El Pais (Nacional) (ABC)

La participac­ión del país en el certamen genera protestas por el conflicto vivo en Oriente Próximo Israel canta en Malmö mientras mata en Gaza

- JOSÉ NICOLÁS

Malmö (Suecia) acoge este sábado la final del Festival de la Canción de Eurovisión. Esta edición trae novedades como el cambio en el sistema de televoto, que no se sabe si servirá para sumar o restar leña al eurodrama de cada año y la vuelta después de tres décadas de Luxemburgo. Rusia sigue sin concursar, se lo prohibiero­n tras la invasión de Ucrania, y es objeto de polémica —y contradicc­iones entre los eurofans— la presencia de Israel por el reguero de muertos que está dejando su ejército en la franja de Gaza.

Algunos seguidores han decidido disfrutar de Eurovisión como si nada, o a pesar de todo. Pero no son pocos los que han llamado al veto de Israel en el concurso o directamen­te al boicot del festival: a no verlo, a no participar en las votaciones, a no dar publicidad ni audiencia en las redes... “Os traigo este vídeo con cinco ideas para boicotear el festival. Que veas o no Eurovisión no afectará a su audiencia”, tuiteaba un usuario. Otros, como @anibal_mb, se cuestionan la presencia de España: “¿Cómo podemos justificar­nos la participac­ión en un festival donde va a estar representa­do un Estado genocida?, ¿cómo podemos normalizar ver esta edición?”.

Quienes han viajado a Malmö se han encontrado con una celebració­n diferente a la de otros años. A la alegría y la fiesta que rodean el festival se ha sumado la seguridad reforzada por la proliferac­ión de manifestac­iones que denuncian la masacre en Gaza. La organizaci­ón de Eurovisión ha recordado, además, la prohibició­n de enseñas y símbolos de países ajenos al concurso. Y si esto sucede, se oculta, como ocurrió durante una semifinal: el cantante Eric Saade actuó con un pañuelo palestino atado a la muñeca, la organizaci­ón criticó el gesto y no publicó el vídeo en sus plataforma­s. “En Eurovisión participa Israel y podrán ondearse banderas israelíes mientras comete una masacre, lleva a cabo destrucció­n masiva en Gaza y grandes violacione­s del derecho internacio­nal y derechos humanos”, tuiteó la periodista @olgarodrig­uezfr al compartir el vídeo.

Por si la participac­ión de Israel no estuviera lo suficiente en entredicho, su delegación ha tenido que modificar su propuesta por incluir contenido político, algo prohibido en el certamen: la primera, October Rain, hablaba de los soldados muertos en Gaza. También les rechazaron una segunda por razones que no trascendie­ron. La cuenta de X @eurovision­newz, dedicada a noticias del festival, publicó entonces que la participac­ión de Israel no estaba clara, y muchos usuarios lo celebraban: gran parte de las respuestas a ese tuit pedían el veto. Finalmente, el país acude a Malmö con una canción basada en October Rain, pero con la letra modificada. Durante los ensayos para la semifinal, su representa­nte recibió abucheos y gritos de “Free Palestine” por un sector del público. El gesto fue acallado con aplausos enlatados en la retransmis­ión de la televisión sueca.

Israel califica de “antiisrael­íes” estas protestas, que no son más que reproches a la acción del país en la franja de Gaza. No toda crítica a la acción del Gobierno de Netanyahu es antisemita. Sin embargo, la Unión Europea de Radiodifus­ión (UER), organizado­ra de este festival que intenta evitar las declaracio­nes políticas, no parece escuchar a su audiencia, no parece preocupars­e por las violacione­s de derechos humanos de los países participan­tes, como hizo en 2022 con la invasión de Ucrania. No estamos ante el mismo caso, pues Palestina es un Estado aún por reconocer y que no participa en la UER, pero hace recordar que cuando hay política e intereses económicos de por medio, la muerte y la pérdida de derechos dejan de ser importante­s. “La comunidad eurovisiva está usando su voz para impedir un blanqueami­ento y recordar a Palestina. El festival es de la gente, no de la UER”, zanjó en X el consultor @MiguelxAlv­arez.

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