“La menopausia cambia nuestro cuerpo y nos desprotege”
Investigadora Inés Pineda-Torra
Inés Pineda-Torra (Madrid, 53 años) no para de reír durante la entrevista. Porque es su manera de afrontar la vida y porque acaba de recibir un millón de euros de la aseguradora Axa para investigar sobre el riesgo cardiovascular de las mujeres durante la menopausia. Bioquímica de formación, casi toda su actividad profesional la ha desarrollado fuera de España, en el Instituto Pasteur de Lille (Francia), el Memorial Sloan Kettering y la NYU en Nueva York y el University College de Londres. “Llevaba casi 15 años en Londres cuando surgió la oportunidad de venirme a España, al Centro Andaluz de Biología Molecular y Medicina Regenerativa de Sevilla. Mi vida ha cambiado radicalmente”, cuenta.
Pregunta. Dígame que ese cambio es para bien.
Respuesta. Hace un tiempo empecé a investigar sobre el riesgo cardiovascular en mujeres con enfermedades autoinmunes. Me di cuenta de la falta de información que hay sobre las enfermedades cardiovasculares a nivel molecular en mujeres, porque la mayoría de los estudios están hechos en hombres, pero es ahora cuando he conseguido financiación.
P. Lo dice y suena fácil.
R. En uno de los intentos hubo un evaluador, porque en mi cabeza tiene que ser un hombre, que dijo: “No entiendo por qué solo quieres investigar en mujeres”. Si quiero estudiar el efecto de la menopausia en las enfermedades cardiovasculares, ¿a quién voy a investigar?
P. Háblenos de esa investigación, porque parece que le estamos poniendo nombre a algunas cosas en este siglo.
R. Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en las mujeres, pero en las campañas de prevención siempre salen hombres. Hay estudios que demuestran que el tiempo entre la aparición de síntomas, el traslado al hospital y el momento en el que se nos trata es mucho más largo que en hombres. A veces no se nos reconocen los síntomas, y otras veces es porque pensamos que nos encontramos mal y ya está. Con la menopausia cambian muchas cosas en nuestro organismo. Ya no estamos tan protegidas.
P. Qué bajón.
R. Nuestro deber es contarlo. Prácticamente todos los órganos están afectados por los estrógenos, por eso los efectos son tan diversos. Patologías como la ansiedad y la depresión están relacionadas con ese declive hormonal, y se prescriben fármacos cuando a lo mejor con un tratamiento hormonal se va a la raíz. Tampoco podemos centrarlo en los sofocos, porque hay mujeres que no los tienen. No es que todas nos pongamos de repente a sudar.
P. Imagine, qué momentazo.
R. [Risas]. Michelle Obama contó en una entrevista que tuvo un sofoco durante una reunión en el Despacho Oval. Si estuviera más normalizado no pasaría nada porque una mujer pidiera encender el aire acondicionado sin dar explicaciones.
P. Afecta al rendimiento en el trabajo.
R. En el Reino Unido se hizo una encuesta sobre este asunto y a mí se me ocurrió proponer hacer lo mismo en España. [Carcajada]. No olvidaré la cara que me pusieron para decirme luego: “Esto para el comité de igualdad”. No es igualdad, es salud.
P. Déjeme volver al tiempo que tardamos nosotras en llegar al hospital. ¿Aguantamos más, desconocemos nuestros propios síntomas, influye algo nuestro rol de cuidadora en la sociedad?
R. Un factor importante es el rol que desempeña cada mujer en su ámbito familiar. Si son el apoyo emocional y anteponen a los demás a su propia salud, harán la cena antes de irse al médico. Me acuerdo de una charla a la que acudí en la que una mujer contó que estaba en un gimnasio en Nueva York, le estaba dando un ataque al corazón y pensaba: “Estoy muy cansada hoy, pero venga, no seas vaga”. Terminó su tabla de ejercicios, cogió un avión y al aterrizar en Londres, como se seguía encontrando mal, se fue a un hospital y le dijeron que lo suyo no era cansancio, sino un ataque al corazón.
“Si una mujer es el apoyo emocional de la casa, hará la cena antes de irse al médico”