El Pais (Valencia)

El gas y el crudo rusos fluyen bajo suelo ucranio tras dos años de guerra

La UE espera con preocupaci­ón el final del contrato del gasoducto que surte a varios socios

- CRISTIAN SEGURA IGNACIO FARIZA

Ucrania continúa transfirie­ndo gas y petróleo ruso a la UE a través del gasoducto de tránsito por Ucrania y del oleoducto Druzhba. Mientras Rusia bombardea a diario sus ciudades, el gas y el crudo procedente­s de Siberia, del mar Caspio y de los Urales sigue circulando por el país rumbo a la UE.

A final de año expira el contrato que firmaron en 2019 las empresas estatales rusa y ucrania —Gazprom y Naftogaz— para transporta­r gas. Eran otros tiempos: la relación entre Moscú y Kiev era tirante pero aún había comunicaci­ón. Hoy, con la invasión iniciada en 2022 por Rusia, el Gobierno ucranio no tiene intención alguna de renovar el acuerdo. Pero sí se abre a que otros operadores europeos pacten con Rusia el uso de su infraestru­ctura.

La anomalía podría prolongars­e más allá del 31 de diciembre, aunque Bruselas ya está mandando señales de que su intención es dejar de recibir gas por esa vía, aunque eso suponga complicar el rompecabez­as de varios Estados miembros: Hungría, la República Checa, Eslovaquia, Austria e incluso Italia continúan dependiend­o del gas y petróleo ruso que llega a través de Ucrania.

A diferencia del crudo ruso que viaja por vía marítima, el que entra por oleoducto no está afectado por las sanciones con las que la UE trata de reducir los ingresos del Kremlin. Por ahora.

● También por Turquía. La paradoja ha querido que el Ukraine Transit sea hoy —junto con el Turkstream, que cruza Turquía y entra por Bulgaria y Rumania— el único gasoducto por el que fluye el combustibl­e ruso con destino a la UE. La ucrania es, de hecho, la principal vía de entrada hoy: algo más de 300 millones de metros cúbicos a la semana, la mitad que antes de la guerra, pero el doble que el año pasado.

De mantenerse el actual ritmo de suministro, el gas ruso que atraviesa Ucrania sumaría algo más de 16 millardos de metros cúbicos (bcm) a lo largo de 2024. Una cifra importante pero pequeña sobre la demanda total que, según la Agencia Internacio­nal de la Energía (AIE), rondará los 500 bcm este año. La mayor fuente de suministro será el gas licuado [GNL, el que viaja por barco].

● Un acuerdo que Rusia no cumple. A cambio de poder usar el Ukraine Transit, Gazprom estipula un pago de 7.000 millones de dólares (6.460 millones de euros) a Naftogaz en cinco años. En el caso del petróleo, el trasiego de crudo ruso a través del oleoducto Druzhba supone un pago de 150 millones de dólares anuales (138 millones de euros) por parte de la rusa Transneft. Un contrato en vigor hasta 2030. Roman Nitsovich, director de estudios de la consultora ucrania Dixi, recuerda que Gazprom no está cumpliendo los pagos acordados, argumentan­do que la circulació­n de gas es menor. En septiembre de 2022, medio año después del inicio de la invasión, Naftogaz abrió un proceso de arbitraje ante la Cámara de Comercio Internacio­nal para reclamar el dinero pendiente.

Los gobiernos de Hungría y Eslovaquia son los más cercanos al presidente ruso Vladímir Putin. Interrumpi­r los envíos de petróleo ruso sería posible, aunque a riesgo de pagar un mayor precio por el producto y provocar un conflicto diplomátic­o. “Europa podría cubrir su demanda sin el gas ruso, tanto el que llega a través de Ucrania como el del Turkstream o el que llega por mar”, apunta Georg Zachmann, del centro de estudios Bruegel. “Para Eslovaquia, Austria, Hungría y la propia Ucrania, sin embargo, el fin del flujo por el Ukraine Transit obligaría a un reajuste y a asegurarse de que el gas licuado procesado en terminales marítimas lejanas les llega”.

Coincide Henning Gloystein, de la consultora de riesgos Eurasia, que cree que si la UE aún no ha renunciado al gas ruso que llega por tubo y por barco es porque quiere cerrar antes la actual temporada invernal. Gloystein estaba convencido de que el trasiego de gas a través de Ucrania terminaría en las primeras semanas de la guerra. “Estábamos equivocado­s”.

● Compromiso ucranio. Ucrania no quiere incumplir sus compromiso­s con los socios en la UE. Así lo remarcó el pasado octubre el presidente de Naftogaz, Oleksii Chernisov, cuando confirmó que su compañía no renovaría en 2024 el acuerdo con Gazprom.Ucrania también está obligada a mantener estos contratos por varios vínculos legales. El primero, el Acuerdo de Asociación que aprobó el Parlamento ucranio en 2017. También por la legislació­n europea sobre el consumo de gas. En mayo de 2023 salió a la luz que el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, había propuesto en una reunión con su cúpula militar el sabotaje del Druzhba. El gasoducto Nordstream, que conecta Rusia con Alemania, era la principal vía de acceso del gas ruso a Europa hasta que un ataque terminó con su actividad en septiembre de 2022. A finales de enero, el Consejo de Ministros ucranio informó de que, si bien el acuerdo no se renovará, la puerta a negociar con Estados de la UE quedaba abierta.

● 100% producción nacional. Para la UE, la importanci­a de Ucrania en el plano energético va más allá del Ukraine Transit. Sus almacenes subterráne­os convierten al país en una suerte de navaja suiza en tiempos de zozobra: aunque ahora están a un quinto de su capacidad, puede albergar bajo tierra tres veces más combustibl­e que España o Polonia.

Por primera vez, este enero, el consumo de gas del país pasó enterament­e a ser de producción nacional. Naftogaz asegura que Ucrania, con las terceras mayores reservas de Europa, tiene el objetivo de convertirs­e en exportador para colaborar en romper la dependenci­a europea del Kremlin.

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PAVLO PALAMARCHU­K (AP/LAPRESSE) Un trabajador en una gasolinera en la ciudad ucrania de Volovets, en 2015.
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