Te doy mis ojos
Iciar Bollain
Parece muy tarde porque ya es de noche y una mujer aterrorizada sale huyendo de su propio hogar, con su hijo en brazos y en zapatillas. Es el símbolo de lo doméstico y privado asaltando otro demasiado ajeno: un ámbito público, el de hace 20 años, que apenas empezaba a nombrar y visibilizar realidades cotidianas que, como el de la violencia de género, atravesaban nuestras vidas. Así arranca Te doy mis ojos, una película que en el año 2003 le valió el Goya a su directora, Iciar Bollain, convirtiéndola en la segunda mujer que lo conseguía en las 17 ediciones celebradas hasta entonces. Pero Te doy mis ojos fue mucho más que una película sobre la violencia de género. Supo captar todas las resonancias narrativas de esa realidad alejándose de cualquier moda o cliché político. El resultado es el retrato conmovedor y sutil de la historia de Antonio y Pilar, interpretados magistralmente por Luis Tosar y Laia Marull, una pareja de clase media de provincias tan común como sus nombres y el entorno que los rodea, la sociedad de entonces. Todos ellos componen un mosaico de perspectivas donde cada uno cuenta su verdad.
Antonio experimenta el camino hacia la libertad elegido por su esposa como un campo de minas de su propia autoestima. Mientras se muestra cada vez más perdido, desconectado de sus propias emociones y yendo a terapia solo para hacer que Pilar vuelva, ella comienza a descubrir un mundo nuevo y a contemplarlo desde una mirada cada vez más engranada a su propio deseo. La película es la historia de esos viajes tan dispares de sendos personajes, de la ira que desata la vulnerabilidad mal entendida, y de un entorno social que aún escondía los códigos de ese terror. Con la tensión vibrante entre lo que se muestra y se intuye, Bollain lo presenta sin recrearse en ella, utilizando todas las técnicas narrativas para hacer el mejor cine: el que consigue involucrarnos a todos.