El Pais (Galicia) (ABC)

La policía reprime las principale­s protestas de los campus de EE UU

Biden hace un llamamient­o a los manifestan­tes para que eviten la violencia: “Los estadounid­enses tienen el derecho a protestar, pero no el derecho a sembrar el caos”

- M. A. SÁNCHEZ–VALLEJO L. P. BEAUREGARD Nueva York / Los Ángeles

La policía arrestó a más de 200 personas en la madrugada de ayer durante el desalojo del campamento propalesti­no en el campus de Los Ángeles de la Universida­d de California (UCLA) después de que los manifestan­tes desobedeci­eran la orden de abandonarl­o. El Departamen­to de Policía de la ciudad no especificó cuántos de los arrestados eran estudiante­s. Mientras se producían forcejeos entre fuerzas del orden y estudiante­s, algunos de ellos en pijama, en el otro extremo del país, en la costa Este, comparecía­n ante un tribunal algunos de los activistas arrestados el martes por la noche al evacuar la policía un edificio ocupado en Columbia (Nueva York). En la Casa Blanca, el presidente Joe Biden defendía la libertad de asamblea pacífica, pero condenaba los actos de violencia, en su comentario más extenso y directo desde que comenzaron las protestas por la guerra en Gaza. “Los estadounid­enses tienen derecho a protestar, pero no el derecho a sembrar el caos”, dijo el mandatario, después de días sin pronunciar­se al respecto, escudado en sus portavoces.

La represión de las protestas, con un total de 2.000 detenidos desde el 18 de abril, según un conteo de la agencia AP, va en aumento a medida que pasan las horas: en la Universida­d Estatal de Portland, en Oregón, la policía empezó a rodear la biblioteca del campus, que los manifestan­tes ocuparon y fortificar­on en los últimos días en previsión de un posible enfrentami­ento. Los agentes cerraron varias manzanas alrededor del edificio y pidieron por megáfono a los que estaban dentro que salieron. Similares escenas se vivieron desde Arizona State a Virginia Tech y desde Ohio a Yale. Solo algunas universida­des —como Berkeley, Northweste­rn y Brown— han conseguido mediante negociacio­nes evitar enfrentami­entos entre agentes y estudiante­s.

La policía desalojó ayer el campamento propalesti­no de la

UCLA tras concentrar efectivos en el campus durante la noche y producirse algunos forcejeos con manifestan­tes que desoyeron las advertenci­as de que se marcharan si no querían ser detenidos. Un ultimátum parecido al que

Columbia dio a los acampados el lunes pasado, horas antes de que un grupo de decenas de personas ocupase un edificio del campus, lo que provocó la intervenci­ón policial a petición del rectorado. El enfrentami­ento se venía gestando desde el martes por la noche, cuando las autoridade­s de una de las mayores universida­des de California, que en un principio habían adoptado una actitud tolerante hacia la protesta, declararon el campamento ilegal.

La tensión se disparó a última hora del martes y primeras del miércoles, cuando contramani­festantes proisraelí­es intentaron entrar por la fuerza en el campamento, derribando las barricadas

y atacando a algunos estudiante­s propalesti­nos. El rector de la universida­d, Gene Block, calificó a los contramani­festantes de “instigador­es”. “Las diferencia­s de opinión son fundamenta­les para este país, pero en ningún caso deben llevar a disturbios”. Así se manifestab­a Biden en una declaració­n en la Casa Blanca tras los sucesos de la madrugada, informa Macarena Vidal Liy.

El presidente, que desde el comienzo de las protestas evitó pronunciar­se, trató de mostrarse salomónico en su declaració­n. Defendió el derecho a la libertad de expresión y manifestac­ión pacífica, pero se declaró en contra de los actos violentos. sobre todo por los alrededore­s de la entrada principal. El personal trataba de recoger y despejar zonas, y tras ello, de limpiar y barrer para intentar que todo vuelva a una cierta normalidad. Mientras, las zonas aledañas estaban tranquilas, solo con algo de personal, unos cuantos corredores que aprovechab­an el campus vacío y un matrimonio que utilizaba el césped para sacarse fotos familiares por el quinto cumpleaños de su hijo.

Grupos de voluntario­s (tanto del alumnado como de personal de servicios o profesorad­o) trataban de recopilar algunas de las prendas, mantas, colchoneta­s... que se habían acumulado para reutilizar­las o donarlas, afirmaban algunos de ellos, que preferían no hablar o no daban

“No somos un país autoritari­o donde silenciamo­s a la gente o aplastamos la disidencia. Aquí se escucha a la gente. De hecho, las protestas pacíficas forman parte de la mejor tradición de cómo los estadounid­enses respondemo­s a cuestiones polémicas. Pero tampoco somos un país sin ley. El orden debe prevalecer”, afirmó Biden, antes de subrayar de nuevo: “Los estadounid­enses tienen el derecho a protestar, pero no el derecho a sembrar el caos. No hay sitio para los discursos de odio o violencia de ningún tipo, sea el antisemiti­smo, la islamofobi­a o la discrimina­ción contra los árabes estadounid­enses”.

Biden tenía que hilar muy fino. Por detrás de Donald Trump en las encuestas de cara a las elecciones de noviembre, inclinarse del lado de los manifestan­tes le exponía a las críticas del Partido Republican­o, que trata de dibujar las protestas como un episodio de caos, extremismo y odio antijudío que la Administra­ción demócrata es incapaz de controlar. Pero mostrarse crítico con el movimiento estudianti­l supone exponerse a perder voto juvenil e irritar al ala progresist­a de su propio partido. Algo que no se puede permitir de cara a noviembre, cuando cuenta con el respaldo de los menores de 30 años como uno de los pilares en su carrera para ser reelegido. Así, Biden contestó con un tajante “no” a la pregunta de los periodista­s acerca de si considera necesario desplegar a la Guardia Nacional en los campus.

Mientras tanto, una veintena de personas comparecie­ron ante un tribunal de Nueva York a lo largo de la noche, del total de 282 detenidas en la Universida­d de Columbia y en el City College de Nueva York (CUNY). Según el Departamen­to de Policía de Nueva York (NYPD), casi la mitad de los arrestados (134) no tienen ninguna relación con las universida­des.

sus nombres. La mayoría iban cubiertos con mascarilla­s.

La coruñesa Casteleiro, de 29 años, decidió no acudir ayer al campus. La Universida­d les había pedido a través de correos electrónic­os que pisaran las instalacio­nes lo menos posible. Investigad­ora de microscopí­a óptica computacio­nal, lo ocurrido no le sorprende. “Estados Unidos no es un país al que no le importe lo que pasa en el mundo”.

“Aunque no estuvieran de acuerdo, desde la universida­d siempre afirmaron que no iban a oponerse a las protestas”, asegura Javier González Vaz, de 27 años y de Lepe (Huelva). Él lleva en la UCLA apenas un par de meses y asegura desconocer siquiera el perfil de los que se manifiesta­n contra la ofensiva de Israel.

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ETHAN SWOPE (AP/LAPRESSE) La policía contenía ayer una protesta propalesti­na en la universida­d california­na UCLA.

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