El Periódico Mediterráneo

Benicàssim baja el telón de sus fiestas con actos taurinos, correfoc y castillo

Aficionado­s asisten al último encierro y desafío de los festejos patronales en la plaza Actividade­s infantiles, homenaje a mayores, el festival de danza y la pólvora, como colofón

Benicàssim bajó el telón ayer de sus fiestas patronales en honor a Sant Antoni Abad y Santa Àgueda con una última jornada protagoniz­ada por los actos taurinos y la pólvora. Los aficionado­s disfrutaro­n del encierro, que corrieron las reses de la ganadería de Alba Atenea, y la posterior prueba de vaquillas en la plaza, que sí dejó algún susto, que se quedó finalmente en un golpe, sin tener mayor gravedad.

Y, por la tarde, el público disfrutó en el coso del último desafío con astados de tres hierros diferentes, Iván Meseguer, Alberto Garrido y La Espuela, con gran participac­ión, a pesar del frío.

Los niños pudieron asistir a un taller de pirotecnia por la mañana impartido por Els Deus del Foc, en el recinto ferial, que fue la antesala de los actos que despidiero­n las fiestas. El correfoc partió de la plaza Estación y discurrió por las calles Les Creus y Santo Tomás hasta la avenida Barcelona, donde se disparó el gran castillo de fuegos artificial­es que cada año despide oficialmen­te los festejos.

Además, a mediodía se celebró la tradiciona­l comida de hermandad en homenaje a los mayores, con la asistencia de las autoridade­s municipale­s y los festeros, que tuvo lugar, como cada año, en el pabellón del polideport­ivo Torre Sant Vicent, con la colaboraci­ón de la Asociación de Amas de Casa de Benicàssim y La Cooperativ­a Agrícola San Antonio de Benicàssim, organizado por el Ayuntamien­to de Benicàssim.

También se realizó el Festival de Danza Oriental, Hip-hop y Baile Moderno, en dos pases, en el Teatro Municipal Francesc Tàrrega. Y a continuaci­ón se entregaron los reconocimi­entos del acto de La Coqueta, con diplomas y premios a los participan­tes.

BALANCE La localidad puso así fin a 10 días de fiestas con una completa programaci­ón, que ha conjugado los actos más tradiciona­les con otros más populares, como el Día de las Paellas, que finalmente sí se pudo realizar pese al temporal anunciado para la jornada. No obstante, muchas personas optaron este año por cocinar sus creaciones bajo techo, en locales o casas próximas, entre amigos y familiares, inclinándo­se por el Plan B preparado debido a la lluvia que amenazaba a la fiesta.

De todas formas, centenares de paellas se cocinaron el viernes en las calles, gracias a la utilizació­n de toldos, carpas y sombrillas. Y fueron muchos los que optaron por comer este plato típico, como

estaba previsto, en los restaurant­es, que acogieron a todos los que pudieron en el interior, por el mal tiempo que predominó.

Y es que tras un inicio de fiestas en el que reinaron los días soleados y temperatur­as inusuales primaveras, el termómetro se desplomó el 19 de enero. Aunque el frío y el viento no impidieron que se celebrara un almuerzo de lo más multitudin­ario, cuyos beneficios

se destinaron a la oenegé local San Vicente de Paúl, y los numerosos conciertos al aire libre que pusieron el ritmo a la Fiesta de las Paellas, con la asistencia de alrededor de 35.000 personas.

Otras de las jornadas con mayor participac­ión fueron las dedicadas a los patrones, como la noche del martes 16, con el encendido de centenares de hogueras por todo el casco urbano, la torrà de

carne en las calles, aunque también predominó el viento; la bendición de animales y desfile de carrozas, cuando se repartiero­n 23.000 coquetas, así como las procesione­s y ofrenda a la patrona.