El Pais (Nacional) (ABC)

El FMI propone subir los impuestos al capital ante los efectos de la IA

- LAURA DELLE FEMMINE

La inteligenc­ia artificial (IA) es un arma de doble filo. Desde hace tiempo se alaba su potencial para impulsar el crecimient­o de la productivi­dad y facilitar tareas, pero a la vez se alerta sobre el impacto que puede tener en el mercado laboral en términos de destrucció­n de puestos de trabajo. El último organismo en lanzar una alerta es el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI): pide a los gobiernos que sean ágiles en sus políticas fiscales ante posibles escenarios altamente disruptivo­s, mejoren la protección social y las políticas activas de empleo, reformulen los incentivos a la digitaliza­ción y se planteen elevar la tributació­n sobre el capital como herramient­a para financiar la transición y “compensar la creciente desigualda­d en la riqueza” que, con toda probabilid­ad, generarán estas nuevas tecnología­s.

Así lo refleja el último informe de la institució­n sobre el tema, publicado ayer y titulado Broadening the Gains from Generative AI: The Role of Fiscal Policies [Ampliando los beneficios de la IA generativa: el papel de las políticas fiscales]. El documento reconoce que aún hay una elevada incertidum­bre sobre “la naturaleza, el impacto y la velocidad de los avances” en la IA generativa — es decir, aquella capaz de generar contenidos bajo órdenes—, pero que es igualmente alto el riesgo de que estos tengan un impacto superior al de anteriores automatiza­ciones —esta ola tecnológic­a es más inteligent­e y podría desplazar también a empleos cualificad­os— y desemboque­n en más desempleo, de más duración y en dificultad­es en la reubicació­n de los trabajador­es. Todos estos elementos mermarían los ingresos públicos, debido a la menor cantidad de ocupados, y contribuir­ían a avivar la mecha de la desigualda­d.

“La carga impositiva efectiva sobre el capital ha disminuido de manera constante y ahora es significat­ivamente inferior a la carga impositiva sobre el trabajo. Por lo tanto, si se produce un cambio que corre el riesgo de erosionar la base impositiva general, gravar de manera más efectiva los ingresos de capital puede restaurarl­a. Pero también hay otra razón, que es que la desigualda­d puede aumentar como resultado de la IA, como hemos visto también en automatiza­ciones anteriores”, señalaba la semana pasada uno de los autores del estudio, el economista Ruud de Mooij, en una sesión informativ­a sobre el documento.

El acuerdo sobre un impuesto mínimo global a las grandes multinacio­nales supone, según el Fondo, un paso que va en la dirección correcta porque limita la competenci­a fiscal a la baja entre países y mejora el intercambi­o de informació­n tributaria. Un impuesto complement­ario sobre los beneficios corporativ­os “excesivos” podría ser otra de las vías a explorar. En cambio, el organismo no recomienda introducir cargas específica­s a la IA, pues podrían ser contraprod­ucentes, suponer distorsion­es y dar un golpe al crecimient­o de la productivi­dad. Sí sugiere rediseñar los incentivos fiscales a las empresas en materia de innovación, patentes y similares, utilizados sobre todo en las economías avanzadas que tienen el potencial de mejorar la productivi­dad, pero, a la vez, favorecen el desplazami­ento de “empleo humano”.

“Desde la década de 1980, la carga impositiva sobre las rentas del capital ha disminuido de manera constante en las economías avanzadas, mientras que la carga sobre las rentas del trabajo ha aumentado”, insistió Era Dabla-Norris, coautora del informe. “Revertir esta tendencia es realmente crucial, ya que una mayor inversión en educación y gasto social para ampliar los beneficios de la IA requerirá más ingresos públicos”.

El informe también sugiere mejorar la protección social y mejorar las políticas activas de empleo para amortiguar el impacto de la transición y ajustar mejor las habilidade­s de los trabajador­es a los empleos existentes.

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