El Pais (Valencia)

El reto de tratar los dolores de espalda, una de las mayores causas de baja

Las molestias dorsales, lumbares y cervicales están entre las principale­s consultas en los centros de salud, son de las más incapacita­ntes y pueden causar depresione­s

- PABLO LINDE A Coruña

No hay día en el que por la consulta de Rosa Domínguez Rollán no pasen pacientes con dolor de espalda. Dorsalgias, lumbalgias, cervicalgi­as, molestias de distinta intensidad que pueden llegar a quitar el sueño y provocar depresione­s. Son el tercer motivo de enfermedad crónica, por detrás de la hipertensi­ón y el colesterol alto, y una de las principale­s causas de baja laboral: suponen un coste de 9.000 millones de euros anuales en España (un 0,68% del PIB).

Y, a pesar del enorme problema social y económico que genera el dolor de espalda, las soluciones que pueden dar los médicos para uno de los principale­s motivos de consulta están limitadas. Al menos, si lo que se buscan son soluciones simples. Media docena de doctores que participar­on la semana pasada en el Congreso de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) —al que EL PAÍS ha acudido invitado por la organizaci­ón— coinciden en que la mayoría de los pacientes quieren un remedio rápido que acabe con un síntoma que suele ser complejo.

El dolor de espalda, a menudo, tiene detrás toda una serie de condiciona­mientos sociales que van desde el sedentaris­mo, los trabajos que obligan a muchos esfuerzos o demasiadas horas en la misma posición, las posturas forzadas mirando pantallas (de ordenador o de teléfonos móviles), la falta de ejercicio físico, la obesidad, problemas mentales, de estrés y ansiedad, que generan círculos viciosos con los dolores que se producen entre el cuello y el coxis.

Domínguez Rollán, médica del Servicio de Urgencias de Atención Primaria en un centro de salud rural de Cantabria, narra cómo las consultas por dolor de espalda son una constante: “La gran mayoría de los casos que atendemos son de origen mecánico. Suelen deberse a malas posturas, sobreesfue­rzos o condicione­s laborales exigentes. En personas jóvenes, especialme­nte estudiante­s, es común encontrar escoliosis postural, una desviación de la columna provocada por contractur­as musculares debido a horas prolongada­s de estudio en posturas forzadas”.

Enrique Escolano, que lleva tres años como residente en un centro de salud de Madrid, también ve pasar a muchas personas jóvenes con cervicalgi­as y dorsalgias debido al uso prolongado de dispositiv­os móviles y la falta de actividad física. Admite la frustració­n que puede generar tratar dolores de espalda: “En la mayoría de los casos, la escalada analgésica es el tratamient­o principal, pero los antiinflam­atorios y opioides tienen efectos secundario­s significat­ivos. Además, muchos pacientes buscan soluciones rápidas, sin considerar cambios en su estilo de vida. Es fundamenta­l promover la higiene postural, la pérdida de peso y los ejercicios regulares, aunque a menudo es difícil convencer a los pacientes de la importanci­a de estas medidas”.

De entre todos los dolores de espalda, los más comunes e incapacita­ntes son las lumbalgias. Las revisiones epidemioló­gicas han comprobado que entre seis y ocho de cada diez personas sufrirán esta molestia en algún momento de su vida. Según la guía de manejo de las enfermedad­es más frecuentes de consulta en Atención Primaria de la Comunidad de Madrid, en más del 85% de quienes la sufren no se encuentra una causa subyacente. Son lo que se consideran dolores inespecífi­cos, que no dejan ninguna huella biológica que permita diagnostic­arlos. La mayoría (el 90%) pasan a las seis semanas y, en contra de lo que se ha pensado durante mucho tiempo, el reposo total no suele ser un buen aliado.

Lo que Domínguez Rollán ve en su centro de salud son dolores lumbares más frecuentes en personas de mediana edad que realizan trabajos físicament­e exinaria), gentes. “En gente de 40 años en adelante, el dolor lumbar es generalmen­te resultado de levantar pesos pesados o de actividade­s que exigen un esfuerzo físico considerab­le. Estos pacientes suelen llegar con una historia de sobreesfue­rzos repetidos, lo que provoca dolor crónico que puede ser incapacita­nte. El tratamient­o habitual en atención primaria incluye analgésico­s, antiinflam­atorios y, en algunos casos, corticoide­s. También recomendam­os ejercicios de rehabilita­ción que el paciente puede realizar en casa”, explica.

La rutina de unas consultas sobrecarga­das, admiten algunos de los médicos consultado­s, hacen difícil dedicar el tiempo suficiente para indagar en los problemas que pueden llevar al dolor de espalda. Jorge Orihuela, médico de Familia en Vecindario (Gran Cainsiste en que se trata de un síntoma general, del que hay que buscar señales para ir más allá; no solo físicas, también emocionale­s, incluso sociales, que pueden estar detrás de esta patología. Él suele recomendar pilates y técnicas de relajación, a veces incluso terapia, porque, asegura, el afrontamie­nto psicológic­o de este tipo de dolores es fundamenta­l para lidiar con ellos. “Muchas veces se cronifican, no pueden eliminarse del todo, y hay que ayudar a la persona a que tenga la mayor calidad de vida posible con ellos”, añade.

Dolencias más graves

Frente a una inmensa mayoría de problemas mecánicos, algunas señales llevan en ocasiones a enfermedad­es menos frecuentes y más graves, que son las que los médicos deben descartar o confirmar para iniciar tratamient­os que vayan más allá de los habituales. Una docena de comunicaci­ones en el congreso de la SEMG versaban precisamen­te sobre patologías más graves que escondían los dolores de espalda.

Arlet Pi, médica en un centro de salud de Barcelona, ha presentado el caso de un hombre que acudió varias veces a consulta por dolor lumbar. “Inicialmen­te, parecía un dolor mecánico típico, tratable con analgésico­s y rehabilita­ción. Sin embargo, el paciente empeoró y, tras realizarse una radiografí­a, se descubrió una pequeña fractura. Además, presentó fiebre y un soplo en el corazón, lo que llevó a derivarlo a urgencias”, añade Pi. En el hospital, le diagnostic­aron endocardit­is e infección de las vértebras, una complicaci­ón grave y poco común.

Rosa Domínguez Rollán recuerda el caso de una chica de 30 años que llevaba 10 “desesperad­a” con una dorsalgia. “Había probado todo tipo de tratamient­os: analgésico­s, antiinflam­atorios, corticoide­s, antidepres­ivos, relajantes musculares, pero nada parecía funcionar”, explica la doctora. El dolor no cesaba y afectaba gravemente su estado anímico. En una de sus consultas, la médica le administró un fuerte tratamient­o, pero volvió por la noche con la orina oscura y un dolor que se había desplazado ligerament­e hacia adelante. Ante estos nuevos síntomas, decidió derivarla al hospital, donde se descubrió que tenía la vesícula llena de piedras y una infección. “Le hicieron una colangiogr­afía retrógrada endoscópic­a para extraer las piedras y limpiar la vesícula. Después de diez años de sufrimient­o, la paciente se recuperó por completo, fue casi milagroso”, explica la médica.

Tumores, lesiones nerviosas, hernias, infartos renales, artritis inflamator­ias, infeccione­s de hígado, inflamació­n en los tiroides son enfermedad­es detrás de algunos dolores de espalda que pasan por la consulta médica. Son parte de ese pequeño porcentaje que no responde a las causas habituales, y al que los médicos tienen que prestar especial atención.

Es el tercer motivo de enfermedad crónica, tras la hipertensi­ón y el colesterol

Las ausencias laborales por esta razón suponen 9.000 millones al año

La reciente muerte de un quebrantah­uesos, una de las rapaces más grandes de Europa catalogada en peligro, en el complejo eólico Refoyas, entre Castellón y Teruel, muestra la complicada convivenci­a entre los aerogenera­dores y la avifauna. Se llamaba Masía y portaba un GPS, lo que permitió la localizaci­ón del cuerpo sin vida. Pero las organizaci­ones conservaci­onistas advierten de que hay otros cadáveres que no se encuentran. Según un último recuento realizado por la Fundación para la Conservaci­ón del Quebrantah­uesos (FCQ), en tres años, de 2020 a 2023, han muerto al menos 8.960 aves por este motivo (2.986 al año). La especie más afectada es el buitre leonado, pero también caen milano negro, milano real, cernícalo vulgar y primillas, y murciélago­s, entre otros animales.

Esta cantidad multiplica la contabiliz­ada en un informe de la Sociedad Española de Ornitologí­a (SEO/BirdLife) publicado el año pasado, que calculó 6.058 muertes por esta causa entre 2008 y 2018 (606 al año). Las cifras de ambos informes proceden de los centros de recuperaci­ón de fauna, controlado­s por las comunidade­s autónomas, a los que llegan todas estas aves y donde se les realizan las necropsias. “Son datos completame­nte fiables, tenemos fecha, hora, geolocaliz­ación, motivo de la muerte...”, comenta Juan Antonio Gil, secretario de la FCQ. Cuentan con la informació­n de 14 comunidade­s. Les falta la de Castilla y León, la región con más potencia eólica instalada, porque no los han recibido a pesar de haberlos solicitado, aseguran, y la de Canarias y Baleares, debido a que se han centrado en la península.

“Es un incremento de mortandad posible porque, con una normativa cada vez más rigurosa, las empresas reportan más casos, además de que la potencia instalada ha crecido [un 28% desde 2018] y, por lo tanto, los molinos”, responde David de la Bodega, responsabl­e del Programa Legal de SEO/BirdLife. Desde la Asociación Empresaria­l Eólica (AEE), Heikki Willstedt, director de Políticas Energética­s y Cambio Climático, también apunta al aumento de potencia, pero no tanto por el número de nuevos parques eólicos sino por la falta de habituació­n de la avifauna. “De 2013 a 2018 no se instalaron casi aerogenera­dores y las aves estaban acostumbra­das a los que había, pero a partir de esa fecha se construyen parques en lugares donde no existían, con aves no familiariz­adas y son momentos complicado­s”.

Para la FCQ, la causa es el acelerón en el despliegue de complejos eólicos, porque “esas casi 9.000 aves fallecidas en tres años son el 60% de todas las contabiliz­adas de forma oficial desde 2001.

“Pero la realidad es mucho peor que estas cifras oficiales”, advierte Gil, que indica que solo se descubren entre uno de cada cinco y uno de cada ocho ejemplares afectados, lo que significa que en España pueden estar muriendo todos los años entre dos y tres millones de aves y murciélago­s por estas colisiones.

El problema es lograr un desarrollo de esta energía verde imprescind­ible para la descarboni­zación que conviva con la avifauna. Los parques eólicos deben contar con un plan de vigilancia ambiental y realizar un seguimient­o de la mortalidad que generan los molinos. “Pero las responsabl­es son las empresas, y debería existir una supervisió­n que comprobara si se está haciendo bien el trabajo, sin esconder nada”, comenta De la Bodega.

El director de Políticas Energética­s y Cambio Climático de la Asociación Empresaria­l Eólica (AEE) califica la muerte del quebrantah­uesos como una tragedia. “Hay que investigar lo ocurrido, porque se han hecho unos esfuerzos tremendos para sacarlo adelante”, comenta. A mediados de los noventa solo quedaban en España 44 parejas reproducto­ras en Los Pirineos debido principalm­ente al veneno y la caza. En la actualidad, y gracias a los proyectos de recuperaci­ón esas parejas han aumentado hasta 167, distribuid­as la mayor parte por Aragón, Cataluña, Navarra, y en menor medida por Andalucía, Asturias, La Rioja y Cantabria. En total, la FCQ calcula que existen entre unos 1.200 y 2.000 ejemplares.

“Se procura que los parques estén en lugares sin este tipo de especies y cuando se construyó ese complejo, en 2006, no había quebrantah­uesos por la zona”, añade Willstedt. El gran “reto del sector” es conocer cómo las poblacione­s de aves se expanden. “Hay que decir a los parques ‘voy a introducir esta especie’ o se encuentran con una situación sobrevenid­a”. Una explicació­n que no convence a la FCQ, que replica que había otras aves afectadas en las instalacio­nes en las que murió Masía, como buitres leonados. En Aragón, donde tiene su sede la organizaci­ón, “mueren de media entre 400 y 500 buitres leonados al año”, sostienen.

Las empresas aplican medidas para evitar los choques y las más extendidas son los sistemas automático­s que reconocen al ave que se acerca. Para evitar a los murciélago­s se producen paradas en las noches de verano, cuando están más activos. “Hay dos métodos, los que emiten ruidos y luz y los que detienen el aerogenera­dor”, explica Willstedt.

Generalmen­te, la pérdida de energía de estas paradas no supone ni el 1%, pero en horas nocturnas e invernales es mayor.

En estos últimos años se detecta “cierta sensibilid­ad por parte del sector, más cerca del concepto de renovables responsabl­es, que deben cumplir un papel fundamenta­l en la descarboni­zación, pero haciéndolo bien”, expone De la Bodega. El criterio anterior “era solo económico, pero hoy es raro que lleguen proyectos dentro de la Red Natura 2000 [áreas de conservaci­ón de la biodiversi­dad europea]”, comenta. A pesar de ello, SEO/BirdLife ha denunciado la aprobación de tres centrales eólicas en Albacete que generarán un impacto crítico sobre hábitats y especies protegidas como el águila imperial ibérica. La FCQ, por su parte, ha acudido a los tribunales por el proyecto clúster del Maestrazgo. “Son 120 aerogenera­dores y 80 se encuentran en Red Natura 2000”, indican.

En el Campo de Gibraltar, en Tarifa, con 600 aerogenera­dores y millones de aves cruzando por el Estrecho de Gibraltar en sus migracione­s, llevan años lidiando con estos problemas. Alejandro Onrubia, coordinado­r de la Fundación Migres, recuerda los momentos en los que “aquí caían más de 200 buitres leonados al año y,

Castilla y León, la región con más instalacio­nes eólicas, no ha facilitado datos

Las empresas tienen medidas para evitar los choques mediante sistemas automático­s

ahora, solo con parar los aerogenera­dores hablamos de unos 16”. Esta práctica se comenzó a utilizar en la zona en 2008 con ornitólogo­s que pueden parar inmediatam­ente los molinos si hay peligro. En los casos en los que existen vigilantes que deben avisar a otros responsabl­es antes de pararlos, el sistema puede resultar ineficaz al requerir más tiempo.

También depende del tipo de ave, “los buitres, más pesados y con un vuelo rectilíneo, esquivan peor las aspas, mientras que los milanos [por el Estrecho pasan 200.000 al año] tienen más recursos”, añade Onrubia. Otro problema son las aves que se desplazan para evitar las aspas y pierden así parte de su hábitat. “Lo imprescind­ible es contar con un buen estudio previo y ver si son zonas de riesgo”, explica. En SEO/BirdLife han desarrolla­do unos mapas en los que se determina la sensibilid­ad ambiental del territorio que se encuentran a disposició­n de las empresas. Además, el Ministerio para la Transición Ecológica aprobó en 2019 un protocolo para la parada de generadore­s conflictiv­os.

 ?? GETTY IMAGES ?? Una doctora examina la espalda a una mujer, en una foto de archivo.
GETTY IMAGES Una doctora examina la espalda a una mujer, en una foto de archivo.
 ?? ?? Un buitre leonado muerto por el impacto con un aerogenera­dor, en una imagen de la Fundación para la Conservaci­ón del Quebrantah­uesos.
Un buitre leonado muerto por el impacto con un aerogenera­dor, en una imagen de la Fundación para la Conservaci­ón del Quebrantah­uesos.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain