Inmigración, ni problema ni solución
A DIFERENCIA de otros países europeos, en España el fenómeno migratorio no es percibido con alarma por mucho que los partidos populistas de extrema derecha (Vox y SALF) carguen las tintas. La sobresaturación que vive Canarias con los menas y la polémica de esta semana sobre su reparto solidario entre todas las autonomías no debería confundirnos. Hay preocupación puntual, que en los últimos años ha ido en aumento, pero el primer asunto que inquieta a los españoles, sobre todo a los jóvenes, no es la inmigración, sino el brutal encarecimiento de la vivienda y, en general, del coste de la vida. No obstante, como escribía hace unos días Juan Claudio de Ramón, la inmigración es el tema de nuestro tiempo. El debate que suscita encaja muy bien en el marco de una sociedad polarizada, con políticos y medios que lanzan mensajes simplistas, a veces en contra, como problemón enorme; y otras desatadamente a favor, como si todo fueran parabienes, sin reconocer que hay sectores sociales que tienen razones para sentirse perjudicados. O alimentando una visión sesgada, presentando siempre la cara más dramática de la inmigración y escondiendo su éxito mayoritario.
Frente a ello, lo mejor, como propone Hein de Haas en un libro imprescindible, Los mitos de la inmigración, es mirar el asunto sin prejuicios. Es absurdo estar a favor o en contra porque, en la medida que existe crecimiento y desarrollo, es un fenómeno inevitable, que responde a pautas concretas. Los impactos que genera, todos positivos a largo plazo, están desigualmente repartidos. Los ricos siempre ganan y los pobres pueden sentirse agraviados, no tanto porque peligre su puesto de trabajo, ya que la inmigración solo viene cuando falta mano de obra, como por la escasez de recursos y los choques en la convivencia. Muchas veces la izquierda niega esa realidad y es incapaz de entender el éxito de formaciones xenófobas en barrios populares.
El libro de Haas es toda una lección de historia a través del concienzudo derribo de 22 mitos sobre la inmigración que entorpecen la discusión. No estamos viviendo una época de migraciones masivas o una sucesión de crisis de refugiados sin precedentes. La inmigración no es la causa de ninguno de nuestros problemas, sino el chivo expiatorio que utilizan algunos políticos para crear un enemigo.