Maduro cambia el Gobierno y refuerza la gestión del crudo con su círculo cercano
Delcy Rodríguez asume el Ministerio de Petróleo y Diosdado Cabello el de Interior y Justicia
Nicolás Maduro anunció ayer una remodelación profunda de su Gabinete que refuerza la gestión del petróleo —motor del poder político y económico en Venezuela— con su núcleo duro. El mandatario ratificó a Delcy Rodríguez como vicepresidenta, pero ahora la dirigente chavista será también ministra de Petróleo. Diosdado Cabello, líder del aparato de militantes desde la cúpula del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), regresa al Ejecutivo después de más de 10 años como vicepresidente y titular de Interior y Justicia, cargo que le otorga el mando de los cuerpos policiales.
Maduro se asegura así el control directo de sectores sensibles en un momento de intensa crisis política por las cuestionadas elecciones presidenciales en las que fue proclamado ganador sin presentar los resultados.
Delcy Rodríguez tendrá responsabilidades directas sobre Petróleos de Venezuela (PDVSA), la petrolera estatal, después de una etapa de profundas turbulencias que culminó con la salida y detención del exministro Tarek El Aissami. Al frente de la compañía fue designado Héctor Obregón, miembro de la junta directiva, en lugar de Pedro Tellechea, que pasa a la cartera de Industria y Producción Nacional. El cambio de Gobierno aumenta el poder de los hermanos Rodríguez. A la gestión de Delcy se suma la enorme influencia de Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional, uno de los cargos de máxima confianza de Maduro. El nombramiento, ha dicho el mandatario, servirá “para que siga con el timón [...] acelerando los cambios y transformaciones”. La vicepresidenta dejará la cartera de Finanzas, a la que se incorpora Anabel Pereira, quien se ocupó en el pasado del proyecto de criptomonedas, una gran apuesta fracasada del Ejecutivo.
Vladimir Padrino ha sido ratificado como ministro de Defensa, al igual que el canciller, Yvan Gil. Otras incorporaciones anunciadas por el sucesor de Hugo Chávez incluyen al gobernador del Estado
de Miranda, Héctor Rodríguez, uno de los jóvenes dirigentes bolivarianos de mayor proyección. Será el próximo titular de Educación, un cargo que ya había ocupado en el pasado. El diputado Ricardo Sánchez fue nombrado ministro de Educación Universitaria.
El movimiento de Maduro se produce en un momento extremadamente delicado, cuando aumenta la presión internacional y de la oposición, liderada por María Corina Machado y Edmundo
González Urrutia, para que publique las actas que demuestren su victoria el 28 de julio. El presidente ha optado por atrincherarse y este cambio de Gabinete, persiguiendo un “Gobierno popular” y un “socialismo territorial”, lanza un mensaje precisamente en esa dirección.
En un acto televisado, Maduro afirmó que Cabello también será “vicepresidente de Gobierno”, al asumir esta cartera de Estado que estaba liderada por Remigio Ceballos, cuyo destino no ha especificado el mandatario. “Diosdado trae suerte [...] sabe mucho de paz, sabe mucho de justicia”, dijo Maduro, que destacó la capacidad del político para “consolidar la paz” frente a “tanta conspiración”. “Gracias por la confianza. Cuando el clarín de la patria llama, nosotros estamos ahí prestos”, respondió el vicepresidente.
El dirigente chavista es uno de los principales azotes de la oposición desde los micrófonos del programa que ha presentado durante años, Con el mazo dando. El 30 de julio, dos días después de las elecciones, Cabello amenazó a González Urrutia y a Machado con que los iban “a joder”, luego de que ambos políticos rechazaran la victoria otorgada por el organismo electoral a Maduro y reivindicaran un triunfo opositor. Esta semana, anunció una movilización de militantes chavistas convocada para este miércoles en paralelo a la organizada por la plataforma de simpatizantes antichavistas.
más allá de cualquier duda razonable su voluntad de poner sus intereses personales por encima de la ley y los valores de nuestra democracia constitucional”, añaden los abogados de los gobiernos de Reagan y de los Bush. “No podemos estar de acuerdo con otros antiguos cargos republicanos que han condenado a Trump con estos juicios devastadores, pero que aún no están dispuestos a votar por Harris. Creemos que esta elección presenta una opción binaria, y Trump está totalmente descalificado”, aseguran.
Pulsión populista
Antes de las elecciones de 2020, tras un mandato que mostró el daño que Trump era capaz de hacer a las instituciones con su deriva autoritaria y su pulsión populista, numerosos republicanos se movilizaron y crearon el llamado Proyecto Lincoln, con el que tratar de frenar la reelección del entonces presidente. Esa iniciativa sigue activa para esta campaña.
Algunos de los miembros del Proyecto Lincoln figuran entre los más de 200 republicanos que trabajaron para los presidentes George H. W. Bush y George W. Bush o los senadores Mitt Romney y John McCain y que han respaldado también a Kamala Harris en una carta abierta muy dura con Trump que divulgó USA Today.
“Por supuesto, tenemos muchos desacuerdos honestos e ideológicos con la vicepresidenta Harris”, escriben. “La alternativa, sin embargo, es simplemente insostenible. En casa, otros cuatro años del caótico liderazgo de Donald Trump (...) perjudicarán a la gente real y cotidiana y debilitarán nuestras sagradas instituciones. En el extranjero, los movimientos democráticos se verán irremediablemente amenazados mientras Trump y su acólito J. D. Vance se doblegan ante dictadores como Vladímir Putin y dan la espalda a nuestros aliados. No podemos permitirlo”, escriben.
Trump trata de contraatacar con el fichaje de antiguos demócratas y a algunos les ha ofrecido estar en su equipo de transición si gana. Uno es Robert F. Kennedy Jr., que abandonó el Partido Demócrata el año pasado al ver que iba a fracasar en las primarias contra Joe Biden y se lanzó a por la presidencia como independiente. Antivacunas y propagador de bulos tiró la toalla la semana pasada para apoyar a Trump, que lo recibió con los brazos abiertos meses después de llamarle “lunático radical de izquierdas”.
El otro fichaje se conoció el lunes: Tulsi Gabbard, antigua congresista demócrata por Hawái que intentó presentarse a las primarias para las presidenciales de 2020, luego renegó de su partido y se convirtió en estrella de los foros ultraconservadores en su papel de conversa, y llegó a sonar como vicepresidenciable. Trump ha estado preparando con ella el debate del 10 de septiembre contra Harris, porque se enfrentó con ella en 2019 y logró descolocarla.