El Banco de España advierte del riesgo de elevar el coste del despido improcedente
El supervisor ve una mayor rotación de los fijos discontinuos y de los indefinidos
El Banco de España lanza una advertencia sobre los riesgos de tocar el despido improcedente, como pide el Comité Europeo de Derecho Sociales. Si se elevan las indemnizaciones para hacerlas disuasorias y reparativas teniendo en cuenta las circunstancias individuales, habría que ir caso por caso para calcular la cuantía, lo que “aumentaría, previsiblemente, la conflictividad judicial por despidos y la incertidumbre, y el coste de dichos procesos, con potenciales efectos negativos sobre el empleo”, sostiene el organismo supervisor.
Este explica que el 75% de los despidos son declarados improcedentes o nulos en sentencia judicial. De ahí que el banco inste a que se clarifiquen las causas del despido para que pueda utilizarse el procedente, que tiene una indemnización alta si se compara con los países de la OCDE. Máxime cuando la economía española se enfrenta a cambios y reasignaciones importantes en el mercado laboral por la tecnología y el envejecimiento que, en opinión del supervisor, no habría que obstaculizar. Y para ello es además esencial cambiar las políticas de formación e intermediación, que ayudan a mejorar la empleabilidad de los trabajadores de mayor edad y a reciclarse en un momento de transformaciones tecnológicas.
El banco dedica un capítulo de su informe anual al mercado laboral. El empleo ha mostrado un gran vigor en España, si bien está generalizado en todas las economías, recuerda la institución. Parte de este dinamismo se debe al aumento del sector público por la pandemia y al retorno de la inmigración. Los foráneos han supuesto la mitad del millón de empleos creados desde principios de 2022. Y los salarios han crecido por encima de lo fijado en los convenios: frente a 2019 crecen un 16,9% sin descontar la inflación y un 1,2% en términos reales. Sin embargo, esta buena evolución, que en su mayor parte se debe al sector privado, se ha visto acompañada de unos datos de productividad muy pobres, lo que ha hecho que los costes laborales por unidad producida suban con intensidad. Este encarecimiento podría suponer un riesgo para la competitividad, de mantenerse, advierte el organismo supervisor. Y aunque el mercado laboral esté exhibiendo una gran fortaleza, España sigue padeciendo una tasa de paro que duplica la media de la UE. El banco señala que este desempleo coexiste además con señales de tensionamiento en el mercado laboral similares a las que hay en Europa. Las encuestas que hace la institución a empresas indican que un 40% de ellas sufre una limitación a la actividad por la falta de mano de obra.
Y estas tendencias recientes se van a enfrentar al impacto de las nuevas tecnologías y el envejecimiento de la población. De hecho, se constata en España y en toda Europa un fuerte aumento del personal técnico y de actividades intelectuales y profesionales. Los perfiles que se precisan cambian y se crean nuevos empleos, pero también puede haber desplazamientos de trabajadores.
En un contexto de paro elevado, es importante repensar las políticas de empleo, dice el banco. Entre otras cosas, el supervisor recomienda impulsar la coordinación entre políticas activas y pasivas: es decir, que la prestación esté condicionada y ligada a la formación para recolocar al parado. Y que haya incentivos para esa reinserción. Estas iniciativas sí que estaban en parte incorporadas en la reforma de los subsidios que cayó en el Congreso y que todavía hay que aprobar para cumplir con el cuarto pago de fondos europeos.
En cuanto a la reducción de jornada que plantea el Ejecutivo, el banco señala que hay que hacerla con flexibilidad para tener en cuenta las circunstancias de cada sector y empresa. El organismo subraya sobre todo que la jornada ha estado bajando de forma natural cuando aumenta la productividad. Y esa es la receta que en el fondo prescribe: no es reduciendo la jornada como aumenta la productividad, sino que aumentando primero la productividad es como se puede rebajar la jornada y a la vez subir salarios.
Respecto a la reforma laboral, el banco señala que ha sido un éxito en la medida en que ha reducido sensiblemente la temporalidad del sector privado. También ha conseguido bajar algo la rotación en el empleo, pero en mucha menor medida, debido a los fijos discontinuos y a la menor duración ahora del indefinido. Según los datos, los fijos discontinuos se están utilizando como temporales. Es más: presentan incluso una rotación
El país sigue con una tasa de desempleo que duplica la media de la UE
mayor que los temporales antes de la reforma. Y además, los contratos fijos tienen ahora una mortalidad mayor que antes marzo de 2022, recalca. Lo que quizás se deba a que el proceso de aprendizaje para ver si el trabajador se adecúa al puesto se haga ahora más con el indefinido.
Ciclo al alza
Pese a que ha mejorado ligeramente la estabilidad en el empleo, se sigue estando lejos de las medias europeas, concluye el informe anual. La probabilidad de que el empleo desaparezca sigue siendo bastante mayor que en el promedio europeo. Y la tasa de rotación continúa siendo más alta. Otras métricas que miden la inestabilidad en el empleo apenas han cambiado, como los patrones de creación y destrucción de puestos. Eso sí: el miedo que había a que afectase a la flexibilidad del mercado laboral y perjudicase al empleo no se ha materializado en un contexto de ciclo al alza.
El banco destaca también que desde 1990 se ha generalizado en todas las economías avanzadas la tendencia de que la productividad crezca más que los salarios. Esta obedece a factores como la globalización, los cambios tecnológicos y sectoriales, el mayor peso de las inversiones en tecnología respecto al trabajo, la incorporación de la mujer y los inmigrantes o el mayor poder de negociación de las empresas.
El organismo pide ligar la prestación a la formación para recolocar al parado
La UE enterró ayer las viejas reglas fiscales que se escribieron durante la crisis financiera y alumbró unas nuevas. El Parlamento Europeo respaldó con una mayoría bastante holgada el acuerdo al que llegaron los Estados miembros en el Consejo de la UE de febrero. Apenas restan ya un par de pasos formales, que se van a dar en los próximos días. Por tanto, los nuevos Presupuestos nacionales para 2025, que se empiezan a elaborar en unas semanas, se guiarán por unas nuevas formas que persiguen el complicado equilibrio de reducir la montaña de deuda acumulada para afrontar las crisis sistémicas sufridas (financiera, pandemia e invasión de Ucrania) mientras mantiene la inversión pública para lograr los objetivos de descarbonización, impulso de la tecnología y el refuerzo de defensa.
Con las nuevas normas, los Estados cuyo déficit público rebase el 3% del PIB y con una deuda superior al 60% del producto interior bruto tendrán que iniciar una senda de ajuste que les conduzca a reducir su endeudamiento. Esta hoja de ruta de ajustes podrá adaptarse, con matices, a sus circunstancias. No obstante, deberán respetar también unos objetivos y salvaguardas fiscales comunes —una exigencia alemana durante la negociación de los textos legales—. Esto último ha sido, precisamente, el punto que más críticas ha levantado entre algunos de los detractores de esta nueva regulación. Lograr unas normas presupuestarias más “realistas y creíbles” fue el eslogan con el que se retomó el camino de reforma hace más de tres años. La necesidad de reformar las reglas aprobadas en la década pasada, que fueron la herramienta rigurosa de la austeridad, que lastró por años la salida europea de la Gran Recesión, fue admitida a comienzos de la legislatura europea (2019). La rueda se puso en marcha pronto, pero la pandemia obligó a frenar. A cambio, se suspendieron las normas vigentes para que los Estados pudieran endeudarse. La clave de la nueva regulación está en una regla de gasto que el Estado con desequilibrios y la Comisión negociarán en el plan de ajuste, que comprenderá cuatro años con posibilidad de llegar a siete.