DEL TRABAJO DE CINCO MINISTERIOS A LOS ‘CAPTADORES’ DE MENORES
MARINA PINA
Los menores no acompañados que llegan cada año a las Islas Canarias, Ceuta, Melilla y Andalucía son un problema para España, pero sobre todo para las comunidades autónomas. El debate sobre qué hacer con los centros saturados de menores ocupa la agenda estos días, pero el problema lleva años.
¿Por qué las Comunidades?
En la actual regulación española, el trato a las personas víctimas de inmigración irregular se distingue en dos grupos: los mayores y menores de edad. Así, cuando salvamento marítimo encuentra un cayuco o una patera y hay que atender a estas personas, tras el primer contacto con la Cruz Roja, se dividen entre mayores y menores de edad. El Estado se encarga a nivel nacional de los mayores de edad para tramitar sus devoluciones. Una vez eliminadas las devoluciones ‘en caliente’, se procede a realizar un exhaustivo trabajo para intentar devolver a su país de origen a los adultos sin papeles. Los menores de edad, sin embargo, pasan a estar tutelados en primera instancia por la Comunidad
Autónoma a la que llegan. Esto supone un problema, porque por norma general sólo Andalucía, las Islas Canarias y las ciudades autónomas reciben a estas personas, que son internadas en centros de menores.
¿Quiénes intentan trabajar contra la inmigración?
En la actualidad, hay cinco ministerios intentando resolver un problema que desde hace un año aumenta cada semana. Así, el Ministerio de Asuntos Exteriores coordina ayudas sobre el terreno para los países de los que parten los inmigrantes. El ministerio del Interior tiene agentes de la Guardia Civil desplegados en algunos de esos países, como en el puerto de Dakar, en Senegal, desde donde parten la mayoría de cayucos. Toda la información que cuentan se complementa con lo que añaden sobre el terreno los agentes del Centro Nacional de Inteligencia, dependiente del Ministerio de Defensa, que tratan de arrojar luz sobre cómo operan las mafias y los fletadores, así como intentar conocer las distintas rutas por las que operan. Ya sobre el territorio nacional trabajan el Ministerio de Política Territorial, con Ángel Víctor Torres al frente; y la ministra de Inclusión, Elma Saiz.
¿Cómo se organizan los menores para llegar a España?
Hay que distinguir entre a qué territorio llegan para poder diferenciar lo que motiva a los jóvenes. Así, aquellos menores que ahora mismo colapsan el Centro de Acogida de Ceuta son chicos que en numerosas ocasiones viajan solos, motivados por lo que les cuentan sus amigos a través de los teléfonos, y con la esperanza de vivir mejor en España. En muchos casos no comunican a sus familias que van a cruzar, y no forman parte de mafias. Distinta es la situación de los menores que se suben a cayucos en Senegal. Los fletadores llegan a los pueblos de la costa y comunican su decisión de mandar un cayuco a Europa. Entonces, son las familias de estos menores quienes eligen a alguno de sus hijos para que emprenda el viaje. Las familias se endeudan para que los menores se monten en estas embaraciones, perfectamente
P&R
preparadas para navegar. Según fuentes consultadas por este medio, pagan entre 2.500 y 3.500 euros en busca de un futuro mejor. Cuando el cayuco está lleno y provisto de agua y combustible, les lanzan al mar con el desafío de atravesar lo antes posible la Zona Económica Exclusiva de Senegal y llegar a aguas internacionales, donde ya no les pueden devolver al origen.
¿Qué se puede hacer?
Entre 2010 y 2017 España aumentó la colaboración con los países de origen y se endurecieron los controles, provocando que la inmigración se marchara hacia Italia y Grecia. Entonces, se lanzó una campaña en las radios de Senegal y Mauritania para que las madres no enviaran a sus hijos al cayuco.