El VAR reactiva al Real Madrid ante el colista
Hernández Maeso y el videoarbitraje pitan un penalti tras saltarse una falta, anulan al Almería el 1-3 y no ven mano de Vinícius en el 2-2
El Real Madrid se medía al Almería en uno de los partidos más desequilibrados de la Liga. 42 puntos de diferencia habían entre un equipo que solo ha perdido un duelo en casa y otro que aún no ha ganado este curso. Pero el fútbol es tan imprevisible que a los 38 segundos ya ganaba el Almería en el Bernabéu tras marcar Ramazani después de un mal pase de Nacho que los visitantes rentabilizaron. No aparecía el Madrid y el colista se animaba poniendo más actitud que fútbol.
A la media hora la grada pitaba a los madridistas, Ancelotti abroncaba a sus jugadores y Garitano se desvivía en la banda corrigiendo a los suyos. Un partido incómodo para todos. Especialmente cuando en el minuto 42 Edgar enganchaba una volea por la escuadra de Kepa. Dos tiros y dos goles encajados, que desataban el enfado monumental del Bernabéu y el cabreo de un Carletto que se había equivocado al sacar su once titular, totalmente desgastado.
Entonces llegó una segunda parte que se convirtió en ruleta rusa. Y el árbitro, Hernández Maeso (35 años), se animó a participar en el circo en el que se transformó el choque. Ancelotti tocó a rebato con Brahim, Joselu y Fran García. Jugadores más eléctricos y menos titulares para desatar el encuentro. Y lo consiguió, con la complicidad del colegiado, que estuvo más tiempo pendiente del VAR que de lo que pasaba en el césped.
PENALTI El cabreo del Almería comenzó con un penalti inverosímil que Bellingham convirtió en el 1-2 por una mano complicada de ver obviando de paso una falta clamorosa de Rudiger, cuanto menos. Después el videoarbitraje anuló un gol a Arribas, que habría sido el 1-3, por una falta en el inicio de la jugada a Bellingham que fue clara y que el árbitro no señaló para complicarse la vida luego acudiendo a la pantalla para anularlo. Y siguió el teatrillo, el empate a dos de Vinícius se llenó de suspense por una posible mano del brasileño. El banquillo del Almería estaba al borde de un ataque de nervios por la bochornosa dirección del colegiado. Los 11 minutos de descuento prolongaron la agonía andaluza para concluir con un gol postrero de Carvajal que consumaba la remontada blanca.