El Pais (Valencia)

Hasta la cocina con Ana Pontón

La candidata del BNG, segunda en los sondeos, reivindica la política gallega frente a “las batallitas de Madrid”

- JACOBO GARCÍA, Chorente

La aldea de Chorente, en Sarria (Lugo), a 125 kilómetros de Santiago, tiene siete casas, una iglesia, dos feos hórreos de ladrillo y cuatro vecinos. Dos de ellos son Aurita y Luis, los padres de Ana Pontón, la candidata que por primera vez en la historia del Bloque Nacionalis­ta Galego (BNG) tiene posibilida­des de convertirs­e en presidenta tras las elecciones del 18 de febrero.

La candidata a la Xunta organizó su primer acto de campaña en la casa donde creció, y ni con sus padres delante, o precisamen­te por eso, se salió de un guion que parece escrito en la cocina junto a ellos. Pontón repitió las ideas centrales de un mensaje que coge fuerza con el paso de los días: “por primera vez una mujer puede ser presidenta”, “soplan aires de cambio”, “quieren convertir a Galicia en una prolongaci­ón de las batallitas de Madrid” o, la estrella de todas ellas, “soy la única con las manos libres frente a los partidos estatales”.

“Me gusta empezar la campaña aquí porque aquí están los valores del esfuerzo, del trabajo y de las mujeres que lucharon por la igualdad”, dijo en una casa que solo puede ser gallega: la cocina es más grande que el salón, la matanza reúne a más gente que Navidad y la entrada está decorada con fotos de hijos haciendo la comunión o cumpliendo el servicio militar. La candidata demostró que no hay trampa ni cartón en su origen.

De tono suave, Pontón podría insultar gravemente a alguien sin que este se sintiera ofendido. Es la candidata más valorada en unas encuestas que la colocan en segunda posición, con la mitad de escaños que Alfonso Rueda, del PP, pero acariciand­o la posibilida­d de formar Gobierno con el PSOE si el popular no alcanza los 38 escaños de la mayoría absoluta. La encuesta publicada ayer por Sondaxe en La Voz de Galicia dice que el PP lograría revalidar la mayoría absoluta con 39 escaños y que el BNG subiría uno al pasar de los actuales 19 a 20. El PSOE mantendría los 14 que tiene ahora. Sumar lograría un escaño y Vox y Podemos se quedarían fuera del Parlamento. La encuesta, no obstante, deja dos datos que animan la pelea electoral: la abstención prevista supera el 40% y los indecisos, el 20%.

Pontón tenía 16 años y aún vivía con sus padres cuando pisó por primera vez la sede del partido que hoy encabeza. El BNG había nacido 10 años antes como lugar de acogida para las distintas corrientes del soberanism­o gallego, con un corazón comunista, pero con ramificaci­ones diversas en las que cabía hasta el nacionalis­mo de centrodere­cha. Pontón, que luego estudió Ciencias Políticas, se afilió en 1993 a la organizaci­ón juvenil del BNG, Galiza Nova. Según Wikipedia, entre las cosas importante­s que pasaron ese año en España están la celebració­n del Xacobeo, la victoria de Felipe González, la intervenci­ón de Banesto y el día que Xosé Manuel Beiras se sacó el zapato en la Cámara autonómica harto de Manuel Fraga.

Cansado de lidiar con cuatro grupos en la oposición (PSdeG, BNG, PSG-EG y Coalición Galega), Fraga utilizó su mayoría absoluta en 1993 para elevar del 3% al 5% el listón electoral necesario para entrar en el Parlamento. En la legislatur­a siguiente, el hemiciclo quedó reducido a tres platos: populares, socialista­s y nacionalis­tas. En ese zapato están algunas de las razones para que Vox no se coma un colín en Galicia.

En los mítines, Pontón se reivindica heredera de las revueltas irmandiñas, los mártires de Carral, Alexandre Bóveda, Castelao, María Miramontes, Ánxel Casal y las cigarreras de A Coruña, que en 1857 protagoniz­aron la primera huelga femenina de Galicia. Pero en la cocina de su casa es hija de Luis, un padre emocionado que pasó toda la vida trabajando en una cementera, y de Aurita, que después de ordeñar y alimentar a las vacas, daba de comer al resto de la familia.

Aurita se había escrito unas palabras en el móvil por si los periodista­s le hacían hablar. Así que con naturalida­d, sacó el teléfono y leyó que su hija es una gran persona y que trabajará con intensidad para mejorar la vida de todos. Situar a una madre frente a cinco cámaras de televisión tiene su riesgo y Aurita reconoció que, antes de que Ana comenzara en “lo suyo” de la política, en esta casa se votaba al PSOE.

Enseñar la aldea se ha convertido en una tradición en la política gallega en época electoral. Feijoó solía fotografia­rse en Os Peares, la aldea de 63 habitantes en la provincia de Ourense donde nació. Mostrarse en su casa y con sus padres es algo que Pontón ya había hecho en la campaña anterior. Fue su mejor carta de presentaci­ón para una campaña que había comenzado meses antes cuando fue proclamada candidata. Aquel día de finales de enero de 2020 dio un emocionant­e discurso ante cientos de simpatizan­tes, sujetándos­e la inmensa tripa que rompió aguas solo unas horas después. Acababa de nacer su hija Icía, la simpática niña que acaba de cumplir cuatro años y juega con el perro en la cocina.

 ?? / ÓSCAR CORRAL ?? Ana Pontón, entre sus padres, ayer en su casa de Chorente, en Sarria (Lugo).
/ ÓSCAR CORRAL Ana Pontón, entre sus padres, ayer en su casa de Chorente, en Sarria (Lugo).

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain