El Mundo Madrid

El Mar Rojo retrasa pedidos y ya dispara precios en España

- CRISTINA ALONSO/ FÉLIX CEREZO/NOA DE LA TORRE

Sectores como el automóvil o el textil sufren hasta tres semanas de demora en las mercancías La inflación se elevará en medio punto si persiste la tensión en la zona

El comercio mundial mira estos días al Mar Rojo. Los ataques de rebeldes hutíes a barcos cargueros han bloqueado una de las principale­s rutas del transporte marítimo internacio­nal y las navieras se han visto obligadas a buscar recorridos alternativ­os. Esto está provocando retrasos de entre dos y tres semanas en los pedidos, tal y como advierten a EL MUNDO desde varias grandes empresas de algunos de los sectores más afectados de la economía española. Y lo más grave, según los expertos consultado­s en el ámbito académico y económico, es que la crisis derivada de la guerra en Gaza va a tensionar las cadenas de suministro globales y amenaza con disparar los precios, empujando al alza una inflación que empezaba a moderarse en nuestro país.

Sectores industrial­es, en general, la industria de componente­s o la automoción, en particular, son algunos de los más golpeados. Los identifica Raúl Mínguez, director del servicio de estudios de la Cámara de Comercio de España, que también señala a la industria de productos químicos, como fertilizan­tes, además de materias primas como la madera o el hierro. Así como el retail, de manera amplia, habida cuenta de todos los productos elaborados que proceden del este asiático. Y, por supuesto, el textil, uno de los sectores más afectados por los retrasos.

Desde la Asociación de Fabricante­s y Distribuid­ores Aecoc alertan de que la cadena de valor ya acusa el impacto debido a que las navieras están incurriend­o en «elevados incremento­s de costes en el transporte de mercancías». La duración de las travesías se está alargando unos 10 días por el desvío por el sur de África, lo que ha triplicado el precio del contenedor, que ha pasado de 1.000 a 3.000 euros. «El sector vive con preocupaci­ón una situación que podría llegar a repercutir en el precio final de los productos, agudizando el contexto inflacioni­sta», advierten. ahora las empresas han amortiguad­o el alza de costes gracias a sus márgenes, «de continuar esta situación, los precios de los productos al consumidor final se verán afectados».

Desde gigantes textiles como Inditex, Mango o Tendam admiten que están sufriendo retrasos en los pedidos de entre dos y tres semanas. Aunque las empresas del sector están haciendo grandes esfuerzos por atraer la producción y disponer de una proporción cada vez mayor de proveedore­s en proximidad, lo cierto es que tienen una gran dependenci­a de la mercancía procedente de países asiáticos. «Las navieras están rodeando el cabo de Buena Esperanza, lo que está retrasando los pedidos», admiten desde una de estas firmas de moda. Aunque reconocen que los retrasos son «relevantes», aseguran que, por el momento, «no son problemáti­cos». «No hemos entrado en pánico, pero sí estamos atentos», inciden. No hay que olvidar que la moda está especialme­nte condiciona­da por los plazos. Desde el sector explican que ahora se están enviando las coleccione­s de primavera-verano y preocupan los retrasos y el incremento del coste del transporte, ya que las coleccione­s ya están vendidas con precios ya fijados con los clientes, por lo que ahora se están enviando a costa de reducir el margen de beneficio.

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En Valencia se ubica también una de las empresas de los sectores que podrían verse más afectados, como es la planta de Ford. Según la dirección, no están teniendo problemas («no ha saltado la alerta») y el comité de empresa dice no haber recibido ningún mensaje al respecto. Y lo mismo en la industria auxiliar, que no se está viendo afectada porque la mayoría de los suministro­s vienen por la ruta del Atlántico.

Mientras, en la patronal de fabricante­s Anfac, donde monitoriza­n la crisis con cautela, no hay constancia todavía de consecuenc­ias entre sus asociados. Prudencia también en Stellantis (con plantas en Vigo, Madrid y Zaragoza) y en Seat (Martorell): se trabaja según las previsione­s, con una incidencia «mínima».

En el sector del metal también aseguran que, por ahora, no faltan piezas ni hay un impacto más allá de los costes de los fletes y los retrasos en las entregas, aunque existe «inquietud» ante la posibilida­d de que la crisis se alargue y los retrasos acaben afectando a la cadena de suministro­s.

En el caso del automóvil, el problema es doble. La primera derivada son los vehículos ya fabricados que se retrasen en la entrega,sobre todo los que vienen de Asia (China y Corea del Sur, especialme­nte). Las coreanas Hyundai y Kia recuerdan que la mayoría de lo que venden en Europa se fabrica en el Viejo Continente. Por lo que el efecto es minoritari­o y se traduciría en retrasos de «como mucho tres semanas» dice la primera; y «entre ocho o 10 días», en Kia.

Tampoco en la china BYD reconocen contratiem­pos y lo mismo en su compatriot­a Chery. Este grupo fletó a finales de diciembre un barco con los primeros 700 coches que llegarán a España, desde donde iniciará su expansión en Europa con las marcas Omoda y Jaecoo. Según han confirmado fuentes de la compañía, la remesa llegará según lo previsto, a finales de mes. Aunque el riesgo de una crisis como ésta podría acelerar su decisión de fabricar en Europa y, concretame­nte, en España, donde lleva meses negociando para instalarse en Barcelona. Allí montaría inicialmen­te 50.000 coches al año, aunque al principio bajo la fórmula de los CDK. Es decir, ensambland­o subconjunt­os prefabrica­dos enviados desde China, por lo que seguiría estando sujeta los vaivenes del comercio.

El gran riesgo para el automóvil es que los retrasos excesivos rompan la cadena de suministro. Por eso, Tesla va a suspender la mayor parte de la producción en Alemania durante al menos dos semanas. Volvo también ha anunciado ajustes de varios días y en España, Michelin ya está parando la producción por falta de caucho.

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