El Pais (Nacional) (ABC)

“Si Macron niega el resultado, vamos a una crisis violenta”

Jean–Luc Mélenchon Líder de La Francia Insumisa

- CARLA MASCIA

“Nunca se trató a nadie como a mí en Francia, ni siquiera a Marine Le Pen”

“Siempre hubo al menos un 30% de la clase trabajador­a que votó a la derecha”

El líder de la izquierda radical cree que la dimisión del presidente es la única salida a la situación política actual

En Francia, la sola evocación del nombre del fundador y líder del partido de izquierda radical La Francia Insumisa (LFI), Jean-Luc Mélenchon, basta para provocar debates acalorados. Admirado por unos por su franqueza y entereza y odiado por otros por su manera de entender la política como un deporte de combate y su forma de imponer el liderazgo, Mélenchon se ha convertido en los últimos años en una figura clave de la izquierda. El rechazo que el líder de los insumisos suscita en el electorado moderado es casi tan fuerte como la simpatía que despierta entre la juventud y en los barrios populares de las grandes urbes, donde LFI se ha convertido en una máquina electoral que ya le permitió obtener un 22% de los votos en la primera vuelta de las presidenci­ales de 2022, muy cerca de Marine Le Pen (23%).

La victoria inesperada de la coalición de izquierdas Nuevo Frente Popular (NFP) en las legislativ­as del 7 de julio y su pretensión de gobernar el país, por ser la que sumaba más escaños, ha vuelto a situar a Mélenchon en el centro del tablero político. El líder, de 72 años, quien se ofreció a ser el candidato a primer ministro de la izquierda antes de dar un paso al lado, ante el aluvión de críticas, no entiende la aversión que despierta su persona en una alianza dividida y que aún no ha logrado elegir a su candidato a jefe de gobierno. “Nadie me dice el porqué, solo me caen insultos (...). Pido que me traten con la considerac­ión que creo merecerme”, explica en una entrevista con varios periódicos de la alianza europea de medios LENA, entre ellos EL PAÍS, este viernes en la sede de LFI.

Pregunta. La izquierda ha sufrido este pasado jueves su primer revés al no conseguir la presidenci­a de la Asamblea Nacional, ganada por la candidata macronista. Todo cambia para que nada cambie; ¿cree que ese es el plan del presidente, Emmanuel Macron?

Respuesta. Macron dice que nadie ha ganado las legislativ­as, a pesar de que salimos vencedores en las mismas condicione­s que él en 2022. El presidente quiere borrar el sentido político del voto. Las elecciones están llamadas a purgar las crisis, no a crear otras nuevas. Y eso es lo que está ocurriendo en Francia. Macron ha agotado toda su capacidad de representa­ción política al seguir aplicando políticas neoliberal­es que han fracasado. Ahora niega el resultado, y cuanto más lo hace, más nos encaminamo­s hacia una crisis violenta.

P. ¿Por qué la izquierda sigue sin poder designar a su candidato a primer ministro?

R. Seguimos hablando. La disolución [de la Asamblea] tuvo lugar hace un mes y una semana. La segunda vuelta fue el 7 de julio. Logramos unirnos, pero no debemos olvidar de dónde partimos [en referencia al fracaso de la coalición formada por la izquierda en las legislativ­as de 2022]. Conseguimo­s llegar a un acuerdo en 24 horas y repartirno­s las circunscri­pciones en 48. Y tardamos cinco días en elaborar el programa. No está tan mal.

P. La líder de los ecologista­s, Marine Tondelier, apunta a una guerra de liderazgo entre LFI y el Partido Socialista (PS) como causa del estancamie­nto de las negociacio­nes.

R. Este método acusatorio, en el que ella no tiene ninguna responsabi­lidad, es perjudicia­l para cualquier debate. Estoy aún más decepciona­do que ella. Seamos claros: nosotros [LFI] nunca seremos el problema. Pero nuestro objetivo no cambiará: no renunciare­mos a aplicar el programa. Todo el programa. ¿De qué sufre la política francesa? De tener políticos que dicen una cosa y luego hacen otra. Esta mentira constante tiene que parar.

P. ¿Cómo reacciona ante el hecho de que Macron y parte de la clase política tracen un cordón sanitario que excluye a LFI?

R. Es el resultado de varios meses ininterrum­pidos de acoso. Nunca hemos visto nada igual en la vida política francesa contra mí, que he sido tachado de antisemita siguiendo una regla que ya se ha hecho mundial. Siempre que hay un candidato de la izquierda radical, se le considera antisemita.

P. En este caso, se le ha acusado de mantener una ambigüedad para captar el voto musulmán francés al negarse a calificar a Hamás de terrorista tras los atentados del 7 de octubre.

R. Es una vergüenza. ¿Por qué iba yo, con más de 70 años, a volverme antisemita, y teniendo en cuenta mi vida y mi historia familiar? Estas acusacione­s me parecen despreciab­les. Fueron hechas para herir, para humillar, para negar mi vida. Es muy violento. Nunca se ha tratado a nadie en Francia como a mí, ni siquiera a Marine Le Pen.

P. Si consiguen ponerse de acuerdo sobre un nombre para primer ministro, ¿qué pasará si Macron se niega a nombrarlo?

R. Tendremos una crisis de régimen. Pero hay una salida democrátic­a a esta crisis y es que se vaya para que podamos volver a votar, ya que no se puede volver a disolver el Parlamento hasta dentro de un año. De lo contrario, toda la gente que fue a las urnas, desde la juventud que solía abstenerse masivament­e hasta los habitantes de los barrios populares, pensará que votar no sirve de nada.

P. Se critica a LFI por centrarse en los barrios populares y descuidar las zonas rurales y la Francia periférica. ¿Cómo puede su movimiento hablar a esa Francia que vota a Marine Le Pen?

R. Esta historia de la Francia rural que no comparte intereses comunes con la vida urbana no se correspond­e ni con la realidad electoral ni con la sociológic­a. Pero

no se trata de eso. Cuestiono la idea generaliza­da de que los que antes votaban a la izquierda ahora votan al Reagrupami­ento Nacional (RN). ¿Por qué negar que son racistas y sexistas? Siempre hubo al menos un 30% de la clase trabajador­a que votó a la derecha.

P. En los sondeos es el político más rechazado por los franceses, con un 78% de opiniones desfavorab­les. ¿Qué le hace sentir?

R. Igual que en 2010, cuando publicaron el primer sondeo de este tipo. La pregunta era muy simpática: ¿es Mélenchon un lastre? Y la respuesta fue un 70% sí. Pero yo soy el que obtuvo casi el 22% en la primera vuelta de las presidenci­ales de 2022 frente al 1,7% del PS. Así que no me importa, y si el 78% de los franceses no me quiere, eso me deja un 22%. Con eso, estoy en la segunda vuelta. Y entonces veremos a quién odian más: a mí o a Le Pen.

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LOUISA BEN Jean-Luc Mélenchon, el viernes en su despacho en la sede de LFP en París.
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