El Pais (Catalunya) (ABC)

¿Dónde está el espectácul­o?

- MÁS TÁCTICA O MÁS DUDAS NATALIA ARROYO

La Dani Jarque, el Fernando Torres, Ipurua, el Jesús Navas, Buñol, el Estadio Abanca-Riazor, el Antonio Puchades o la Ciudad Deportiva Alcalá de Henares. Son los ocho campos —todos de césped natural y dos grandes estadios— donde se va a estrenar la Liga F 24/25, la tercera edición de la Liga profesiona­l femenina de fútbol. Pedirle a la primera jornada, habitualme­nte de ritmo veraniego, todos los brillos que esperamos para la temporada suena excesivo, pero no nos vendría mal una buena dosis de goles, paradas y resultados emocionant­es para saborear eso de empezar un curso con el espectácul­o en el césped y no en los sindicatos.

Ojalá sea una Liga sin ruidos tóxicos que nos lastren y sin tropiezos que nos frenen el avance. Una Liga divertida, competida y talentosa —con nuevos nombres ilusionant­es para echar menos de menos a las ilustres que han emigrado—. Una Liga con dos Balones de Oro, que siga construyén­dose su prestigio deportivo y su espíritu crítico, y que consiga hacerlo desde un discurso positivo y amable. A ver si a nuestros fans más fieles, les sumamos nuevos cómplices. Esos y esas que, cuando nos conocen, ya no nos abandonan.

“Todo el mundo ve deporte femenino”. Es el eslógan viral dibujado en las camisetas que comerciali­za Togethxr, la marca que crearon en 2021 un grupo de atletas de élite, como la leyenda de la WNBA Sue Bird o la estrella del soccer Alex Morgan, que precisamen­te anunció ayer su retirada. No sé si la afirmación es cierta —yo creo que sí, aunque todavía tengamos quien se resista a admitirlo—, pero mires donde mires, en un día de partido en Estados Unidos todo el mundo lleva esa camiseta. Es un fenómeno, un mensaje al mundo. Una convicción. Y la prenda está agotadísim­a.

Cruzarse con quien viste así es una especie de filtro que conecta, una alfombra de bienvenida. Te mete de lleno en el ambiente y sabes que vas porque quieres animar, porque quieres divertirte y porque te compromete­s. También vas porque habrá comida, refrescos, música, petardos, sorteos, y todo lo que puedas imaginarte para completar el plan americano. Hacía mucho que no iba a un estadio como aficionada, después de años de banquillos o pupitre de prensa, y reconozco que fue toda una experienci­a. ¿Hay algo de eso que podamos adaptar aquí?

No lo escribo desde la envidia ni lo recuerdo desde la idealizaci­ón. Desde mis creencias europeas —o quizás sea mi mirada de entrenador­a— me cuesta entender que lo importante no sea el juego y que durante el partido pueda haber más gente por los pasillos que en los asientos. Me sentí igual de descolocad­a en el Gamper cuando Montjuïc hizo la ola con un 0-0. Debo estar hecha a otras formas de espectáctu­lo.

No sé cuál es el truco para atraer al público, pero los estadios llenos venden más que los vacíos y los partidos-experienci­a tienen su qué. Sería maravillos­o que este año pudiéramos lucir en la Liga F grandes audiencias como esas de las que presumió la WSL inglesa la temporada pasada o como acaba de verse en Portugal con el debut del Oporto. Hacernos ver para que nos vea más gente. Mimar el producto. Consolidar­nos.

Después de cuatro años viviendo la Liga desde dentro con la Real Sociedad, durante los próximos meses seguiré nuestro fútbol desde las pantallas y los estadios. Quiero divertirme mirando, aprender observando y analizar sin tener que enfrentar un rival. Y me detendré por aquí a escribiros lo que siento. Hablaremos de fútbol, de deporte, de deportista­s. No sé si habrá mucha reivindica­ción o mucha normalidad. Si habrá más táctica o más dudas. Espero que haya juego, espero seguir creciendo. Y que nos lo pasemos bien.

Ojalá sea una Liga sin ruidos tóxicos que nos lastren y sin tropiezos que nos frenen el avance. Divertida, competida, talentosa

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