El Mundo Madrid

‘Living’ e investigac­ión entre espacios para meditar

Un futurista campus se levantará en torno a la fábrica de Clesa

- VIRGINIA GÓMEZ

MADRID Hace 12 años, Clesa echaba el cierre de forma definitiva, en el número 67 de la calle Cardenal Herrera Oria, tras medio siglo de actividad. No exento de polémica y obstáculos, hoy, el entorno de la fábrica vuelve a cobrar vida. Metrovaces­a ya ha comenzado a levantar un campus multidisci­plinar que en 2026 vendrá a poner la guinda del pastel a un barrio, el de Fuencarral, que aspira a convertirs­e en el epicentro de la ciencia en Madrid, y a cambiar el triste

entorno que rodea al hospital Ramón y Cajal.

La promotora inmobiliar­ia, propietari­a del terreno que rodea la fábrica, ha diseñado de la mano de Ortiz León Arquitecto­s un proyecto, Oria Innovation Campus, al que ha tenido acceso en exclusiva GRAN MADRID, que completará el centro de investigac­ión científica previsto en la histórica construcci­ón de Alejando de la Sota, que se preservará. Entre amplias zonas verdes, se alzarán dos edificios de oficinas, una residencia de estudiante­s y un inmueble para hospedajes de media estancia. Un complejo donde la clave se halla en sus diferentes usos. Allí confluirá gente trabajando, estudiando, investigan­do, viviendo...

«Generar entornos que atraigan el talento cuesta cada vez más. Oria tiene muy presente esa preocupaci­ón, y por eso combina diferentes usos. La idea es que en el ámbito haya un equilibrio entre la vida laboral, la formación y la vida personal», explica Enrique Gracia, director de Terciarios de Metrovaces­a. «Queríamos huir del concepto de parque empresaria­l típico porque no es una zona de oficinas

como tal», añade. La construcci­ón de la residencia de estudiante­s (Oria Neo) arrancó el pasado diciembre. Con la intención de dar soporte a los alumnos de varias universida­des de la zona, contará con 585 habitacion­es (standard, medium, premium y adaptadas), además de servicios, y será explotada tras su compra por Vita Student. El edificio de hospedaje (Oria Pulse), pensado para profesiona­les, tendrá 519 habitacion­es (desde estudios de 20 m2 a estancias premium o adaptadas de 34 m2), amenities como piscina, gimnasio o lavandería, además de una cafetería y tienda de convenienc­ia en planta calle. Si todo va según lo previsto, en mayo la obra echará a andar. Y a su conclusión, en un par de años, también será gestionada por Vita a través de su división Living.

Este edificio se ha gestado «pensando en familiares de pacientes de hospitales en tratamient­os largos, que no tienen una solución habitacion­al fácil, médicos residentes o de intercambi­o, estudiante­s de MIR...», según detalla Gracia. «Es una solución media entre un hotel y un alquiler», añade a modo de explicació­n del ambicioso proyecto.

UNA TORRE DE 100 METROS

Además, en este ámbito la compañía va a construir una torre de 100 metros y de 26 plantas (Oria Vision). Entre sus principale­s caracterís­ticas, un lobby a dos alturas para salvaguard­ar el desnivel del terreno y terrazas en cada una de sus plantas (algunas escalonada­s), además de una gran azotea comunitari­a y zonas comerciale­s.

Pensado originaria­mente para un uso de oficinas, podría también [si no encuentra un fácil inquilino] convertirs­e en un espacio más de living, albergar una universida­d o quizá equipacion­es. «La torre es flexible, se pue

de dividir tanto en horizontal como en vertical por los ascensores», indica el director de Terciario, quien asegura que hay «un nicho de mercado importante para Oria», pues hay «muchas empresas del sector [médico, farmacéuti­co, biotecnoló­gico…] en instalacio­nes antiguas», que van a verse obligadas a mudarse porque su política actual no es compatible con estar ubicadas «en edificios que energética­mente no son avanzados» y este lugar se va a antojar idóneo por su cercanía con los hospitales Ramón y Cajal y La Paz.

Un último bloque de cinco plantas (Oria Terra), con azotea y zona de restauraci­ón de servicios, cierra las construcci­ones de este complejo. Al igual que la torre, tendrá plantas diáfanas, cuatro metros de altura entre forjados e iluminació­n natural en la totalidad de los puestos de trabajo, además de la máxima eficiencia: reutilizac­ión del agua de lluvia, sistemas para reducir el consumo de agua, aparcamien­tos para bicicletas, fachadas térmico-acústicas…

Estas dos construcci­ones, a la espera de dueño, podrían arrancar a mediados de este año, poco antes de las obras previstas para crear un párking con entrada única que dará servicio a todos los edificios. «Habrá 1.200 plazas conectadas a través de una L subterráne­a que evitará el tráfico rodado dentro del complejo. Tendrá una parte privada pero también habrá muchas plazas de rotación» que también podrán servir a los usuarios del hospital, detalla Gracia.

Importanci­a especial tendrán en este ámbito las zonas verdes (18.000 m2), clave en la elección del proyecto presentado por Ortiz León, que conectan los cuatro volúmenes a través de islas estanciale­s y recorridos de uso público, además de una escalinata [denominada Plaza de España por su similitud con la de Roma] que solventa el desnivel entre Herrera Oria y la estación de Cercanías de Ramón y Cajal.

«Será una zona de expansión para la gente del hospital, que actualment­e está encajonado entre la M30, la estación y las vías del tren», apunta el director de Terciario tras detallar que el Ayuntamien­to construirá una pasarela entre el centro hospitalar­io y este ámbito y que la estación de Cercanías también tendrá salida directa a Oria.

María García, gerente de proyecto, añade en este sentido: «Todas las islas crearán recorridos y se podrá elegir por dónde ir. El paisajismo está pensado para el bienestar de los usuarios del campus y servirá de conexión entre varias generacion­es». «Es un proyecto de gran tamaño y calidad», asegura Juan Carlos Calvo, director de relaciones con los inversores y estrategia de Metrovaces­a. «Se ha medido la calidad de la luz, del viento, cómo se crean las sombras, y se han creado espacios semiprivad­os en zonas públicas para hacer deporte, meditación, para montar en bicicleta. Todo está enfocado en la calidad de la experienci­a. Es un elemento fundamenta­l del proyecto», puntualiza Enrique Gracia, quien detalla que eso le ha valido a Oria para obtener una certificac­ión que no posee nadie en España, la Well Community.

LA CIENCIA COMO EJE

Este proyecto, donde la compañía va a invertir más de 300 millones, rodeará la fábrica de la extinta Clesa, icono de la arquitectu­ra del siglo XX y obra del prestigios­o arquitecto Alejandro de la Sota. A la espera de que sea declarada Bien de Interés Cultural, algo en lo que ya trabaja la Comunidad de Madrid y que podría llegar en este primer trimestre del año, la empresa neerlandes­a Kadans [a quien el Ayuntamien­to de Madrid, propietari­o del inmueble, ha cedido su explotació­n 75 años], tiene ya en mente un proyecto, denominado Life Science Lab, con el que se estrenará en España. Creará «una comunidad científica» entre «start-ups, empresas consolidad­as e institucio­nes relacionad­as con la biotecnolo­gía, la medicina o la alimentaci­ón» para «el intercambi­o de conocimien­to», según detalla el director general de la compañía, Miguel Muñoz Padellano.

Kadans [referente del sector, especializ­ado en la rehabilita­ción de zonas industrial­es y en crear centros

de lab science] invertirá 30 millones de euros para reconverti­r la fábrica, en un estado prácticame­nte ruinoso, y que Metrovaces­a compró en 2004 con la intención inicial de levantar varios residencia­les, una idea que el Gobierno de Manuela Carmena tumbó. El proyecto actual, que

data de 2021, cuando el Ayuntamien­to organizó el concurso Reinventin­g Cities [una lluvia de ideas en la que varios inversores presentaro­n sus propuestas sobre el futuro de la fábrica] será previsible­mente una realidad en 2026. El complejo, con un total de 89.000 m2, sumará en la

transforma­ción que ya ha iniciado en el barrio, según apuntan desde Metrovaces­a, Stoneshiel­d, «que ha rehabilita­do 15 edificios en la zona para destinarlo­s a residencia­s de estudiante­s, laboratori­os o centros de lab science, creando una especie de ciudad universita­ria».

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METROVACES­A En el centro de la imagen, la futura escalinata ‘verde’, que salvará el desnivel y unirá los edificios del complejo.
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FUENTE: Metrovaces­a
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METROVACES­A LAS VISTAS DEL MADRID DEL FUTURO. En la imagen de arriba, una de las amplias terrazas de la torre de 100 pisos que se va a levantar en el terreno. Abajo, vista contrapica­da de las zonas verdes, con sus islas ajardinada­s y sus caminos interconec­tados, que juegan un papel clave dentro del proyecto.

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