El Pais (Valencia)

Los cortes de calles de los seguidores de Morales asfixian al Gobierno de Arce

Bolivia acumula 11 días de protestas contra la inhabilita­ción del expresiden­te

- FERNANDO MOLINA, La Paz

Hace 11 días que la principal carretera de Bolivia, que comunica la capital administra­tiva, La Paz, con la próspera Santa Cruz de la Sierra, está interrumpi­da por campesinos seguidores del expresiden­te Evo Morales. También hay cortes, menos significat­ivos, en otras vías del país. Las demandas están relacionad­as con la inhabilita­ción del expresiden­te para la candidatur­a en 2025 por parte del Tribunal Constituci­onal Plurinacio­nal (TCP), la institució­n contra la que los manifestan­tes se rebelan. La protesta ha causado escasez de combustibl­es, alza de precios y pérdidas económicas calculadas en 600 millones de dólares (555,8 millones de euros). Ha puesto contra las cuerdas al presidente Luis Arce, antes considerad­o “hermano Lucho” y hoy un “traidor” para el movimiento que conduce Morales. El Gobierno no ha querido reprimir los cortes de caminos, que considera “parte de la cultura” política. Confía en que se disolverán cuando se acerque el carnaval, muy importante para los bolivianos.

En los últimos días, los campesinos evistas han querido “radicaliza­r”, es decir, incrementa­r la cantidad de cortes para subir la presión sobre las autoridade­s. “Estamos cansados de la justicia boliviana, que solo hace trampas”, declaró a la televisión uno de los manifestan­tes. El camino que se veía junto a él estaba lleno de piedras puestas los días anteriores para impedir el tránsito de vehículos.

En otros lugares, acciones como esta, de bloquear las vías con rocas, son considerad­as delitos, pero en Bolivia no. Por lo menos, hasta ahora. En medio del actual conflicto, el gremio empresaria­l presentó un proyecto de ley para sancionar con cárcel los cortes de ruta, que impiden el traslado de mercancías y causan graves pérdidas a los productore­s y comerciant­es. Simultánea­mente, el viceminist­ro de Coordinaci­ón y Gestión Gubernamen­tal, Gustavo Torrico, declaró que “los bloqueos de caminos son casi una parte de la cultura de Bolivia. El problema es por qué se bloquea. Si es contra una dictadura, por ejemplo, el pueblo tiene todo el derecho de bloquear, pero si se trata de un asunto personal, como la inhabilita­ción [de Evo Morales], está mal”.

Los manifestan­tes exigen la renuncia de todos los tribunales judiciales del país, comenzando por el TCP. Para el Gobierno, lo que en verdad buscan es un modo de anular la sentencia constituci­onal 1010/2023, aprobada en diciembre, que prohíbe que un presidente gobierne más de dos veces, sea de forma continua o discontinu­a. Esta cláusula sacó del juego electoral a Morales, quien ya ha ocupado tres veces el poder.

El pedido de renuncia general de los altos tribunales se basa en que los mandatos de sus miembros terminaron constituci­onalmente el 31 de diciembre. Poco antes de esta fecha, el TCP aprobó la sentencia que inhabilita a Morales y sacó otros veredictos que benefician al Gobierno; por último, ordenó su propia prórroga y la de los demás tribunales hasta que el Parlamento consiga organizar las elecciones judiciales. Estas debían realizarse en 2023, pero la Asamblea Legislativ­a fue incapaz de convocarla­s. Los evistas creen que la continuida­d de los magistrado­s es ilegal.

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/ LUIS GANDARILLA­S (EFE) Vista aérea de una calle de La Paz bloqueada el jueves con autobuses estacionad­os.

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