Desayunos y meriendas diferentes en La Tahona
LA historia de Carmen Pinilla y de La Tahona arranca tres semanas antes del 15 de marzo de 2020, fecha del inicio del confinamiento por la pandemia del Covid. “Abrimos las puertas con el reto de hacernos un sitio en esta zona pero antes de empezar a crearnos nuestra clientela, se produjo el cierre”, recuerda. El reto al que se enfrentaba tenía muchos frentes: por un lado, buscar su sitio en un barrio y entre las muchas cafeterías de toda la vida que había alrededor; y por otro, emprender en el sector de la hostelería después de muchos años en los que había desarrollado su vocación como maquilladora, gestionando un negocio de esta índole.
El parón obligatorio, y hasta que comenzaron las diferentes fases de la desescalada, ofreció a Carmen la oportunidad de pensar, analizar y preparar las líneas maestras de lo que sería La Tahona. “Lo primero que hicimos fue reducir la carta de desayunos, porque la que teníamos era muy grande y era inviable, y optar por las propuestas de fuera de carta”, a lo que “incorporamos las confituras por inicitiva de mi suegra, que me propuso hacerlas de calabaza, berenjena, flores...”.
Todo estos cambios en la oferta fueron acompañados de un lógico cambio de precio, no exento de cierto vértigo, según admite Carmen: “Durante mucho tiempo perdí beneficios y ya, al manejar los escandallos, me dí cuenta de que debía actualizar los precios, aunque eso supusiera que los clientes no lo acogieran bien”. Junto a las confituras, llegaron otras novedades como los huevos poché, los diferentes panes, como el de chocolate, o la más reciente, en la que se incorpora el rabo de toro o el paté de croquetas, elaboradas de forma casera por su marido, otro de los pilares de La Tahona.
Gracias a estos cambios, Carmen ha logrado que la clientela tenga en su mente La Tahona como un establecimiento al que merece la pena ir ex profeso para desayunar. A esta oferta tan particular y propia se le une el espacio, donde las flores tienen un protagonismo extraordinario y cuya iniciativa partió de su madre, quien sugirió que “para trabajar bien, hay que procurar que te sientas a gusto en él”; y el personal, que ha sabido absorver los conocimientos de atención al público y comerciales que Carmen les ha sabido transmitir tras muchos años de experiencia en el trato al público: “Si tu personal está contento, más contento está el cliente y más tranquila estoy yo sabiendo que, si me tengo que ausentar, ellos van a mantener la calidad del trato al cliente”. Sin duda, cuatro son los pilares de Carmen y de La Tahona: “Mi hermano, mi marido, mi suegra y mi madre son fundamentales para que seamos lo que somos”.
Si bien actualmente el horario de apertura es de lunes a domingo hasta las 13:00, a partir de inicios del próximo otoño prevén ampliarlo hasta las 20:00 desde el jueves hasta el domingo, para ofrecer nuevas propuestas relacionadas con la merienda, incorporando una amplia variedad de tartas en cuyo diseño ya se encuentra inmersa, coctelería y zumos naturales con ingredientes diversos. De esta manera, es previsible pensar que, si ha revolucionado el mundo del desayuno, también lo haga con el de la merienda.