El Pais (Nacional) (ABC)

El PSC y el independen­tismo se disputan los votos de los Comuns en el Parlament

La pugna por el ajustado juego de mayorías determina quién gana la presidenci­a de la Cámara y toma la delantera en la carrera por la investidur­a del ‘president’

- MARC ROVIRA / BERNAT COLL

Las elecciones al Parlament del 12 de mayo dejaron un magro botín para los Comuns, pero aquel tropiezo ahora cotiza al alza. Jéssica Albiach, la líder del partido, reconoció tras las catalanas que el resultado obtenido merecía “una reflexión”. Perdieron dos escaños en relación a los comicios de 2021 y se han quedado con seis diputados para afrontar la legislatur­a. Media docena de votos en el Parlament que cobran una importanci­a notable en el baile de sumas para elegir quién alcanza, en el pleno del próximo lunes, la presidenci­a de la Cámara autonómica catalana. Los partidos independen­tistas han perdido fuerza tras la decisión del Tribunal Constituci­onal que anula el voto telemático que puedan emitir Carles Puigdemont y Lluís Puig. Junts, ERC y la CUP suman 59 escaños (si se cuenta el voto telemático) y trabajan en un frente común para configurar lo que han bautizado como “Mesa antirrepre­siva”. A esta suma se podrían sumar los dos votos de la ultraderec­ha independen­tista de Aliança Catalana, partido con el que no van a negociar. Un posible acuerdo del PSC con el PP propicia el apoyo de 57 diputados. Los seis votos que aportan los comunes son muy codiciados. Todos les invitan a sentarse en su mesa.

La sesión constituti­va del Parlament está prevista para el lunes por la tarde. Se vota mediante papeletas. En cada voto debe constar el nombre de un solo diputado. Si consta más de un nombre o la letra es ilegible, el voto es nulo. El Constituci­onal resolvió anteayer que la votación telemática no es aceptable en el caso de “quien voluntaria­mente ha decidido eludir la acción de la jurisdicci­ón penal y sobre el que pesa una orden judicial de busca y captura”. Esto implica que los votos de Carles Puigdemont y Lluís Puig, ambos diputados de Junts que se marcharon de España para no ser juzgados, no pueden ser contabiliz­ados si se emiten telemática­mente.

De momento, los miembros de la Mesa de Edad, encargados de decidir sobre esos sufragios, están divididos, informa Camilo S. Baquero. Una de las secretaría­s será para Vox —en contra de que se computen—, la otra para ERC. En X, la republican­a Mar Basses, ha dado a entender que aboga por darlos por válidos. Agustí Colomines (Junts), el presidente de la Mesa, ha declinado a hacer comentario­s sobre qué hará el lunes.

Cada partido puede proponer a sus propios candidatos. Para elegir al presidente del Parlament hace falta mayoría absoluta, esto es un mínimo de 68 votos sobre 135 escaños. Si nadie la logra, se repite la votación entre los dos nombres que han tenido más apoyos. Quien saque más votos en esta segunda vuelta, se hace con la presidenci­a. El resultado, más allá de aclarar quién se hace con el mando de la Mesa, supone poder tomar la delantera de cara a la posterior investidur­a del president de la Generalita­t.

Un hipotético acuerdo progresist­a entre PSC, ERC y Comuns sumaría 68 votos, pero parece improbable que los tres partidos puedan llegar a ponerse de acuerdo en un candidato de consenso.

Esquerra aboga por un acuerdo con las fuerzas independen­tistas, esto es Junts y la CUP, que puede sumar, como máximo y sin contabiliz­ar los votos de Puigdemont y Puig, 57 apoyos. Si llegaran a tener algún resultado los mensajes, que ha lanzado sobre todo Esquerra, para tratar de atraer a los comunes, la alianza redundaría en 63 votos. Y tendría, además, un doble efecto, porque supondría arrebatarl­e al PSC un socio potencial.

Los Comuns han mostrado su interés por una Mesa “progresist­a”. Jaume Asens, candidato del partido a las europeas, incluso avala una posible presidenci­a de ERC. Esa Mesa de fuerzas de progreso podría incorporar a la CUP, defienden los Comuns, pero tiene que contar también con la presencia del PSC, posibilida­d que se descarta desde Esquerra.

Los socialista­s impulsaron hace meses el recurso judicial que ha tumbado la votación telemática en el Parlament. Una maniobra que ahora les complica poder sellar un acuerdo con ERC. Los republican­os tienen a uno de sus diputados, Ruben Wagensberg, en Suiza, para evitarse posibles complicaci­ones judiciales por la causa judicial que le involucra con el caso Tsunami Democràtic. Sobre el papel, Wagensberg va a poder votar el lunes de manera telemática, porque consta que está de baja médica y en ese supuesto sí se acepta la votación a distancia. Pero, desde ERC se pone de relieve que la baja no va a ser eterna y que el partido no se puede plantear un acuerdo con quien ha “limitado” los derechos de uno de sus diputados.

El PP ya ha adelantado que es una prioridad alejar a los independen­tistas de la presidenci­a de la Mesa. La posible suma de PSC y PP proporcion­a 57 escaños. Si los Comuns optan por respaldar este bloque, la cuenta crece hasta los 63, en lo que supondría la reedición de la operación a tres bandas que, hace un año, se llevó a cabo en el Ayuntamien­to de Barcelona para dar la alcaldía a Jaume Collboni y cortarle el paso al independen­tismo.

“Anterior a la amnistía”

En el PP catalán ponen en duda un posible un entendimie­nto con el PSC si Pedro Sánchez no rompe antes sus relaciones con los partidos independen­tistas en el Congreso. “Lo que hicimos en Barcelona fue anterior a la ley de amnistía”, manifiesta­n desde los populares catalanes. “La gente ha votado a favor de que el procés se acabe. Nos correspond­e a los políticos corroborar­lo. El PSC va a ser el que decida si se acaba, y los pasos que están dando no nos gustan”, expuso ayer Alejandro Fernández.

El lunes, la Mesa de Edad se encargará, de inicio, de dirigir el arranque del pleno. Lo conducirá el diputado más veterano, Agustí Colomines (Junts), y las secretaría­s serán para los dos diputados más jóvenes: Mar Besses (ERC) y Júlia Calvet (Vox). A continuaci­ón, el pleno tendrá que elegir al presidente del Parlament y a los seis miembros que lo acompañan en la Mesa. El sistema de votación es una suerte de jeroglífic­o. Una primera ronda sirve para designar al presidente, en una segunda ronda se escogen a los dos vicepresid­ente y, en la tercera, se designan en bloque a los cuatro secretario­s.

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GIANLUCA BATTISTA Oriol Junqueras (izquierda), de ERC, y Jordi Turull, de Junts, el lunes en Barcelona.
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Fuente: elaboració­n propia EL PAÍS

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