Zaplana, impertérrito: «Ahora empieza el juicio»
El expresidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana, podría haber excusado su asistencia al juicio del caso Erial. El tribunal permite a los quince acusados dejar de acudir a las vistas si ya han declarado. Tan solo han de volver para el último día, cuando quede visto para sentencia el juicio y para ejercer, si quieren, su derecho a la última palabra.
Pero asistió casi impertérrito el testimonio de tres horas de su amigo y testaferro, Joaquín Barceló, Pachano, que con su confesión de haber sido el hombre de paja del exministro ayer complicó sobremanera su estrategia de defensa de negarlo todo.
Zaplana y otro de sus presuntos testaferros, Francisco Grau, el cerebro financiero de la trama, anotaban detalles de lo que Pachano iba relatando al fiscal. Uno de los escasos gestos del exministro se produjo cuando Barceló declaró que no había obtenido «ningún beneficio» de su participación en esta presunta trama. Zaplana negaba con la cabeza, sonreía y anotaba cuando escuchaba a Pachano venderse como el inocente colaborador.
A la salida de la Ciudad de la Justicia, Zaplana sí quiso atender ayer a los medios. El exministro aseguró que «no ha sorprendido a nadie. Ni a ustedes, ni a mi, ni a nadie» la declaración de Joaquín Barceló. «Estas conformidades que nadie reconoce las conocíamos, están publicadas y las sabemos desde hace mucho tiempo. Ninguna sorpresa y era lo que esperábamos». «¡Alguien no dice la verdad!», le preguntó una periodista a Zaplana. «Es evidente. Yo contesté a todo el que me quiso preguntar, a todo el mundo. Si me hubieran querido preguntar más, me hubieran podido preguntar lo que hubieran querido y el tiempo que hubieran querido».
Igualmente, interrogado respecto a que Pachano no quisiera responder al abogado de Zaplana, éste eludió entrar al detalle. «Bueno, eso interprétenlo como quieran. Ahora está empezando el juicio». «¿Se siente utilizado?», preguntaron los periodistas. «Bah. Nada que nos haya sorprendido. Ni a ustedes, ni a mi». ¿Se siente dolido o traicionado?, se le insistió. «Esto no es una cuestión de sentimientos, sino de aclarar la verdad». Y la última pregunta. ¿Va a cambiar su estrategia de defensa?. «¿Quién?», replicó. Usted, se le aclaró. «¿Por qué habría de cambiar de estrategia de defensa? Muchísimas gracias», zanjó . tó colar como gasto de empresa».
Los áticos de Altea y la «mordida» del puerto.
Una parte de los fondos repatriados de la luxemburguesa Imison International (creada por los Cotino) se integraron en Medlevante (creada por Grau a nombre de Barceló) a través de varias ampliaciones de capital y fueron utilizados para la adquisición de dos áticos en el Puerto deportivo Luis Campomames de Altea. En el registro de la casa de Joaquín Barceló, la Guardia Civil encontró «el contrato de fecha 24 de febrero de 2006, rubricado entre las mercantiles Altea Costa Beach SL y Medlevante SL», con un precio de 812.000 euros (700.000 + 16 % IVA) a pagar en dos plazos. Y la factura emitida por Altea Costa Beach, representada por Lázaro Miguel Oller y Robert-Edgard Bataouche, este último también investigado en el caso Erial. Barceló también entregó «143.373 euros en efectivo» a Roberto Bataouche, según los investigadores. El testaferro de Zaplana admitió la operación.
«Entre las inversiones que se hicieron estaban unos áticos en Altea en los que quería invertir en los años 96 o 97 el señor Zaplana, pero se retrasan. El problema es que al ir a escriturarlos estaban gravados. Y la inversión se perdió», confesó Barceló al tribunal. La trama también intentó hacer caja con la indemnización que la empresa Marina Greenwich SA reclamaba a la Generalitat Valenciana por no haber podido ampliar el puerto deportivo Marina de Campomanes en Altea, según confirmó ayer el propio Barceló.