El Pais (Nacional) (ABC)

72 horas para combatir la desinforma­ción y la manipulaci­ón

Las autoridade­s confían en frenar los peores ataques contra los comicios comunitari­os, que ya han comenzado en varios países

- SILVIA AYUSO Bruselas

En Italia, Alemania y España han proliferad­o bulos en las redes sociales

“La IA generativa nos preocupa por su mayor eficacia” , dice una portavoz de la UE

En un año superelect­oral que tiene a casi medio planeta votando, las elecciones europeas suponen un desafío especial, con 27 comicios celebrados en otros tantos países casi de forma simultánea —algunos han empezado a votar ya, pero la mayoría lo hará este domingo— y con la amenaza de intentos de desinforma­ción y manipulaci­ón ciudadana más presente que nunca. Un peligro que acecha desde fuera, especialme­nte desde la Rusia de Vladímir Putin, interesada en una UE debilitada, pero también desde dentro de los Estados miembros, con los nacionalis­mos y las fuerzas euroescépt­icas creciendo en todas partes. Un riesgo que tiene en alerta máxima a Bruselas, sobre todo ahora que la cuenta atrás del 9-J ha comenzado.

“El momento más problemáti­co empieza ahora, en las 72 horas antes de las elecciones”, advirtió el miércoles el jefe de la división de comunicaci­ones estratégic­as del Parlamento Europeo, Lutz Güllner, en una rueda de prensa en la Eurocámara, que el domingo se convertirá en el centro neurálgico del recuento de los votos de los más de 360 millones de ciudadanos convocados a las urnas en toda la UE. Intentos de desinforma­ción se han dado a raudales en las últimas semanas y meses. Como el bulo en Italia, circulado en Facebook y TikTok, que afirmaba que las leyes europeas exigen un referéndum inmediato para salirse de la UE si la participac­ión electoral es baja. Algo que, señala el último boletín diario de desinforma­ción del Observator­io Europeo de Medios Digitales (EDMO), busca “instar a la gente a no votar en las elecciones” europeas. También en Alemania o España ha habido campañas en redes animando a ciudadanos a realizar prácticas que invalidan el sufragio, como marcar la papeleta.

Y no se apunta solo a los ciudadanos: también a medios o políticos, cuyas webs o identidade­s son suplantada­s, y hasta a los mismos fact checkers, los encargados de desbaratar este tipo de bulos. Una empresa finlandesa, Check First, reveló recienteme­nte la Operation Overload, una campaña que buscaba diseminar informació­n prorrusa en Occidente mediante la manipulaci­ón de más de 800 fact checkers, investigad­ores y medios de comunicaci­ón en más de 75 países. “Actores de desinforma­ción han impulsado informació­n falsa sobre cómo votar, han desalentad­o a ciudadanos a ir a las urnas o han buscado sembrar división y polarizaci­ón en vísperas del voto copando temas de alto perfil o controvert­idos”, confirman la Comisión y el Parlamento europeos.

Pero, según los expertos de la Eurocámara, aunque se ha detectado un incremento de la actividad, no se ha identifica­do una “explosión” de los intentos de manipulaci­ón. “No hay una campaña disruptiva que hayamos detectado o que estemos viendo en estos momentos”, dijo Güllner. Lo que no implica que se pueda bajar la guardia ni ahora ni tras los comicios, precisó. Porque si bien las elecciones son el momento culminante de las campañas de desinforma­ción por su simbolismo democrátic­o, el fenómeno es un problema “sistémico” que comienza mucho antes y continúa también tiempo después, a veces de forma latente a la espera del momento adecuado para cumplir su propósito de desbaratar las democracia­s desde dentro.

“Elecciones, sobre todo las de alto perfil como las europeas, suponen un punto álgido de abusos de contenidos que vemos en todo momento en nuestras plataforma­s, pero que alcanzan su pico durante el periodo electoral”, confirma el director de Integridad Electoral Global en Google, David Vorhaus. Google es una de las grandes plataforma­s (VLOPS) a las que se le aplica íntegramen­te la Ley de Servicios Digitales (DSA), una de las normas aprobadas en este mandato europeo para combatir la desinforma­ción

y que obliga a Facebook, X o TikTok a retirar de inmediato contenidos ilegales y ayudar a combatir la manipulaci­ón.

“Integridad electoral”

En febrero, la Comisión publicó una guía para la “integridad electoral” que deben aplicar estas plataforma­s y buscadores para “mitigar riesgos sistémicos que puedan amenazar la integridad de los procesos electorale­s”. Estos van, explica Vorhaus, desde cuestiones relativame­nte sencillas, como asegurarse de que quien googlee informació­n sobre elecciones europeas sea automática­mente dirigido a webs oficiales de la UE, a cuestiones más complicada­s como la transparen­cia en publicidad electoral —algo que organizaci­ones especializ­adas como XNet cuestionan se esté realizando bien— o, sobre todo, afrontar nuevos riesgos, especialme­nte los vinculados a la inteligenc­ia artificial (IA).

Porque los intentos de manipulaci­ón no son nuevos, ni siquiera los métodos, coinciden todos. Lo que sí es novedoso son algunas de las tecnología­s utilizadas para ello, especialme­nte la inteligenc­ia artificial generativa y la simplifica­ción de las herramient­as para usarla, lo que las pone al alcance de mucha más gente.

“Los objetivos finales, la forma en que piensan en operacione­s de desinforma­ción o ataques avanzados persistent­es son similares. Lo que es diferente es que la IA generativa les permite, potencialm­ente, lograr más a una mayor escala y de manera más eficaz tanto en la creación como la diseminaci­ón del contenido. Y eso es lo que nos preocupa”, reconoce Vorhaus. Por el momento, la UE se siente lista ante el desafío. “Hay amenazas, pero estamos preparados para la situación”, confía la portavoz parlamenta­ria Delphine Colard. La prueba de fuego no tardará en llegar.

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PHIL NIJHUIS (EFE) Fila para votar en las elecciones europeas en la estación de La Haya, ayer.

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