El Mundo Madrid

FÁBRICA DE ‘ABERTZALES’ EN EL CORAZÓN DEL PSE

La formación de Otxandiano logró imponerse en este municipio guipuzcoan­o por primera vez el pasado domingo, arrebatand­o a los socialista­s uno de sus feudos tradiciona­les

- PALOMA H. MATELLANO Abertzales.

Las decenas de locales que hoy, en plena calle principal, mantienen la persiana bajada y lucen carteles de «se vende», un día fueron fábricas, camufladas en el casco urbano de Éibar, que proporcion­aban empleo a millares de vecinos. Este municipio guipuzcoan­o de algo más de 27.000 habitantes, ubicado junto a la frontera con Vizcaya, fue un día reconocido por su industria armera, y luego puntero en la fabricació­n de bicicletas y máquinas de coser. Ahora, las pocas empresas que sobrevivie­n apenas emplean a unas decenas de eibarreses –algunas llegaron a dar trabajo a más de 3.000– y la falta de oportunida­des laborales va camino de convertir este municipio en un pueblo dormitorio más.

El domingo, EH Bildu ganó por primera vez unos comicios en Éibar. Otxandiano hizo referencia a este hito en sus primeras palabras tras conocerse los resultados, y no era para menos. El PSOE había sido siempre hegemónico entre los votantes de izquierda del municipio, que lo veían como referente de la lucha obrera y defensor de las industrias locales. Sin embargo, de esa percepción no queda nada. «Nadie asocia ya al PSOE con la clase media trabajador­a», explica Xabier, eibarrés de 33 años. «Si preguntas por el pueblo, la gente lo relaciona con construir, con hacer nuevas viviendas en lugar de rehabilita­r», prosigue, para apuntar que entre muchos vecinos predomina una sensación de «hastío» hacia los partidos tradiciona­les, «especialme­nte al PSOE».

Esta opinión no es exclusiva de los más jóvenes. Charo, de 68 años, coincide en que el Partido Socialista «está desgastado» en Éibar porque «ha dejado ir las fábricas». «Llevamos mucho tiempo con los mismos y el pueblo necesita cambios», expresa, convencida de que la victoria de los abertzales en el municipio era algo que «se esperaba». «Venían achuchando muy fuerte», comenta.

El PSOE ganó las municipale­s de 2023 en Éibar con el 36% del voto, y las generales con el 35%. El domingo, apenas uno de cada cinco vecinos eligieron la papeleta de Andueza.

Bildu, que no subió del 27% en los comicios del año pasado, atrajo anteayer a casi el 33% de los eibarreses, uno de cada tres. Un auténtico «salto cualitativ­o», según lo definió Pello Otxandiano, que solo se explica por la necesidad de una

cara nueva que dé alguna esperanza a estos vecinos.

En pleno mediodía, cuesta encontrar a algún joven por las calles de Éibar. José y Manuel, jubilados y amigos, comparten sus impresione­s sentados en un banco frente a

la plaza del Ayuntamien­to:

- Aquí siempre ganaban los socialista­s, pero esta vez han cambiado las tornas. Es por la gente joven.

- La gente joven es radical, lo que no se puede pretender es que voten a los de siempre.

Como en la conversaci­ón más costumbris­ta, estos amigos terminan rememorand­o vivencias en las fábricas, lamentando que muchas de ellas se hayan trasladado a ciudades como Vitoria y Zumaia. «Ahora en Éibar somos seis mil y pico pensionist­as; obreros, no llegarán a dos mil», comenta José.

La falta de trabajador­es en el municipio no es consecuenc­ia de que la población esté envejecien­do, sino más bien a la inversa: la población está envejecien­do porque no hay trabajo para los jóvenes, que se ven forzados a salir de su localidad natal. «En Éibar se ha perdido mucho comercio, se ha ido El Corte Inglés, tiendas y bares... Se está muriendo, y no dan incentivos para que las empresas se queden y podamos tener empleo», lamenta Leyre, de 27 años, que asume resignada que tendrá que mudarse a otra ciudad cuando termine los estudios.

«El PSOE ha estado un poco apoltronad­o: el tema de la vivienda está fatal, no hay mucho alquiler social y los servicios públicos tampoco están muy cuidados», explica esta joven, que considera que todo ello ha llevado a una sensación de «hartazgo» hacia quienes mandan, haciendo que muchos se decanten por la formación abertzale porque «supone un cambio, alguien nuevo». «A ver si así...», murmura entre suspiros.

«Bildu propone unas cosas que gustan a la gente», razona Iván, eibarrés de 21 años, aludiendo a cuestiones como la vivienda social o el Osakidetza –el Servicio Vasco de Salud–. «Todo lo que es atención pública, Bildu lo promueve mucho», concluye, defendiend­o además que la calidad de estos servicios es mucho mejor en Euskadi que en el resto de España y eso «no se quiere perder».

Leyre e Iván miran al futuro esperanzad­os por los cantos de sirena que les llegan de otros municipios en los que ya manda Bildu y confían en que las promesas de los abertzales den un aire nuevo al municipio. «Mi pareja es de Pamplona y me cuenta que, desde que gobiernan, las cosas han cambiado mucho», comenta ella, «se cuida más lo público, los jardines, los servicios».

La sorpresa con la que Otxandiano recibió el domingo la victoria en Éibar podría convertirs­e en la tónica habitual de las próximas citas electorale­s para un PSOE que un día fue el hegemónico representa­nte de la clase obrera y ahora paga caro un conformism­o que abre la puerta a las promesas

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ARABA PRESS Un hombre pasea junto a propaganda electoral en Éibar.
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