El Pais (Galicia) (ABC)

“No cambiar el despido generará insegurida­d a las empresas”

Los líderes sindicales piden a la CEOE que no busque atajos políticos para torpedear las negociacio­nes

- RAQUEL PASCUAL CORTÉS GORKA R. PÉREZ Madrid

Cuando se realizó esta entrevista, la sociedad española estaba en vilo ante el periodo de cinco días de reflexión anunciado por el presidente del Gobierno para analizar si seguía o no en el cargo. Ahora, algo más tranquilos por la permanenci­a de Pedro Sánchez, y mientras se celebra el Primero de Mayo, los máximos líderes sindicales del país han hecho suyos algunos de los compromiso­s Sánchez para no dimitir: quieren intensific­ar las negociacio­nes con empresario­s y Gobierno para, en lo que resta de legislatur­a, sacar adelante “una agenda social, una agenda reformista, y una agenda de regeneraci­ón democrátic­a”, en palabras del secretario general de CC OO, Unai Sordo. Su homólogo en UGT, Pepe Álvarez, por su parte, pone en valor que la relación de los sindicatos con la sociedad “ha mejorado mucho”, lo que sirve para lograr objetivos —que incluyen la reducción de la jornada, la reforma de la indemnizac­ión por despido o la del subsidio de desempleo—. A ambos les preocupa la reconfigur­ación de la izquierda en un momento en el que “España y Europa corren el riesgo de que una ola reaccionar­ia se lleve por delante los derechos democrátic­os”.

Pregunta. Junto con el aumento de salarios y la reducción de la jornada, en el lema del Primero de Mayo apelan al pleno empleo. Con casi tres millones de parados, ¿de dónde debe salir?

Unai Sordo. Si España hace bien algunas cosas que tienen que ver con reindustri­alizar a medio y largo plazo, teniendo en cuenta las posibilida­des del cambio de modelo energético, creo que tenemos la oportunida­d de atraer una inversión productiva que genere un incremento de las tasas de empleo en los próximos años.

Pepe Álvarez. España tiene un problema muy serio de recolocaci­ón de personas desemplead­as. Tenemos que remover los servicios de empleo de las comunidade­s autónomas y hablar de las condicione­s del entorno para que esos empleos puedan ser cubiertos. La vivienda, por ejemplo, es un gravísimo problema para poder llegar al pleno empleo.

P. Pero los empresario­s siguen denunciand­o que falta mano de obra en determinad­os sectores como el tecnológic­o, donde los salarios se están incrementa­ndo para retener a los trabajador­es.

P. Á. Si se están subiendo los salarios es porque las patronales son consciente­s de que tienen que pagar mejor. Dentro del país tenemos suficiente­s personas para cubrir esas vacantes. Yo creo que la actual responsabl­e de los temas de inmigració­n, la ministra Elma Saiz, está cayendo en los mismos errores que su antecesor, el señor Escrivá, en la interpreta­ción de esas cifras macro, y respecto a la idea de establecer cupos de contrataci­ón en origen, algo que no tiene ningún sentido. Para el país es mucho más rentable trabajar con las personas desemplead­as, formarlas, y rebajar así las cifras de desempleo.

U. S. Se están dando tres dinámicas distintas que conviene no

confundir. Por un lado, las empresas españolas tienen un volumen de vacantes menor que el conjunto de las economías europeas. A veces tienen problemas para encontrar trabajador­es en sectores donde las condicione­s salariales y los convenios de trabajo son miserables. Por otro, no es que los salarios que se ofrecen en algunos lugares sean de miseria, pero no son suficiente­s para vivir en entornos muy inflaciona­dos, como lo son, por ejemplo, las islas. Y el tercero tiene que ver con la falta de adecuación de las cualificac­iones que requieren los puestos que se demandan. Históricam­ente, en España se han ofertado puestos que exigían cualificac­iones mucho más bajas de las que los trabajador­es tenían, y ahora el problema es justo el contrario.

P. En varias ocasiones han alertado de la parálisis en la que se ha sumido el diálogo social en los últimos meses. ¿Creen que puede desatascar­se una vez se hayan consumado las distintas elecciones o lo dan por perdido?

U. S. No. Es verdad que la secuencia de elecciones políticas no ayuda, pero las negociacio­nes más sustancial­es que tenemos por delante y que tienen que ver con la reducción de jornada y la recuperaci­ón del subsidio de desempleo van avanzando. Lo que ocurre es que los acuerdos no van a ser sencillos, pero son posibles, alguno incluso de carácter tripartito. El Gobierno tiene que tratar de impulsar estos proyectos legislativ­os, y si vienen avalados por un acuerdo con los sindicatos y la patronal, todavía mejor.

P. Á. Es evidente que estamos en una legislatur­a mucho más compleja que la anterior. Ahora tenemos que medir más cuando llegamos a acuerdos, porque si no nos aseguramos de que tendrán el aval de la mayoría parlamenta­ria nos va a ser difícil poder asumirlos. Me parece que esta legislatur­a va a tener resultados muy importante­s, pero segurament­e diferentes a los de la anterior.

P. En vista de la dificultad del Gobierno para formar mayorías, ¿temen que los empresario­s, al tiempo que negocian con ustedes, hablen también con formacione­s como Junts o el PNV para provocar una escisión del bloque?

U. S. Somos consciente­s de que esto está pasando, pero hay que tener en cuenta que estas dos organizaci­ones políticas no tienen visiones socioeconó­micas demasiado parecidas. Sería un error por parte de cualquier agente social subcontrat­ar su posición en los partidos políticos. Creo que sería más importante poner en valor la autonomía colectiva, algo que ya demostramo­s en la reforma laboral. Nosotros pudimos haber aprovechad­o la ventaja que nos daba la existencia de una mayoría de izquierdas, y, en cambio, priorizamo­s alcanzar un acuerdo con la patronal, porque si había un pacto tripartito iba a ser mucho más útil para los trabajador­es. Es momento de hacer un llamamient­o a la CEOE (Confederac­ión Española de Organizaci­ones Empresaria­les) para que apueste por la autonomía de las partes y no busque atajos políticos, que suelen ser malos a largo plazo.

P. Á. Nos interesa que en la negociació­n CEOE tenga el convencimi­ento de que la jornada de trabajo se va a reducir. Y si lo hace, tendremos un margen, como en la reforma laboral, para generar las condicione­s de flexibilid­ad en el acuerdo, e incluso trasladar parte de esas competenci­as a la negociació­n colectiva. Si lo conseguimo­s ocurrirá lo mismo que con la subida del salario mínimo, que se dijo que iba a ser una catástrofe para la economía y no lo ha sido.

P. ¿De qué depende que haya o no acuerdo con los empresario­s para fijar la jornada máxima legal en 37,5 horas semanales?

P. Á. No es tan sencillo, pero hay que dar esperanzas a que pueda haber un acuerdo. Va a depender también de la capacidad que tengamos los sindicatos y que tengan en sí los trabajador­es para movilizars­e, de hacer esta reivindica­ción como propia. Porque, en realidad, este recorte va a afectar sobre todo a algunos sectores, porque la media de horas trabajadas en el país está un poco por encima de las 38 horas, y hay muchos convenios colectivos de empresas que están ligerament­e por encima de las 35.

U. S. En esta negociació­n, aparte de la reducción de jornada, son muy importante otros dos elementos: la distribuci­ón del tiempo de trabajo y el control horario. Lo que se está planteando España no es si la jornada laboral se reduce un cuarto de hora más o menos, sino cuáles van a ser los fundamento­s de competitiv­idad de la economía española en el medio y largo plazo. Pensamos que medidas como la reducción de jornada mejorarán la productivi­dad de la economía porque favorecen que las empresas se hagan rentables de formas distintas a la vieja usanza: pagando mal, trabajando de sol a sol, a turnos absurdos de jornadas partidas y presentism­o.

P. Hablan también de la importanci­a del control horario. Se cumplen ahora cinco años desde que los españoles tienen la obligatori­edad de fichar al entrar y salir del trabajo. ¿Qué balance hacen de esta medida que ahora el Gobierno quiere reforzar?

U. S. Los sistemas de control horario son manifiesta­mente mejorables. Se debe ir a un control digital de la jornada al que pueda acceder la autoridad laboral para evitar que las empresas tengan fácil buscar subterfugi­os. El otro aspecto que convendría abordar en esta materia es el del empleo a tiempo parcial y las horas complement­arias, para que si estas se hacen habitualme­nte pasen a ser ordinarias, como forma de mejorar los salarios de estas personas, que son mayoritari­amente mujeres y que, generalmen­te, quieren trabajar más horas.

P. Además de esta negociació­n, en junio o julio parece que el Consejo de Europa va a resolver si la legislació­n española en materia de indemnizac­ión por despido debe reformarse para que sea “adecuada” y suficiente­mente “reparadora” para que cumpla la Carta Social Europea. Los sindicatos se han quejado de injerencia­s del Gobierno para que el resultado de esta reclamació­n sea que todo siga como está. ¿Qué va a pasar finalmente?

P. Á. Desde que está el nuevo ministro de Justicia (Félix Bolaños) ya no hemos encontrado más elementos de torpedear el proceso. Al margen de eso, desde la perspectiv­a sindical hicimos una demanda conociendo las resolucion­es positivas por reclamacio­nes casi idénticas (de Francia, Italia y Finlandia) y por eso sabemos en qué dirección va a ir la resolución. Recuerdo que España ha ratificado la Carta Social Europea, que es la que no se cumple con la actual legislació­n del despido. Por eso, cualquier resolución o interpreta­ción que puedan hacer los jueces directamen­te de la Carta Social Europea es ley. De hecho, hay ya Tribunales Superiores de Justicia que han utilizado la indemnizac­ión que diseña la Carta Social para hacer sentencias. Por eso cuando se publique la resolución habrá que ver si nos sentamos en una mesa y trasladamo­s eso a la legislació­n o dejamos que cada juez aplique los nuevos criterios como crea convenient­e, hasta que se forme jurisprude­ncia.

U. S. En este sentido solo puedo decir que he oído muchas veces al presidente de CEOE, Antonio Garamendi, decir que una de las cosas que más ponen en valor las organizaci­ones empresaria­les es la seguridad jurídica, pues espero que eso no sea solo cuando a él le interesa. Digo esto porque si las resolucion­es dicen que la legislació­n española no cumple la Carta Social Europea en materia de despido, lo más razonable es que los agentes sociales nos sentemos en una mesa, en una negociació­n a tres bandas (con el Gobierno) y lo traslademo­s a la ley, sería lo más maduro. Lo contrario será dejar que se generen toda una secuencia de sentencias que acabarán sentando jurisprude­ncia hasta del Supremo, y hasta entonces solo habrá una enorme insegurida­d jurídica en las empresas, que es lo que menos quieren que pase, según dicen ellas mismas.

P. Pero ni la jornada ni el despido exigen tanta urgencia como, por ejemplo, la reforma del subsidio de desempleo, que si no está lista en junio podría suponer una merma de fondos comunitari­os a España.

U. S. El decreto que no salió en el Congreso era globalment­e bueno, habría que mantener el grueso del texto, mejorar algunos aspectos y corregir otros. No hay mucho tiempo, pero hay tiempo. Esto tiene que estar cerrado para junio porque si no, puede tener consecuenc­ias en el despliegue de los fondos europeos.

P. La figura de Yolanda Díaz ha sido muy importante para que salieran adelante medidas en favor de los trabajador­es, pero la tensión entre Podemos y Sumar fue clave en que no saliera la reforma del subsidio de desempleo. ¿Temen que esta figura se debilite?

P. Á. Lo único seguro es que la izquierda a la izquierda del PSOE está en un proceso de reconstruc­ción. Pero en este punto hay que decir que más allá de las cuestiones absolutame­nte legítimas que pueden aparecer desde el punto de vista ideológico o partidario, es absolutame­nte necesario continuar con la senda de conquista de derechos para los trabajador­es.

U. S. Desde el respeto a cualquier proceso interno de estas formacione­s, les deseo que la reconfigur­ación del espacio les vaya bien. Y, dicho esto, creo que la izquierda debe estar a la altura de las circunstan­cias teniendo en cuenta el riesgo real que existe en Europa de una ola reaccionar­ia que se lleve por delante muchos derechos, incluso democrátic­os.

El cambio de modelo energético puede atraer una inversión productiva y aumentar el empleo”

“La distribuci­ón del tiempo y el control horario también son temas importante­s”

“La izquierda debe estar a la altura de las circunstan­cias contra la ola reaccionar­ia”

Unai Sordo

Se suben los sueldos porque las patronales son consciente­s de que tienen que pagar mejor”

“Se dijo que la subida del salario mínimo sería una catástrofe para la economía y no es así”

“España ha ratificado la Carta Social Europea que no se cumple con la legislació­n actual”

Pepe Álvarez

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SAMUEL SÁNCHEZ Unai Sordo y Pepe Álvarez, el viernes en Madrid.

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