La matrícula en ingenierías baja a pesar a la gran salida laboral
El rol de los orientadores resulta vital para potenciar algunas especialidades, sobre todo entre las mujeres La dureza de los grados o la falta de vocaciones científicas están tras el desplome, según el IVIE
Los ingenieros gozan de los mejores salarios entre todos los titulados universitarios, tienen las mejores condiciones laborales (contrato indefinido, jornada completa, teletrabajo) y la menor tasa de paro de todas. Y pese a todo, el número de alumnado matriculado es el que más se ha desplomado en la última década en todas las ramas de conocimiento.
Entonces ¿Por qué las carreras con mejores sueldos y condiciones laborales son las que más alumnado pierden? Es lo que trata de responder José Manuel Pastor, catedrático de la Universitat de València (UV) e investigador del Ivie, que presentó recientemente el informe Las contribuciones sociales y económicas de las universidades públicas valencianas.
Pastor expuso el trabajo de varios años frente al conseller y los rectores, e hizo mucho hincapié en este punto. Las vocaciones de las carreras STEM están de capa caída pese a ser los profesionales más demandados por las empresas. No es algo nuevo, de hecho el problema lleva años enquistado e incrementándose, pero las universidades no dan con la tecla.
Para Pastor, hay varias razones que justifican la caída de la matrícula. «Son carreras muy duras, al menos, mucho más que el resto de las ofertadas. El mercado laboral lo premia con una mayor inserción laboral, pero no sé si compensa adecuadamente la dureza».
El informe del IVIE mide la situación laboral de los estudiantes que salieron de la carrera hace cinco años. Para empezar remarca que la media salarial de los valencianos es menor que la del resto de España. Los datos muestran que cuatro de cada diez ingenieros cobran menos de 1.500 euros, a pesar de que prácticamente todos están desempeñando una ocupación «muy cualificada».
CALIDAD DEL EMPLEO El 80% tienen un contrato indefinido (muchos más que en otras ramas de conocimiento) y el 94% trabajan a jornada completa. Además, el informe también destaca «se observan diferencias notables en términos de calidad de empleo de los egresados de las universidades valencianas, con una situación más favorable para las ingenierías».
Para Pastor, una de las herramientas más efectivas para reanimar la matrícula es potenciar el trabajo de los orientadores en los institutos. «El papel de los orientadores es mejorable», explica. Este punto es clave para el desarrollo de los jóvenes por varios motivos. «Cuando llegas a la universidad te has subido en el ascensor social, pero sigue sin haber igualdad de oportunidades, el entorno socioeconómico y la familia del alumno son claves y determinan si llegas a rencias notables en términos de calidad de empleo de los egresaun piso u otro. Un padre sin estudios superiores puede aconsejar peor a un alumno o alumna y los datos están ahí; no gana lo mismo el licenciado que viene de familia de clase baja que el de clase alta, y muchas veces es porque el de clase alta ha sido mejor aconsejado. Ahí es donde tienen que entrar los orientadores, que suplen el papel de las familias para que los niños de clase baja sean bien guiados», argumenta Pastor.
La etapa de Secundaria también es clave para despertar vocaciones del alumnado, por eso es importante trabajar en ella, sode toda España. Antes si tú estudiabas la ESO, por bre todo en las mujeres, ya que las ingenierías están bastante masculinizadas, con alrededor de un 90 % de hombres.
Las universidades valencianas se llegaron a plantear, incluso, fijar precios más bajos para las mujeres en estas carreras, pero finalmente se descartó la idea para apostar por la orientación en los institutos. «Hay mucha falta de información para ellas y para los padres y madres. Por otra parte, se debería explicar que hay muchas ingenierías y que no todas tienen notas de corte altas», cuenta José Manuel Pastor.