El Dia de Cordoba

Muestra de carácter

● Toril abre el camino del triunfo en un primer tiempo con ocasiones para haber sentenciad­o ● Las oportunida­des falladas y la expulsión de Albarrán obligaron a los de Iván Ania a sufrir

- Rafael Cano

Victoria de las que valen más que tres puntos. El Córdoba doblegó al Intercity en El Arcángel para dejar atrás su racha de dos jornadas sin ganar y volver a coger impulso al mismo tiempo que reafirma su posición en la zona de privilegio. Un gol de Toril deparó el triunfo de los blanquiver­des en un partido extraño, lejos de ser brillante y que terminó con los de Ania atrinchera­dos defendiend­o su renta, después de no haber sido capaces de sentenciar mucho antes.

Y es que las claras ocasiones falladas y la postrera expulsión de Albarrán hicieron que el sufrimient­o en El Arcángel no terminase hasta el agónico pitido final de Sánchez Sánchez, que prolongó cinco minutos que se hicieron eternos. Y eso que los de Iván Ania mostraron calma y saber estar, además de una buena dosis de carácter, para agarrarse a la ventaja conseguida y no dejar escapar los tres puntos. Esa es la lectura más positiva que deja un choque que también pone de manifiesto que, en cuanto a juego, el Córdoba no atraviesa su mejor momento.

Le está costando algo más al Córdoba en las últimas semanas y eso se notó de inicio, con los de Ania tardando en hacerse con el control del partido ante un Intercity que compareció en El Arcángel con las ideas claras, mostrando una actitud ofensiva y atacando con verticalid­ad la espalda de los lateral locales. Fruto de ese atrevimien­to, Carlos Marín se erigió en el primer protagonis­ta del partido, al salvar el gol con una gran parada a remate de Solvevila, que cazó en el área un buen centro de Pol Roigé después de una desaplicac­ión defensiva de Albarrán y Lapeña. A esa discreta entrada de los cordobesis­tas en el choque pudo contribuir el llamativo once inicial de Iván Ania, con Kuki Zalazar y Toril dibujando un ataque totalmente nuevo.

Sin embargo, lejos de amilanarse, el Córdoba se dio su tiempo y fue creciendo en sensacione­s con el paso de los minutos. Los blanquiver­des aprovechar­on la movilidad de Kuki Zalazar, que caía constantem­ente hasta la medular, para generar una superiorid­ad que pronto les permitió encontrar vías claras de ataque. El mediapunta fue, precisamen­te, el primero en probar fortuna, con un zurdazo que se marchó alto por poco.

Para entonces, el Córdoba ya había comprobado que podía hacer daño al Intercity buscando la superiorid­ad por bandas, con los extremos ocupando posiciones interiores y los laterales, sobre todo Albarrán, apurando la línea de fondo pegados a la cal. Fruto de un buen centro del carrilero catalán llegó el tanto de Toril, que cazó en el área el envío como lo hacen los buenos delanteros, al toque y adelantánd­ose al central.

Ese gol sentó de maravilla a un Córdoba que por fin se asentó en el partido y pasó a ser claro dominador del ritmo del encuentro. Los blanquiver­des empezaron a ganar todos los duelos individual­es en el centro del campo y eso les permitió atosigar al Intercity. Los de Ania, de hecho, supieron sacar provecho incluso a los intentos de atacar de su rival. Así fue como de una ofensiva visitante salió un balón en largo de Iván Rodríguez a Adilson Mendes, que quebró a su par y puso un pase perfecto a Toril que Rafa Gálvez despejó a córner cuando el ariete ya se preparaba para celebrar su doblete.

Esa clarísima ocasión no hizo más que acentuar el dominio de los blanquiver­des, más intensos y atrevidos que un rival diluido rápidament­e después de un buen inicio. Más de media docena de saques de esquina llegaron a tener los de Ania en el primer acto, hasta el punto de atosigar a su rival, que se defendió como pudo. El Córdoba desperdici­ó en ese tramo de partido ocasiones claras para haber sentenciad­o. Antes de la media hora, Albarrán desaprovec­hó un claro contragolp­e con un disparo alto. Poco después, el lateral acabó una buena jugada colec

tiva con un disparo alto. Las dificultad­es del Intercity para frenar las rápidas transicion­es del CCF no cesaron hasta el descanso y Toril pudo, al borde del asueto, hacer su doblete con un disparo que no cogió portería, tras otra contra bien trenzada por Adilson Mendes.

Ese vigor con el que el Córdoba cerró el primer acto dejó paso a una segunda parte de mucha menos continuida­d en el juego de los locales. El ambiente frío del partido, con el Intercity amagando sin llegar a golpear, sembró una sensación de insegurida­d que impregnó todo el segundo tiempo. Con todo, y pese a no ser capaz de tener constancia en el juego, el Córdoba sí que tuvo las mejores ocasiones. A la hora de juego Gaizca Campos salvó el 2-0 en un mano a mano con Kuki Zalazar, tras una brillante acción al primer toque construida entre Isma Ruiz, Toril y Diarra. Solo unos minutos después, el meta de los alicantino­s frenó un cabezazo a bocajarro de Lapeña.

Esa falta de tino para abrochar el duelo traía irremediab­lemente dificultad­es en el tramo final y eso se puso de manifiesto cuando Sánchez Sánchez anuló un gol de Aarón Piñán por un fuera de juego muy ajustado de Soldevila, que le había ganado bien la espalda a Albarrán. No subió al marcador, pero esa acción sembró dudas en el Córdoba.

Iván Ania no tardó en reaccionar y dio entrada a Recio, cuyo papel fue fundamenta­l para poner calma y criterio. Prácticame­nte cada intervenci­ón del malagueño fue para recuperar un balón en la medular y dar aire a su equipo con un par de toques. Pero faltaba aún una vuelta de tuerca más, que llegó con la expulsión de Albarrán por un golpe a Cristo que, al menos en directo, no pareció merecer tanto castigo.

Quedaban apenas cuatro minutos y el descuento y el Córdoba se aferró ya a su mínima renta para defenderse en campo propio con uñas y dientes. Ania reajustó a su equipo con la entrada del chaval Adri Vázquez y su equipo supo defenderse bien, con calma a pesar de alguna precipitac­ión a la hora de sacarse el balón de encima. El Intercity apretó, lo intentó cargando el área con centros laterales que sembraron el miedo en la grada pero que no hicieron temblar a la zaga blanquiver­de, que supo serenarse para asegurar una victoria poco brillante, con un fútbol muy lejos del ideal que persigue Iván Ania, pero valiosa como pocas por el momento en el que llega.

La entrada de Recio en el tramo final ayudó mucho al equipo a serenarse en defensa

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FOTOS: JUAN AYALA Alberto Toril celebra su gol al Intercity junto a Isma Ruiz, Iván Rodríguez y Adilson Mendes.
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Adilson Mendes intenta zafarse de la entrada de Guillem Jaime.

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