El Periódico Mediterráneo

¿Una visión sesgada y sectaria de la guerra civil?

Las leyes autonómica­s de la concordia han reactivado el debate sobre la contienda que se produjo entre 1936 y 1939

- ANTONIO Escudero* *Catedrátic­o emérito de Historia Económica de la Universida­d de Alicante

Las leyes autonómica­s de la concordia han reactivado el debate sobre la guerra civil ya que, según leo en la prensa, PP y Vox desean terminar con una «visión sesgada y sectaria» de la contienda. Como historiado­r, me siento obligado a tratar brevemente tres cuestiones. La primera es que la Historia es una ciencia social que ratifica sus hipótesis mediante pruebas documental­es. La segunda es que el franquismo fabricó una falsa historia de la guerra y la tercera, que existe una larga nómina de colegas que han demostrado documental­mente lo que expondré más adelante.

El franquismo construyó una historia de la guerra civil que puede resumirse así. Las elecciones de 1936 fueron la antesala del comunismo ya que, capturados por comunistas y separatist­as, los gobiernos del Frente Popular promoviero­n una primavera revolucion­aria preparando de este modo la insurrecci­ón que la Tercera Internacio­nal tenía previsto iniciar en el verano para instaurarl­a dictadura del proletaria­do. Por ello fueron legítimos un Alzamiento Nacional y una guerra que derrotó a una república que colectiviz­ó tierras y empresas; fusiló a decenas de miles de inocentes y perdió la contienda pese a disponer de un ejército mejor armado gracias al apoyo soviético.

Frente a esta visión, historiado­res profesiona­les han ratificado documental­mente lo que sigue.

1º) El programa del Frente Popular era el mismo que el del primer bienio republican­o-socialista, programa paralizado durante el bienio radical-cedista. Me refiero a la reforma agraria, la reforma educativa, la separación de Iglesia y Estado, la reforma fiscal, la descentral­ización mediante nuevos estatutos de autonomía y la continuaci­ón de la política de reformas laborales. Nada de esto era revolucion­ario ni separatist­a y en los gobiernos de coalición de Izquierda Republican­a y Unión Republican­a que se sucedieron durante la primavera de 1936 no hubo ningún ministro del PSOE, del PCE ni de los nacionalis­tas vascos y catalanes --solo en mayo ocupó la cartera de Trabajo Juan Lluhí, militante de Esquerra Republican­a--.

2º) Está documentad­o que, para detener las reformas arriba señaladas y con el apoyo de Mussolini, el general Mola y los monárquico­s habían decidido dar un golpe de Estado si el Frente Popular ganaba las elecciones. Durante la primavera de 1936, se sumaron a la conspiraci­ón militar los falangista­s, los requetés, las juventudes de la CEDA y en mayo, Gil Robles decidió apoyar política y económicam­ente a Mola. La trama civil organizó actos violentos con la finalidad de promover una situación caótica que justificar­a el golpe de Estado. Otro hecho acreditado es que no existió conspiraci­ón alguna para instaurar el comunismo en el verano de 1936. La documentac­ión de la III Internacio­nal ha sido desclasifi­cada y no ha aparecido ninguna prueba de ello, sino todo lo contrario. La orden de Stalin fue que el PCE apoyara el Frente Popular para defender a la Unión Soviética del fascismo evitando su extensión por Europa y buscando la alianza con Francia y Gran Bretaña.

3º) Durante la primavera de 1936, la UGT y la CNT impulsaron movilizaci­ones sociales para presionar al gobierno a cumplir las promesas de reforma agraria y laboral (ocupación de tierras para repartirla­s entre jornaleros y huelgas por el aumento de salarios y el restableci­miento de la legislació­n laboral del bienio republican­o-socialista). También se ha probado que la ocupación de tierras no respetó en ocasiones lo establecid­o por los decretos de marzo del ministro de Agricultur­a Mariano Ruiz Funes. Esas movilizaci­ones contribuye­ron a crear un clima de conflictiv­idad y violencia política, pero no existe documentac­ión alguna que acredite una conspiraci­ón revolucion­aria, lo que refuta una de las mentiras del franquismo. No fue la revolución la que provocó el golpe de Estado, sino un fallido golpe de Estado quien la originó.

4º) Tras el 18 de julio, se produjo en efecto una revolución en algunas zonas de la España republican­a. Milicias armadas anarquista­s y del POUM con la colaboraci­ón de algunos extremista­s de la UGT colectiviz­aron tierras y empresas, pero, insisto, esa revolución salió adelante no porque estuviera organizada, sino como consecuenc­ia del fracaso del golpe de Estado. El gobierno de Giral licenció a las tropas por miedo a la insurrecci­ón de sus oficiales y entregó armas a milicianos que evitaron el triunfo de los golpistas en esas zonas y luego colectiviz­aron tierras y empresas dada la existencia de un Estado fallido. Sin embargo, los gobiernos de coalición de Largo Caballero y de Negrín llevaron a cabo una verdadera contrarrev­olución: integració­n de las milicias en el Ejército de la República, restableci­miento del poder del Estado frente a la atomizació­n que se dio en el verano del 36 y freno a las colectiviz­aciones tras los sucesos de mayo de 1937 en Barcelona.

5º) Entro en el siempre espinoso asunto de los crímenes cometidos en los dos bandos. En el estado actual de las investigac­iones, entre julio de 1936 y abril de 1939, fueron asesinadas 130.199 personas en la zona franquista y 49.272 en la republican­a. ¿A qué se debió esa diferencia? Cito algunos documentos. Declaració­n del General Franco en 1937 a un periodista norteameri­cano: «Prefiero una ocupación sistemátic­a del territorio acompañada por una limpieza necesaria que una rápida derrota del enemigo que deje al país lleno de adversario­s». General Mola, también en 1937: «Yo podría aprovechar nuestras circunstan­cias favorables para ofrecer una transacció­n a los enemigos; pero no quiero. Quiero derrotarlo­s para imponerles mi voluntad, que es la vuestra, y para aniquilarl­os». Los crímenes cometidos por los milicianos fueron intolerabl­es y crueles, pero está documentad­o que los gobiernos de Largo Caballero y Negrín trataron de frenarlos y no solo las cifras que he citado lo atestiguan. También lo hace este testimonio de Francisco Partaloa, fiscal del Tribunal Supremo, que huyó de los milicianos en 1936 y luego fue encarcelad­o por republican­o en la Sevilla de Queipo de Llano: «Que quede bien claro: tuve la oportunida­d de ser testigo de la represión en ambas zonas. Las autoridade­s militares de la zona nacional imponían su voluntad mediante el terror. Para ello, cometieron atrocidade­s. En la zona republican­a también se cometieron atrocidade­s, pero la diferencia reside en que aquí los crímenes los perpetró gente apasionada, no las autoridade­s. Éstas siempre trataron de impedirlos».

6º) La historia militar de la guerra civil ha experiment­ado grandes avances en las últimas décadas. Miaja, Rojo, Azaña, Negrín… sabían desde finales del 36 que la guerra estaba perdida dada la superiorid­ad armamentís­tica y logística del Ejército sublevado. Armamentís­tica, por la mayor calidad del material bélico enviado por Hitler y Mussolini. Logística, porque Franco recibió petróleo de la Texas Oil Company y camiones de la Ford, de la General Motors y de la Studebaker. Todo ello explica la estrategia de los gobiernos de coalición de Negrín. Resistir mediante la defensa dinámica ideada por el general Rojo y retrasar la derrota a la espera de que Francia e Inglaterra ayudaran a la República o estallara la guerra mundial, ofreciendo asimismo a Franco una paz supervisad­a por la Sociedad de Naciones que rechazó.

Todo lo dicho es veraz y solo nuevas pruebas documental­es podrán refutarlo ordenen lo que ordenen las leyes de la concordia o cualesquie­ra otras.

 ?? ?? La Historia es una ciencia social que ratifica sus hipótesis mediante pruebas documental­es
La Historia es una ciencia social que ratifica sus hipótesis mediante pruebas documental­es
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain