El Mundo Madrid

MILES ARROPAN A MACHADO EN LAS CALLES

Los ataques del régimen no frenan las protestas contra el chavismo. Arrestan a colaborado­res próximos a la líder de Vente Venezuela

- D. L.

«¡Son unos valientes, carajo! ¡Viva Venezuela!». Convertida en una improvisad­a directora de orquesta, María Corina Machado dirigió el himno venezolano Gloria al bravo pueblo para dar por acabada la protesta de ayer en Caracas, que se repitió en distintas ciudades venezolana­s. El primer 28 tras el histórico 28-J, el de la gesta ciudadana y el de la paliza electoral a Nicolás Maduro, marcó una nueva etapa en la resistenci­a de los demócratas, bajo el asedio más estrecho y más salvaje de las fuerzas represivas.

Ya son 1.780 presos políticos reconocido­s por el Foro Penal en cárceles chavistas, convertida­s en centros de concentrac­ión y en medio de una ola represiva que ahora comanda Diosdado Cabello, el más temido y el más impune de los jefes chavistas.

«Estamos ante una nueva calle, una dinámica en la que tenemos que protegerno­s, lo que el régimen ha desatado es brutal. Se equivocan los que creen que el tiempo favorece al régimen, es todo lo contrario. Están aislados, se han vuelto tóxicos. No hace falta que estemos todos los días en grandes concentrac­iones, sabemos cómo hacer crecer nuestra fuerza. Los comanditos (grupos familiares y vecinales constituid­os para defender el voto) tienen tarea, comunicarn­os, hacer llegar la verdad, protegerno­s. Hemos salido juntos para dejar claro que esto no tiene vuelta atrás, que vamos a seguir adelante», clamó María Corina frente a esos miles de valientes, que se olvidaron del miedo que impera en Venezuela para salir a la calle.

Machado compareció otra vez por sorpresa para eludir el hostigamie­nto que sufre y volvió a contar con el respaldo de un grupo de dirigentes opositores que también se mantienen a resguardo. La caza y captura de los demócratas es tal que nada más acabar el acto varios desconocid­os a bordo de dos camionetas y tres motociclet­as comenzaron a perseguir a Juan Pablo Guanipa y a Biagio Pilieri, ambos muy cercanos a la líder opositora, incluso intentaron chocar contra su vehículo. El segundo fue detenido. La operación lleva el sello del nuevo ministro Cabello.

«Sé que estos últimos 30 días han sido duros, pero también han sido una prueba de nuestra unidad y determinac­ión. Cada día que pasa nuestra voz se hace más fuerte y nuestra lucha, más firme», avanzó en un mensaje al país el ganador electoral, Edmundo González Urrutia, desde el lugar donde permanece en cobijo de los agentes chavistas. Es la tercera marcha a la que el diplomátic­o no concurre en un mes, lo mismo que Perkins Rocha, hombre clave en el entorno de Machado que pese a estar a resguardo cayó el martes en las redes chavistas.

Como si se tratara de una bienvenida al capitán revolucion­ario, cuerpos de Inteligenc­ia y policías apretaron en las horas previas a la marcha opositora. También detuvieron a Juan Diego Lucena, dirigente juvenil de Vente Venezuela; al tercer vicepresid­ente de Acción Democrátic­a, Félix Arroyo, incluso al dirigente de un equipo de béisbol, Juan Andrés Machado, al encontrarl­e la policía unas imágenes contra el Gobierno en su estado del WhatsApp.

«Con el nivel de intensidad de la represión y el terror instaurado en el último mes que sólo salga un venezolano en el día de hoy ya es épico», valoró Rafael Uzcátegui, director del Laboratori­o de Paz.

A la misma hora la Organizaci­ón de Estados Americanos (OEA) celebró una sesión especial bajo el impacto del último informe de la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos (CIDH), que cifra en 138 los menores de edad detenidos por el régimen. «Hubo privación de libertad de forma selectiva», aseguró Roberta Clarke, presidenta de la CIDH.

«La inacción no es una opción en el caso de la crisis venezolana. Es hora de que la comunidad internacio­nal tome medidas decisivas para poner fin a la impunidad y garantizar que se haga justicia», recalcó Luis Almagro, secretario general de la OEA, quien aseguró haber mantenido conversaci­ones con la Corte Penal Internacio­nal para solicitar la imputación de cargos y órdenes internacio­nales contra los principale­s responsabl­es de la dictadura.

«Hay 30 millones de venezolano­s gritando… ¿Alguien los puede oír o están sentenciad­os a vivir en el infierno?», remachó el representa­nte uruguayo, Washington Abdala.

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