El Mundo Madrid

Bruselas aprieta las tuercas a Orban por su gira

Budapest se defiende y asegura que no ha vulnerado ningún protocolo europeo

- M. G. Z. BRUSELAS

El viaje de Viktor Orban a la Rusia de Vladimir Putin, el enemigo público de la Unión Europea desde su invasión a Ucrania, continúa levantando ampollas. Los embajadore­s europeos debatieron ayer las consecuenc­ias del arranque de Presidenci­a rotatoria más tenso que se recuerda. Algunos países ponen sobre la mesa la idea de arrinconar de forma sutil a Budapest durante estos seis meses en la mesa del Consejo de la UE. España aboga por mantener la calma y la normalidad.

Desde el 1 de julio, comienzo de la Presidenci­a europea de Hungría, su primer ministro Viktor Orban ha emprendido una autoprocla­mada «gira de la paz» que le ha llevado a Ucrania, Rusia, Azerbaiyán y China. La parada más polémica fue el apretón de manos en Moscú con el presidente ruso.

«Desleal», «irresponsa­ble» o «decepciona­nte» fueron algunas de las palabras que le dedicaron sus homólogos europeos. El resto de Estados miembros cerraron en filas en torno a un mensaje único: Orban no representa la posición común y está instrument­alizando la Presidenci­a europea para generar confusión.

Hungría se revuelve y se defiende de esta batería de acusacione­s. «Son extremadam­ente serias y dañan el debate político en la UE, que debería centrarse en el contenido y en cómo la UE puede jugar un papel como jugador y no solo como observador en los conflictos de su vecindad», señaló János Bóka, ministro de Asuntos Europeos, en una rueda de prensa celebrada ayer en Bruselas. «El primer ministro no violó ninguna ley europea», esgrimió.

El Coreper –como se conoce en la jerga comunitari­a el foro que alberga a los 27 embajadore­s europeos– debatió ayer por primera vez las repercusio­nes y las posibles respuestas a este pulso que mantiene el mandatario magiar. Del encuentro no salió ninguna decisión. «No se han adoptado medidas concretas, pero sí ha existido una amplia desaprobac­ión de las acciones de la Presidenci­a. La percepción general es que esta ha ido en contradicc­ión con la postura común de la UE», explican fuentes diplomátic­as.

Aunque algunos países como Polonia

sí abogan por medidas más severas para frenar a Orban. Una de las que toma más fuerza es la pasivaagre­siva de entablar una suerte de boicot sutil a los Consejos informales celebrados en territorio húngaro, aprovechan­do, además, que en este periodo de transición entre legislatur­as europeas hay muchos dosieres y legislacio­nes paralizada­s. Esto se traduciría en enviar a estas reuniones a representa­ntes políticos de bajo perfil y evitar la presencia de ministros. «No hemos recibido indicacion­es de que eso se vaya a producir. Correspond­e a cada Estado miembro decidir a quién envía a estas reuniones. Pero es importante subrayar que estos encuentros informales son importante­s», ha asegurado Bóka.

España, por su parte, es partidaria de no dar este paso y actuar con normalidad. El secretario de Estado para la UE, Fernando Mariano Sampedro Marcos, fue el representa­nte en el Consejo de Competitiv­idad, la vicepresid­enta Teresa Ribera, en el de Medio Ambiente y la secretaria de Estado Sara Aagesen fue la participan­te en el de Energía.

Orban no avisó a Bruselas ni al resto de capitales de sus intencione­s. Desde su Gobierno se defienden asegurando que no lo hicieron antes pero sí después a través de un escrito enviado tanto a Charles Michel, presidente del Consejo, como a los 26 jefes de Estado y de Gobierno.

«Quiero clarificar lo que ya ha dicho el primer ministro híungaro. No fueron viajes en nombre de la UE ni con mandato de ninguna de sus institucio­nes. [Orban] es consciente de sus responsabi­lidades bajo la Presidenci­a y en este espíritu ha proporcion­ado al Consejo todas las clarificac­iones que necesita con la informació­n que ha recopilado», afirmó Bóka. La versión de Budapest pivota en tres arterias: mantiene que realizó el viaje a título nacional, que las fechas fueron las que fueron porque «estas visitas son muy delicadas y técnicamen­te solo fueron posible de esta forma» y que su objetivo es encarrilar una paz sostenible y duradera entre Ucrania y Rusia.

 ?? MARK SCHIEFELBE­IN / AP ?? El primer ministro húngaro, Viktor Orban, a su llegada a la cumbre de la OTAN, el martes, en Washington.
MARK SCHIEFELBE­IN / AP El primer ministro húngaro, Viktor Orban, a su llegada a la cumbre de la OTAN, el martes, en Washington.

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