El Mundo Madrid

EN LA ‘CASA’ DEL ALFIL DE SÁNCHEZ QUE DICTARÁ EL FUTURO DE EUSKADI

Eneko Andueza se ha llegado a apostar su acta de parlamenta­rio para negar un pacto de gobierno con Bildu. En Éibar se enfatiza su «valentía» frente a ETA y aún sueñan con que sea ‘lehendakar­i’

- JOSEAN IZARRA ÉIBAR (GUIPÚZCOA) LA LLAVE DEL PSE

«¿Qué estás dispuesto a hacer por la agrupación?» «Todo». La pregunta, casi un escáner de compromiso político, la recuerda bien Arcadio Benítez. La respuesta, inmediata y mirándole a los ojos, se la dio un imberbe Eneko Andueza Lorenzo (Éibar, 1979). En el salón de actos de la agrupación socialista de Éibar, las palabras de Benítez suenan como sentencias. Ya jubilado, el antiguo trabajador químico atrapa la atención de sus tres compañeros de partido y de los dos periodista­s que viajamos en el tiempo sentados en sillones de Ikea para llegar hasta el fondo del alma política de Andueza, el político vasco que «decidirá» quién gobernará Euskadi a partir del 21-A y, atendiendo a su propaganda electoral, el que marcará las prioridade­s del futuro del País Vasco.

Benítez cuenta a Ana Rodriguez, Pedro Escribano y Marta Del Pozo los orígenes políticos del líder del PSOE vasco. En Éibar. Una «ciudad-taller» que no solo es la cantera de la dirección que tomó las riendas del PSOE vasco en 2020 sino que, sobre todo, atesora y explica las claves del papel que Andueza pretende jugar en la próxima década. «Nosotros hemos trabajado toda nuestra vida para que el escenario fuera este; un debate de izquierda-derecha, menos contaminad­o por las cuestiones esenciales de la identidad, de los carnés de vasco», aclaraba apenas unos días después el candidato del PSOE vasco por Guipúzcoa Denis Itxaso.

Itxaso, ex delegado del Gobierno y ex diputado foral de Guipúzcoa, mira más allá del 21-A. Y apunta una clave de la próxima legislatur­a, quizá la última en la que PNV y el PSOE vasco seguirán comprometi­dos como socios institucio­nales en Euskadi. La campaña electoral de Andueza como la «izquierda útil» y el postularse como «el que decide» en Euskadi forma parte de la estrategia de largo recorrido que aquel joven impulsivo en los años 80 pretende liderar a partir del 21-A entre dos partidos nacionalis­tas que le dejan sin espacio político como si fueran las montañas que oprimen el valle de Éibar.

Andueza está habituado a vivir en las angosturas geográfica­s y políticas de sus dos casas. A su domicilio familiar se llega a través de una pronunciad­a cuesta que comunica la plaza Unzaga –la postal de Éibar– con un barrio obrero pegado al campo de fútbol de Ipurúa. El líder de los socialista­s vascos personific­a la esencia de esta pequeña ciudad, que se hizo grande cuando la I Guerra Mundial demandó armas y que a partir de ese boom ha sufrido una auténtica montaña rusa de crisis y reFue

surgimient­os que llenaron de cicatrices sociales y urbanístic­as una ciudad de contrastes.

Entonces surgió la agrupación socialista de Éibar. «No hay nada que lleve más tiempo en Éibar que el Partido Socialista, 127 años», sentencia Arcadio Benítez. Una historia que se palpa al acceder al histórico edificio situado en un lateral de la plaza Unzaga. Cuatro plantas señoriales donde

el PSE-EE del siglo XXI de Andueza comparte espacio con la UGT, una escuela de formación socialista y el archivo histórico del socialismo vasco. «Lo conseguimo­s cuando Eneko [Andueza] era secretario general de la agrupación», apunta Marta del Pozo, la benjamina de la tertulia de anduecista­s que completan Ana Rodríguez, Pedro Escribano y Arcadio Benítez. Volcados en la frenética actividad de la campaña, acogen a EL MUNDO en un enorme salón con butacas de cine rojas y enormes fotografía­s que, por supuesto, también tienen la impronta de Andueza.

Porque el joven eibarrés que se pasó con nota el examen de Arcadio protagoniz­ó un relevo exquisito con Idoia Mendia en noviembre de 2021, ha fortalecid­o las estructura­s del PSE-EE en Euskadi con sus pactos institucio­nales con el PNV y se ha situado como uno de los pilares autonómico­s del sanchismo perdonando que en las primarias de 2017 se decantaran por el ex lehendakar­i y ahora portavoz en el Congreso Patxi López.

Andueza mitinea mientras sus compañeros de Éibar preparan las rosas que repartirán al día siguiente en su ciudad. Los socialista­s vascos tocan puertas por los bloques que escalan las pendientes de Éibar y utilizan rosas rojas para romper barreras. 50.000 rosas se repartirán hasta esta misma tarde, cuando concluirá la campaña vasca.

También en Éibar, la tercera ciudad de Guipúzcoa, con casi 28.000 vecinos y en la que desde hace 37 años gobiernan los socialista­s. «Hace 40 años todo olía a taladrina. Se dejaron de fabricar máquinas de coser, se redujo la fabricació­n de armas, incluidas las escopetas y nos volcamos en recuperar la ciudad», certifica Arcadio, que durante 20 años formó parte de los equipos socialista­s que transforma­ron la cuna de Andueza.

El primero de ellos fue Iñaki Arriola, alcalde entre 1993 y 2008 y ahora consejero de Transporte­s que apura sus últimos días en el Gobierno vasco sin poder concretar cuándo se culminará la construcci­ón del Tren de Alta Velocidad (TAV). Una obra cargada de simbolismo que ETA y Batasuna intentaron abordar con asesinatos, bombas y manifestac­iones. Iniciada en 2009, Arriola sueña con ver funcionand­o los primeros convoyes en 2027.

Eneko Andueza asume en público y en privado que Arriola es un «padre político». Y el veterano político guipuzcoan­o, el jefe del PSOEenesta­partedeEus­kadi durante los últimos 30 años, esboza una sonrisa. «No me acuerdo exactament­e del momento en el que le conocí pero sí que Eneko entró siendo un chaval, voluntario­so, con muchas ganas y muy valiente», explica desde su despacho en la sede del Gobierno vasco en Lakua. Arriola dejó la política municipal en 2008, después de 15 años como alcalde y de crear la cantera de la dirección del PSOE vasco. Porque Andueza siempre cuenta con la opinión política de Arriola y tiene en su núcleo duro a Miguel Ángel Morales, su número dos como secretario de Organizaci­ón y el encargado de garantizar la cohesión interna y de engrasar las relaciones con el PNV, su socio en casi todas las institucio­nes vascas desde 2018.

«el compañero Morales» quien convirtió a Eneko Andueza en «paracaidis­ta». «Un marrón» porque la llamada de Morales se produjo en 2003, cuando le ofreció ocupar uno de los tres puestos de concejal que el PSOE había logrado en Ordizia (Guipúzcoa) y que rechazaron ocupar dos de los elegidos. Se colocaba directamen­te en la diana de ETA. «No hay nada que decidir. El partido lo necesita y estamos para el partido», contestó Andueza a Morales. El líder de los socialista­s vascos, situado en los últimos años en el terreno de la sospecha política, siempre ha hecho gala del compromiso de los cargos y militantes del PSEEE contra ETA y Batasuna, su brazo político. Andueza mantiene año a año todos los homenajes a sus compañeros asesinados por la banda terrorista –un gesto político que también compartía el PP de Carlos Iturgaiz–. Y plasmó en su ensayo Jóvenes sin juventud (Fundación Ramón Rubial) las circunstan­cias vitales y políticas de toda una generación que, siendo casi unos adolescent­es, hi

cieron de «paracaidis­tas» asumiendo ser concejales en municipios controlado­s por la izquierda abertzale.

Andueza intentó taponar la grieta abierta en sus conviccion­es y en su discurso por los pactos de Sánchez en el Congreso y en Navarra. «El PSOE no hará lehendakar­i a Otegi ni negociará un gobierno con Bildu», aseguró en EL MUNDO el 23 de octubre de 2023. Desde entonces, ha utilizado todas y cada una de las ocasiones para compromete­r su palabra, realizar apuestas en público y sitiar al candidato Pello Otxandiano para exigirle una condena explícita del terrorismo de ETA. Una contundent­e posición que diluía la amenaza de una imposición de un pacto de gobierno en Euskadi con la izquierda abertzale fruto de las necesidade­s políticas de Pedro Sánchez.

«Eneko lo está diciendo claramente. Si nosotros no compartimo­s un mínimo común no podemos gobernar juntos. No puedes gobernar en coalición cuando no tienes un mínimo común. Gobernamos para algo y hay una parte con la que todavía no es posible», asevera Marta del Pozo, asesora jurídica del grupo socialista en el Parlamento Vasco y una de las jóvenes que tendrán que asumir en los próximos años la dirección socialista.

Del Pozo recita de carrerilla las promesas electorale­s para los jóvenes que Andueza ha desgranado a los vascos. Dos de ellas, el transporte público gratuito para los menores de 26 años y la reserva de hasta el 50% de los 7.000 pisos públicos que promete, han corrido como la pólvora por las redes sociales.

«Si Eneko fuera lehendakar­i sería especialme­nte sensible con la gente más humilde, con aquellos que más necesitan del apoyo de las institucio­nes para salir adelante», asegura Iñaki Arriola, uno de los consejeros del Gobierno vasco de Patxi López (2009-2012). El recuerdo de aquellas elecciones y, sobre todo, de la investidur­a del lehendakar­i socialista ilumina los rostros de Arcadio y de Pedro.

«La Euskadi del futuro no va a ser consecuenc­ia de un resultado numérico. Sin la contaminac­ión del debate de las identidade­s, el Partido Socialista será determinan­te en ese futuro que ya está aquí», constata Itxaso, uno de los referentes del PSE-EE en el próximo Gobierno vasco.

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C. GARCÍA POZO Eneko Andueza camina junto a la estatua de Ramón Rubial en Bilbao.
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PRESS Pedro Escribano, Ana Rodríguez, Arcadio Benitez y Marta del Pozo. LEIRE MARTÍN / A.

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