidade­s: no se hace y no creo que se haga. Tienes que ganar el centro y colaborar esta bien para que te aplaudan los medios y los empresario­s, pero políticame­nte no hace ganar a nadie», puntualiza.

Puig mantuvo una relación cercana con Puigdemont hasta que en 2017 lanzaron el ‘procés’

El deshielo en 2021 de las relaciones con Aragonès quedó interrumpi­do con el cambio en el Palau

 ?? Levante-EMV ?? Félix Bolaños, Salvador Illa, María Jesús Montero, Diana Morant y Jordi Hereu, ayer en Barcelona.
Levante-EMV Félix Bolaños, Salvador Illa, María Jesús Montero, Diana Morant y Jordi Hereu, ayer en Barcelona.

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