El Pais (Galicia) (ABC)

Rory McIlroy, cuando el golf no tiene piedad

El norirlandé­s falla el corte tras su drama en el US Open. Rahm, a ocho golpes del líder

- JUAN MORENILLA

mismo. Tanto que ganaron el oro europeo de 2020 y, más que celebrar el título, lo que festejaron fue que ya tenían el billete directo a Tokio. A Cañellas, sin embargo, le esperaba otro trago ácido.

La mañana del último amistoso, supo que estaba en la lista de Japón y le entregaron la ropa. Y justo esa tarde, sufrió una rotura de fibras. Todavía fue peor cuando se enteró de que la lesión era pequeña. Pero dio igual, se quedó fuera. Tres días antes del debut de los Hispanos, él publicó en sus redes una foto y un mensaje en el que aseguraba haber completado el segundo entrenamie­nto con su nuevo equipo, el Kadetten suizo. La brecha resultó evidente.

El exitoso bronce que culminó la trayectori­a de ese grupo de jugadores (menos Cañellas) contribuyó inevitable­mente a avivar su frustració­n. Los compañeros con los que había hecho todo el camino se subieron al podio, y él no estaba allí. Aquella herida, sin embargo, no lo apartó de la selección pese a lo que pudo pensarse en un primer momento y siguió siendo un fijo. El dolor de Tokio fue aminorando con el tiempo, movido también por la esperanza de París. Pero tampoco.

La caída de Cañellas, más la de Guardiola, introduce un elemento de pesadumbre en un equipo que este 2024 ha obtenido resultados contradict­orios: no superó la fase de grupos del Europeo de enero, alzó el vuelo en el preolímpic­o y pasó las de Caín ante Serbia en la eliminator­ia de clasificac­ión para el próximo Mundial. El sábado 27 debutará contra Eslovenia (9.00).

Después de 16 años en los Hispanos, París, lejos de suponer el desquite olímpico para Joan Cañellas, es el último puñal. Antes de la concentrac­ión, había preparado los papeles del paro en Suiza, donde ha jugado las tres últimas temporadas. Después de los Juegos, su idea era quedarse con la familia uno o dos años más allí y buscar un empleo en marketing antes de regresar a España.

El golf muestra toda su naturaleza salvaje en un Open Británico. Es el juego más puro, el de los orígenes, el de los campos nacidos de la vida junto a las costas, campos diseñados por las brisas del mar. Si el Masters de Augusta es el museo del golf, un cuadro pintado hasta el más mínimo detalle, el Open Británico es el golf mismo. Es ahí donde todo el carácter imprevisib­le de este deporte sale a flote. En Royal Troon, la tierra escocesa que acoge este British a las puertas de los Juegos, revive Justin Rose, que a los 43 años es segundo después de la segunda jornada, con -5, empatado con el también inglés Daniel Brown, ambos dos golpes por detrás del líder, el irlandés Shane Lowry (-7). Rose terminó con dos birdies en los tres últimos hoyos y puja por un grande después de triunfar en el US Open de 2013 y de algunos buenos coletazos en la Ryder y con hasta otros 16 top ten en las paradas del Grand Slam.

Por arriba asoma el número uno, Scottie Scheffler (-2), y sigue a la vista Jon Rahm (+1 tras -1 en el día). El vasco coleccionó muchos pares sufridos, cargó con un bogey en el par cuatro del tres y dejó para la hemeroteca un birdie magnífico en el 9 embocando desde la calle en una posición muy incómoda, con los pies más altos que la bola. Y cuando parecía resurgir con dos golpes descontado­s en los hoyos 14 y 15, otro bogey en el 16. No hay manera de exprimir los pares cinco.

Sonoro adiós con +11 de Rory McIlroy, la cara de la tragedia después de perder el pasado US Open en el último hoyo. Esa herida no ha sanado ni en el alma ni en el juego. Un tripe bogey en el par cinco del 4, con otro golpe de más antes y otros dos en la mochila en los dos siguientes hoyos fueron un bofetón del que ya no se recuperó, tocado como está en su confianza. Curiosamen­te tampoco pasó el corte DeChambeau (+9), el ganador de aquel US Open.

Camino de los 49 años, Tiger Woods hace otra vez las maletas en el viernes de un grande, como este curso en el Campeonato de la PGA y el US Open, tres cortes fallados y un 60º puesto en el Masters de Augusta. Es su peor registro histórico contando las temporadas en las que ha disputado las cuatro citas del Grand Slam. Y sin embargo, pese a un abultado +14, el Tigre herido no habla de rendirse, sino de lamerse las heridas y volver a la selva. “He ido sufriendo todo el tiempo. Un grande exige mucho desde el punto de vista físico, mental y emocional y no he estado lo sereno que debía. Pero me encantan los grandes y los voy a seguir jugando. Volveré el próximo año. Mi juego está mejor de lo que dicen los últimos resultados”, expresó el campeón de 15 grandes.

Pasaron el corte Luis Masaveu y Jorge Campillo con +6. Fuera del fin de semana se quedaron Nacho Elvira (+7), Ángel Hidalgo (+11), el amateur Jaime Montojo (+13) y David Puig (+13), el compañero olímpico de Jon Rahm en París.

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