Duodécima ronda de sanciones de la UE a Rusia
Consigue con dificultad añadir a 140 individuos y empresas a las listas negras
Las primeras rondas de sanciones a Rusia por la invasión de Ucrania llegaron con anuncios sonoros, muestras de unidad, trompetas y celebraciones. Las siguientes, con satisfacción y más promesas. Pero las últimas, cada vez más complicadas, son otra cosa muy diferente. Se negocian y resuelven de forma mucho más discreta, casi incómoda. Y salen adelante con menos repercusión.
Las decisiones se siguen tomando, los mecanismos se van ajustando, pero la fatiga tiene también su reflejo entre quienes negocian los detalles más técnicos, casi dos años después del inicio de la agresión.
Ayer, los 27 dieron luz verde, por fin, al 12º paquete de sanciones a Moscú, una negociación que se intentó concluir la semana pasada pero no fue posible, que recibió el respaldo político de los líderes en el Consejo Europeo del jueves, y que fue finiquitada por procedimiento de silencio, es decir, sin que nadie, ni la Hungría de Viktor Orban, se opusiera formalmente.
«Con el duodécimo paquete, presentamos un conjunto sólido de nuevas listas y medidas económicas que debilitarán aún más la maquinaria Su argumento era que haría mucho daño a su economía, pero no a la rusa, porque serían muy fácilmente esquivables las sanciones a través de los mercados del Golfo o la India. Para eso, en estos meses el G7 ha trabajado en un mecanismo de trazabilidad que, confían, servirá para impedir más elusión.
Además, el paquete endurece la aplicación de la limitación de los precios del petróleo mediante una vigilancia más estrecha del modo en que los petroleros pueden servir para saltarse el límite máximo, pues Moscú ha logrado seguir ingresando miles de millones a través de una flota de petroleros en la sombra y de empresas con sede en todo tipo de lugares, de Singapur a Pakistán, evitando los circuitos habituales que occidente creía tener vigilados. Las sanciones por eso también contemplan obligaciones más estrictas en materia de inmovilización de activos y duras medidas contra las empresas de terceros países que eludan las sanciones, dice la Comisión.
«La Unión Europea está decidida a debilitar aún más la capacidad de Rusia para librar su guerra de agresión, reforzando aún más sus sanciones y mediante su aplicación plena y efectiva y la prevención de su elusión, especialmente en el caso de mercancías de alto riesgo, en estrecha cooperación con socios y aliados», decía el documento de conclusiones de la cumbre ratificado el pasado jueves.
«El Consejo Europeo acoge con satisfacción la adopción del 12º paquete de sanciones. También el acuerdo alcanzado sobre la Directiva sobre la definición de delitos y sanciones por la infracción de medidas restrictivas de la Unión. El Consejo Europeo condena el continuo apoyo militar a la guerra de agresión de Rusia proporcionado por Irán, Bielorrusia y la RPDC», se podía leer.
Con el visto bueno de los gobiernos, se han añadido más de 140 personas y entidades a esa lista del Servicio de Acción Exterior dirigido por Josep Borrell, lo que implica la inmovilización de activos a agentes militares y de defensa rusos, incluidas empresas de la industria militar. También se incluyen firmas del sector de las tecnologías de la información y otros agentes económicos importantes. Pero no el Raiffeisen Bank International (RBI), protegido por Viena a toda costa.
«Las medidas también se dirigen contra quienes han orquestado las denominadas elecciones ilegales recientes en los territorios de Ucrania que Rusia ha ocupado temporalmente, y a los responsables de la reeducación forzada de niños ucranianos».
La gran mayoría de los gobiernos nacionales han tenido o tienen problemas con las sanciones, porque afectan a sus economías. Hungría amenaza a Bulgaria con impedir su llegada a Schengen si no quita las restricciones para que el petróleo ruso pase por su territorio. Y las grandes navieras griegas o maltesas buscaban atajos para sus barcos.
Bélgica tuvo desde el inicio un problema con los diamantes, igual que las empresas italianas de lujo. Ahora, la UE añade una prohibición a la importación de diamantes no industriales, extraídos, transformados o producidos en Rusia, una medida «cuyo objetivo es privar a Rusia de este importante flujo de ingresos, estimado en 4.000 millones de euros al año».
Todos los miembros del G7 aplicarán la prohibición de los diamantes exportados de Rusia a más tardar el 1 de enero de 2024. A partir del 1 de marzo entrará en vigor una prohibición de los diamantes rusos pulidos en un tercer país y, a partir del 1 de septiembre, la medida se ampliará de forma que abarque los diamantes, joyas y relojes que contengan diamantes producidos en laboratorios.
En cuanto a la energía, después de que la UE haya reducido en paquetes anteriores la dependencia del gas o el crudo de Moscú, se añaden ahora ciertas disposiciones. Así se endurece la limitación del G7 aplicable a los precios del petróleo mediante la introducción de nuevas medidas dirigidas a vigilar más estrechamente la venta de petroleros a terceros países.