La Garbatella, el barrio que vio crecer a Meloni
La primera ministra italiana se crio en un barrio obrero de Roma caracterizado por ser marcadamente de izquierdas y famoso por ser el lugar favorito de Nanni Moretti en ‘Caro Diario’
El 19 de julio de 1992, una quinceañera Giorgia Meloni se dirigió al número 8 de la Via Guendalina Borghese de Roma para inscribirse en la sección del Frente de la Juventud (Fronte della Gioventù) –la organización juvenil del neofascista Movimiento Social Italiano (MSI)–, en el barrio de la Garbatella, muy cerca de su casa. Ese día, el juez Paolo Borsellino había sido asesinado en Palermo por la Cosa Nostra, la mafia siciliana, en un atentado que supuso también el inicio de la carrera política de la que acabaría convirtiéndose en primera ministra de Italia en octubre de 2022.
Hoy en día, la que fuera la sede en Garbatella de Fratelli d’Italia (Hermanos de Italia), el partido que Meloni cofundó en 2012, está cerrada, y Via Guendalina Borghese es una de las principales calles de este barrio obrero romano y marcadamente de izquierdas en el que, paradójicamente, se crio la que acabaría siendo la líder de la ultraderecha italiana.
«La Garbatella es mi barrio, no sólo porque crecí y viví allí durante muchos años, sino porque vivir en un determinado lugar nunca nos es indiferente, imprime en nosotros una determinada forma de estar en el mundo», cuenta la propia Meloni en su autobiografía, Yo soy Giorgia (publicada en España por Homo Legens con prólogo de Santiago Abascal).
Es casi mediodía de un lunes de verano y hay unos 31 soportables grados pero las calles de la Garbatella están prácticamente vacías. Una tranquilidad que contrasta con el bullicio de las calles del centro histórico, atestadas de turistas. Contribuye seguramente el hecho de que estamos en periodo estival y que no hay clases en la cercana Universidad de Roma Tre, pero de lo que no cabe duda en cuanto uno se adentra en sus calles es que estamos en un barrio de romanos, en el que se respira romanità.
El rey Vittorio Emanuele III puso el 18 de febrero de 1920 la primera piedra de este barrio construido originalmente para alojar a trabajadores portuarios, pues se pretendía crear una canal navegable paralelo al río Tíber para transportar mercancías desde Ostia. Ese canal nunca llegó a construirse y a la Garbatella, diseñada siguiendo un modelo urbanístico inspirado en la ciudad jardín inglesa, llegaron en los años 30 familias que habían sido desalojadas de sus casas para poder construir la Via della Conciliazione y la Via dei Fori Imperiali. Muchos de ellos, romanos de pura cepa. Como Giorgia Meloni. La Garbatella es un barrio obrero enclavado entre la Via Ostiense y la Via Cristoforo Colombo. Estamos en el sur de Roma pero definitivamente no en la periferia. De hecho, la cercanía y la buena comunicación que hay con el centro de la ciudad eterna a través de las paradas de Metro Garbatella y Piramide lo ha convertido en un enclave codiciado por los romanos, aunque los precios también están subiendo.
La propia Meloni menciona que «hoy en día es una zona muy solicitada porque permite vivir casi en el corazón de Roma, en una especie de pueblo concebido a escala humana, a años luz de las colmenas metropolitanas construidas en los años 70, fruto de una cultura colectivista que imaginaba a las personas como pollos en jaulas». Meloni, no obstante, no vivía «en esa parte mágica y secreta», sino en la zona más moderna de Garbatella, cerca del edificio de la región del Lacio. «Sin embargo, incluso allí, el sentimiento de pertenencia era muy fuerte, era como vivir en un pueblo», recuerda la primera ministra italiana, que nació en 1977.
Cuando era muy pequeña, su padre, «un contable de la zona norte de Roma», donde se encuentran los barrios más acomodados, decidió marcharse solo a Canarias. Durante el tiempo que estuvo con ellas vivían en la Camilluccia, un barrio bien. Y allí residieron, incluso un tiempo después de que el padre se marchara a España, hasta que su hermana y ella provocaron un incendio en la casa al encender, mientras jugaban, una vela que dejaron desatendida. Tras vender lo que quedaba del piso incendiado, su madre adquirió otra vivienda no muy lejos del piso de sus abuelos, en la Garbatella, tal y como cuenta la ex periodista en su autobiografía. Su vida de niña, dice Meloni, estuvo marcada por la escuela, la parroquia y la pequeña casa de sus abuelos, «que fueron autoridad y guía» para su hermana y para ella.
Desde sus inicios, la Garbatella tuvo fama de ser un barrio rojo pues ya durante la Segunda Guerra Mundial alojó a miembros de la resistencia pertenecientes a partidos de izquierda. Un pasado del que se conservan numerosos recuerdos en sus calles.
El puente que hay a la salida del metro Garbatella se inauguró en 2012 y se denominó Settimia Spizzichino en homenaje a la única superviviente de entre las mujeres deportadas a Auschwitz durante una redada en 1943 en el gueto de Roma. Piazza Bartolomeo, una de las principales plazas del barrio, está presidida por un gran mural con el rostro de Enrico Mancini, un carpintero de Garbatella que fue combatiente antifascista.
Frente al mural de Mancini, está el moderno Teatro Palladium, y a pocos metros el edificio que antiguamente albergó la sede del Partido Republicano Italiano en este barrio. También aquí, en el número 90 de la calle Cristoforo Colombo, se encuentra la sede romana del periódico La Repubblica, que tiene una línea editorial de izquierda y es el segundo diario generalista más vendido tras el Corriere della Sera.
Proliferan por todas partes las banderas de Palestina y pancartas exigiendo a Israel el fin de la guerra en Gaza y al Gobierno italiano la liberación de los presos Anan, Ali e Mansour, tres palestinos detenidos en Italia acusados de terrorismo.
La mayoría de las paredes y muros tienen alguna pintada o algún cartel reivindicativo. La única alusión directa a la primera ministra son los carteles de la manifestación nacional contra el Gobierno de Meloni y que todavía no han sido retirados.
La Garbatella es famosa también por su animada nocturna y se ha ido convirtiendo en un barrio de moda para cenar y salir. Claudia, una vecina que vive en el barrio desde hace 30 años, cuenta que la zona se está rejuveneciendo y los precios de las viviendas están en aumento. Cuando se le pregunta por Giorgia Meloni, responde: «Yo jamás he votado a la derecha pero no tengo prejuicios y lo que me importa es lo que haga, veremos. Dicen que Meloni es fascista pero para mí, [Matteo] Salvini, [líder de la Liga Norte], es más de derechas que ella». «Este es un barrio mayormente de izquierdas y por supuesto que nos preocupa que alguien como ella esté en el Gobierno», asevera Fabio, propietario de una tienda. Sostiene que «ni en la Garbatella ni en Italia gusta Meloni». No la considera del barrio «porque hace muchos años que se marchó».
Alberto Sordi figuró entre los vecinos célebres de la Garbatella, en cuyas calles ambientaron algunas de sus obras Pier Paolo Pasolini (Una vita violenta) y Ettore Scola (C’eravamo tanto amati). Más recientemente, la serie de televisión I Cesaroni, un remake de la española Los Serrano, se rodó en este barrio y los cinéfilos de todo el mundo quizás lo recuerden por Caro Diario: «El barrio que más me gusta es la Garbatella», aseguraba Nanni Moretti mientras lo recorría en su vespa.