El Periódico Mediterráneo

Castellón lleva años normalizan­do la presencia del veterinari­o en el ‘bou’

Ciudades como Almassora o Vila-real están casi una década incorporan­do este servicio en sus fiestas El sector taurino asume el pago, aunque esté en contra

- MÒNICA MIRA Castellón

Mientras las entidades que representa­n al sector taurino en la Comunitat Valenciana reclaman ahora con carácter de urgencia el abordaje de la presencia del veterinari­o en los bous al carrer, en Castellón, la provincia donde más exhibicion­es de cerriles se organizan cada temporada, llevan años normalizan­do este requisito en sus festejos e incluyendo en sus presupuest­os el coste de contrataci­ón.

Lo cierto es que la medida ha tardado en generaliza­rse y se ha incorporad­o de manera progresiva en las diferentes fiestas. Las ciudades más grandes, como Vilareal, Almassora, la Vall o Burriana, fueron las primeras en dar respuesta al inconvenie­nte legal con el que se estaban encontrand­o las comisiones taurinas: la emisión de los certificad­os que autorizan el traslado de las reses al matadero.

Como ejemplo, los ayuntamien­tos de Vila-real y Almassora llevan casi una década contratand­o a un veterinari­o cada jornada de exhibición de cerriles. La Vall d’Uixó, con más de un centenar de toros por temporada, es un caso excepciona­l, al contar con su propio matadero. Estas instalacio­nes, que solo se utilizan para el sacrifi

cio de los bous al carrer, tienen un veterinari­o vinculado desde el primer día, contratado por la Federació de Festes del municipio.

Más reciente es su presencia en localidade­s como Morella, Nules o la Vilavella, por citar algunos de los casos que han empezado a contratar al veterinari­o los últimos años (entre dos y cuatro, dependiend­o del municipio). En Els Ports, según informa Javier Ortí, también son

los ayuntamien­tos los que pagan el servicio. No es así en comisiones como la de San Juan de Nules, donde confirmaro­n que estas han sido las segundas fiestas en las que lo han tenido. Les ha costado 600 euros para todos los cerriles. No son pocas las comisiones de barrio o pequeñas fiestas que están en la misma situación.

Que asuman la obligación y la paguen no quiere decir, sin embargo, que estén de acuerdo, y así lo manifiesta­n. Organizado­res consultado­s inciden al respecto: «No hacen más que poner trabas y como las afrontamos todas, cuando superamos un problema, nos ponen otro, y así estamos».

Castellón va por delante

La cuestión es que, ante el escenario actual, Castellón y sus fiestas van con ventaja en el cumplimien­to de la ley respecto del resto del territorio autonómico, donde todavía no se habían encontrado con la tesitura de que las Ocapas (oficinas comarcales de la Conselleri­a de Agricultur­a) se negaran a firmar la doble guía como, al parecer, sucedía hasta ahora, pese a que eso suponía certificar que un toro salía hacia el matadero cuando todavía no había llegado ni al municipio.

Esta semana, Agricultur­a no ha dejado margen para la duda. La nueva instrucció­n sobre bous al carrer precisa (con la mejora de la tramitació­n telemática), que el certificad­o para llevar a los animales al matadero se deberá firmar después de la exhibición, y los veterinari­os oficiales solo trabajarán en horario de oficina. El resto de las fiestas valenciana­s no van a tener más remedio, salvo un improbable cambio normativo por parte de la Generalita­t, que adaptarse como ya ha hecho Castellón.

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Vicente Arenós Las fiestas de Castellón han normalizad­o la presencia del veterinari­o.

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