Búsqueda y encuentro
Al contemplar estas últimas obras de Miguel Fructuoso (Murcia, 1971), me vienen a la mente unas cuantas referencias de la Historia de la Pintura, como pueden ser el Constructivismo, el Suprematismo o el Cubismo; Matisse, Léger… No desde luego porque considere que exista entre aquellas y estas una relación directa, justificativa, causal o inspiradora, sino acaso por una inclinación personal a buscar este tipo de genealogías. En series anteriores encontramos algunos juegos referenciales explícitos, lo cual parece indicar que a Fructuoso le interesan, le motivan o movilizan, esta clase de alusiones. Dicho de otra manera: se trata de un pintor con memoria y formación, culto, consciente de las problemáticas que se han venido produciendo en torno al cuadro y al espacio pictórico durante décadas. Dando esto por hecho, no agotemos en tales disquisiciones la valoración de sus obras.
Es interesante detenerse en el título de la exposición. Es significativo con respecto del proceder del artista, cuya pintura entiendo que se va gestando a medida que suceden cosas sobre el lienzo. Me extrañaría mucho que Fructuoso tuviera una imagen predeterminada en su cabeza al abordar cada obra, aunque parta de un cierto esquema espacial. A la vista quedan una serie de superposiciones, manchas y gestos que delatan su búsqueda continua hasta alcanzar una composición que, inevitablemente, habrá surgido como resultado del proceso de ejecución. Un entramado pictórico, diverso y heterogéneo, donde vemos reformulados con extraordinaria desenvoltura géneros tan tradicionales como el paisaje o el bodegón. Miguel Fructuoso El merodeador