El Mundo Madrid

«Sueño con el oro y con volver a ver a mis padres»

ATLETA ESPAÑOL. El saltador, que hoy busca en Roma el título europeo en su debut con la selección y será uno de los favoritos en los Juegos, habla sobre su decisión de dejar Cuba, la mejora con Iván Pedroso y el racismo

MADRID Hace poco más de tres años, este chico que sonríe con dientes de oro era una de las mayores perlas del triple mundial, un privilegia­do que a los 16 años ya había saltado más de 17 metros, campeón del mundo sub-18 y sub-20. Desertó del equipo cubano que viajaba a Oslo y solicitó asilo político en España. De salto en salto, el más grande era el vital, el que le impedía acudir a los Juegos de Tokio entonces, el que le ha hecho que en todo este tiempo no haya podido ver a sus padres. En febrero de 2022 el Gobierno concedió a Jordan Díaz la nacionalid­ad y el pasado mes de abril World Athletics el permiso para debutar con España. Lo hizo el domingo, clasificán­dose para la final del Europeo con un salto de 17,52. Hoy en Roma buscará su primera medalla. Aunque los sueños de Jordan tienen su diana en París.

Pregunta. Entre la imposibili­dad normativa para competir y las lesiones (tendón rotuliano), estos meses previos

no han resultado sencillos. Respuesta.

Fue complicado mantener la cabeza bien. Ver las competicio­nes por televisión, saber que podía haber estado ahí. Que mi nivel era súper top, pero no podía estar. Jode mucho, pero era una consecuenc­ia de lo que había hecho. Eso me quita un poco de culpa, por decirlo así.

P. Todo el mundo da su medalla por segura en París.

R.Yo trato de quitarme toda la presión posible. Los medios de comunicaci­ón suponen un plus, saber que se cuenta con una medalla mía para España. Eso es bueno. Un oro en París son palabras mayores. Son unos Juegos y todos van al máximo nivel. Una plata o un bronce también sería una medalla increíble. Yo digo que voy a estar en‘octavos’, entre los ocho mejores. Y ahí que salga el salto.

P. ¿Qué supondría?

R. Me daría la vuelta a la vida y no tanto por el dinero. Sería por mi familia. Yo les he dicho que les voy a llevar la medalla. Eso haría que todo el sacrificio de dejar Cuba valiera la pena. De todas formas, soy joven, me quedan muchas competicio­nes.

P. ¿El salto perfecto se le aparece en sueños?

R. Demasiado. Hasta durmiendo, todos los días de este mundo, se sueña con eso. Es un pedazo de sueño. Y que salga en el momento oportuno. Yo no estoy pensando en los 18 metros (su mejor marca es 17,87), pero si los salto, ojalá me salga en los Juegos. Me dicen que tengo que hacerlo antes. No, no, a mí ojalá que me salgan en los Juegos. Ahí.

P. Sólo seis atletas en la historia han pasado de 18. ¿Ha visto en vídeo aquel de Jonathan Edwards en 1995 (18,29, récord del mundo vigente)?

R. Muchas veces, es una locura. Corre mucho y el primer paso es increíble. Y el último, una puta locura. Estéticame­nte es... Él es el diferente en el triple. Todos somos altos, fuertes... Y él es chiquitico...

P. Renunció a los pasados Juegos para ser español.

R. Fue un proceso difícil. Tenía que hablarlo con mi familia, fue complicado y me apoyaron. Tomaría esa decisión cien veces, sin pensar. Lo tenía muy claro. Las cosas estaban difíciles en Cuba. Es la mejor decisión que he tomado en mi vida.

P. Desde entonces no ha visto a sus padres.

R. En teoría, son como ocho años sin ir al país. Ellos podrían venir a España, pero es complicado. Aparte del oro en los Juegos, sueño con el momento de reencontra­rme con mis padres. P. ¿Cómo recuerda su infancia en La Habana?

R. Estaba todo el día jugando en la calle. Al fútbol, con la pelota... Haciendo locuras, como todos los niños. Hasta que empecé en el atletismo y todos esos juegos me los tuve que ir quitando. Fue de casualidad, no es algo que quería. Mis amigos se apuntaron y yo también. Y cuando me quise ir, mi madre no me dejó. Sabía que llegaba a casa cansado y no jodía tanto.

P. ¿Por qué es tan especial Pedroso? R. Desde la mentalidad a la técnica, me lo ha cambiado todo. Es una persona que siempre está ahí, al punto, al detalle de la técnica. ‘Tienes que levantar un poco el pie, tienes que acelerar...’. Y la paciencia. Él va al paso, no te apura de que ahora tienes que saltar 20 metros. Siempre despacito, primero por aquí, luego por aquí..

P. La velocidad es la evolución.

R. Es lo que más he trabajado con él, lo único que me faltaba. En Cuba era mucho más salto y salto. Ahora corro demasiado, parezco velocista. P. ¿Cómo es Jordan fuera de la pista? R. Siempre riendo. Paso mucho tiempo jugando a la Play. Tengo mi canal de twitch, pero me falta organizar algunas cosas. Me gusta hacer planes, ir a cenar, a tomar algo. A veces el deporte me priva un poco de eso, pero lo intento. Soy una persona alegre. P. ¿Fue bien acogido por el resto de atletas españoles?

R. Al principio hubo recelo. Pero se fue evaporando muy rápido. Creo que ya se me tiene como uno más, como si fuera de aquí.

P. Ana Peleteiro, que tan importante es para ti (con ella entrena y fue crucial en su deserción) no se cansa de denunciar los insultos que recibe. ¿Ha sufrido racismo en España?

R. Racismo no hay en España, hay racistas. Yo no he sufrido ningún tema de racismo gracias a Dios. Es asqueroso y está bien que Vinicius o Ana luchen por lo que están luchando. Yo no he vivido nada y no puedo generaliza­r. Insisto, España no es un país racista. Hay racistas como lo puede haber en Italia o en Alemania.