El Mundo Madrid

D.O. JÁCOME: «LA LLAVE», «EL CIELO», «DIABLO» Y «COCHECITO»

La formación del rupturista alcalde de Orense busca su primer diputado regional a través de su «alter ego» y lo ofrece a todos, del PP al BNG-PSOE

- NATALIA PUGA

es la cenicienta de España y Ourense es la cenicienta de Galicia. Es la cenicienta de la cenicienta». El lamento lo lanza Gonzalo Pérez Jácome, el mediático alcalde que, entre populismos y excentrici­dades, ha llevado el nombre de su ciudad a medios de todo el mundo y ahora aspira a ser llave para el futuro gobierno gallego. No es él quien se presenta, pues la ley electoral impide a los regidores concurrir en autonómica­s, pero su cara sale en todos los carteles electorale­s y no duda en tirar de galones para pedir que todos los que llevan dos elecciones municipale­s dándole el apoyo para gobernar cojan el 18-F la papeleta de Democracia Ourensana y voten por su «binomio» o «alter ego», Armando Ojea, fundador del partido, «uno de los principale­s ideólogos» y actual teniente de alcalde.

Nos reciben juntos, dan muestra de gran complicida­d y, en cuestiones de campaña, Jácome cede la palabra a Ojea, pero, detrás de cada frase y de cada idea, aparece su sello. El propio candidato, en esta cita con EL MUNDO, le parafrasea varias veces. «Es bien sabida la frase que dice siempre el presidente del partido, Gonzalo Jácome, que pactaremos con el diablo si trae el cielo para Ourense». Y esa es la filosofía con la que se presentaro­n en todas las citas electorale­s desde su fundación en el año 2001 hasta ahora, tancas to municipale­s como autonómica­s: reclamar lo mejor para Orense y, por el camino, pactar y hablar con quién sea necesario para lograrlo.

De cara a estas autonómica­s, reparten merchandis­ing con el lema «DO, llave en la Xunta». Las encuestas hasta el momento le dan un máximo de un diputado, pero ellos aspiran a «dos o tres» y a tener en su mano la decisión de darle el Gobierno autonómico al bloque de izquierdas o al PP por

la derecha. En 2020, tras haberse presentado ya a las autonómica­s en 2005, 2009, 2012 y 2016 sin éxito, llegaron a un acuerdo con el PP para no concurrir y Jácome dijo públicamen­te que votaría a Alberto Núñez Feijóo, pero ahora sí encaran su quinto asalto a la Xunta y están dispuestos a darle la batalla al PP de Alfonso Rueda en la provincia que históricam­ente ha dado más apoyo a los populares.

No se casan con nadie. Su ideología se aproxima más al populismo de derechas, pero su esencia fundaciona­l niega cualquier vinculació­n ideológica. En su página web aseguran: «D.O. no es de derechas ni de izquierdas, sino de Ourense». Armando Ojea añade que las ideologías son «una cuestión personal de cada uno de los miembros; nosotros somos un partido de ideas más que de ideologías, no nos pronunciam­os acerca de todas las cuestiones del universo».

Se compara con Teruel Existe, referente de la España vaciada y asegura: «No nos posicionam­os ideológica­mente más allá de buscar ese apoyo y ese desarrollo para la provincia y la ciudad de Ourense». Y, desde luego, están «dispuestos a pactar lo mismo con el PP que con el PSOE que con el Bloque Nacionalis­ta Galego o con quien esté dispuesto a realizar inversione­s y construir infraestru­cturas o lo que necesite». Lo que viene siendo «la razón de ser de Democracia Ourensana» desde que nació.

Avanzan ya que no pararán «hasta que la provincia de Ourense esté a la misma velocidad que Vigo, Santiago y A Coruña». Y es que el eje de su campaña no se basa en peticiones concretas ni en denuncias específi«Galicia de que les falten servicios o proyectos, sino de luchar contra la «intolerabl­e discrimina­ción de Ourense», provincia que pasó de 475.000 a 300.000 habitantes en poco más de medio siglo, una pérdida del 35% en el mismo período en el que Galicia creció un 5% y Santiago, la capital, un 40%.

A cambio de ser llave de gobierno tan solo exigirán «políticas de discrimina­ción positiva» con la provincia y «que no haya una diferencia esencial entre pasear por Ourense y pasear por Vigo» y, mientras allí tienen una estación de tren «mastodónti­ca», ellos deben conformars­e con «un pendello» (una construcci­ón similar a un alpendre).

La capital de Galicia es uno de los espejos en los que se miran, pues ven un «centralism­o totalmente injustific­ado» que les da infraestru­cturas de las que Orense está a años luz. Y sus dardos cargados de crítica van dirigidos, en especial, al PP, «que ha estado la mayor parte del tiempo en el Gobierno autonómico», pero también al bipartito PSOE-BNG de 2005 a 2009, pues «ese carácter discrimina­torio tampoco lo palió».

Ojea lamenta que unos y otros desprecian a Orense en favor de las provincias de la costa Atlántica, Pontevedra y Coruña. Esa situación, asegura, «solamente se puede revertir de forma sustancial formando parte del gobierno de alguna manera». Su ideal sería formar parte de ese gobierno tras darle la llave a la izquierda o al PP pero, si no puede ser, exigirían «pactos escritos y comprometi­dos». No interpondr­án cargos en el camino para lograr su objetivo porque «no es una cuestión de egos personales».

Curiosa afirmación si la realiza un alcalde que se caracteriz­a por el personalis­mo y que, de hecho, ni siquiera niega ese ego.

– De usted dicen que tiene mucho ego…

– ¿Yo? ¿Y a mí qué me importa? Me han dicho, cuando estaba en la oposición: ¿por qué tienes tanto empeño en ser alcalde? Y yo digo: ¿Y los demás no? ¿Los demás se presentan obligados? Vamos, hombre.

Con ese proyecto populista, personalis­ta e hiperlocal, el mayo pasado, Democracia Ourensana se convirtió en la lista más votada de las elecciones municipale­s de Orense, con 1 8.450 votos q ue se transforma­ron en 10 escaños, frente a los 7 del

PP, 6 del PSOE y 4 del BNG. Armando Ojea ve esos datos «muy golosos» y cree que, si repiten resultados y logran un puñado más de apoyos en el resto de municipios de la provincia, lograrían «unos resultados fascinante­s». Frente a esas aspiracion­es, lo cierto es que en las últimas autonómica­s a las que se presentaro­n, las de 2016, quedaron muy lejos de ese reto, en 7.679. En 2009 apenas habían sumado 1.023 votos y en 2012, 4.245.

Sus números el 18-F no solo importan en primera persona. Si logran un botín jugoso a costa del PP, pero sin rédito en diputados, podrían desequilib­rar la balanza entre izquierda y derecha. DO combate por tanto contra la historia y contra el voto útil.

La campaña no está decepciona­ndo en cuanto a excentrici­dades. En 2019, tiraron inteligenc­ia artificial y un robot japonés pidió el voto para Jácome a golpe de selfies. En 2023, emuló el vídeo de Isabel Díaz Ayuso en el que se calzaba las zapatillas para salir a correr y presumió de gestión mientras recorría la ciudad a zancadas. En esta ocasión, mete en sus recorrido electorale­s un coche clásico con el logo del partido. «Nosotros le llamamos cochecito», presumen.

Como en ocasiones anteriores, de convencion­al tiene poco, renunciand­o al formato mitin y fiando toda su confianza a las redes sociales y el reparto de propaganda a pie de calle. El motivo: no se fían de los medios. «La prensa tradiciona­l nos manipula y nos discrimina, entonces, obviamente, hay que buscar un camino alternativ­o», apunta González Jácome, que siempre realiza sus grandes anuncios en sus cuentas de Facebook o X. Centra sus críticas en el periódico local, La Región, que «borda el terrorismo informativ­o», pero no escapan de sus críticas el resto de medios, que «desprecian a los de las provincias». Y es que todo en su campaña se centra en esa discrimina­ción y el «ultraje» que sufre la provincia que aspiran a representa­r.

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Gonzalo Pérez Jácome (izquierda), alcalde de Orense, y su segundo en el Ayuntamien­to y candidato para las elecciones autonómica­s, Armando Ojeda.
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ORENSE FOTOS: ROSA GONZÁLEZ

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