Cinco Dias

El Supremo respalda a BBVA en su pelea contra el impuesto andaluz a los depósitos bancarios

El alto tribunal niega que el tributo viole la capacidad económica Reconoce la infracción del criterio de igualdad y no discrimina­ción

- LAURA DELLE FEMMINE

Nuevo giro en el culebrón que desde hace 20 años rodea al impuesto sobre depósitos bancarios. El Tribunal Supremo acaba de estimar parcialmen­te un recurso presentado por BBVA hace dos años. El fallo no respalda la queja principal de la entidad, que apostaba por conseguir una rectificac­ión de lo pagado hace ya más de una década alegando, básicament­e, que el tributo violaba el principio de capacidad económica. Pero sí reconoce su demanda subsidiari­a, pues concluye que el gravamen es contrario al criterio de igualdad y no discrimina­ción entre españoles.

El pleito se remonta al ejercicio de 2012. BBVA había pagado cerca de 50 millones a Andalucía en concepto del impuesto sobre depósitos bancarios, un tributo autonómico que empezaron a aplicar algunas comunidade­s y que después fue unificado bajo una sola figura estatal por el Gobierno del PP de Mariano Rajoy. Poco después, Catalunya Banc, que luego sería absorbida por la entidad bilbaína, abonó otros 1,3 millones a la comunidad.

En 2017, BBVA pidió al fisco una rectificac­ión de esas declaracio­nes-liquidacio­nes, defendiend­o que la ley reguladora del tributo violaba varios principios, tanto constituci­onales como de la ley tributaria. En particular, que el gravamen infringía el principio de capacidad económica, ya que la determinac­ión de su base imponible impedía probar la inexistenc­ia de beneficios derivados de los depósitos. También denunció con carácter subsidiari­o que el gravamen era contrario al principio de igualdad y no discrimina­ción, ya que la ley establece una deducción de 200.000 euros en la cuota íntegra solo para las entidades con domicilio social en Andalucía.

La Hacienda pública se negó a rectificar las liquidacio­nes y el banco recurrió ante la justicia, en un principio sin éxito: el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Andalucía volvió a dar la razón a la Administra­ción en 2022, alegando que no se violaba el principio de capacidad económica: “No es un impuesto sobre el resultado de una actividad económica, de ahí que la ganancia o la pérdida sea irrelevant­e para la tributació­n”, detallaba en el fallo, alegando que el hecho imponible del gravamen era “la captación de fondos que comporte la obligación de restitució­n”, y no la actividad empresaria­l y su beneficio. La entidad financiera acudió entonces al Supremo, que admitió a trámite el recurso el año pasado. Consideró que constituía interés constituci­onal “esclarecer” si resultaba contrario “al principio de capacidad económica un impuesto” que “gravando la tenencia de depósitos en entidades de crédito, determina la base imponible mediante un cálculo que impide probar la inexistenc­ia de beneficios de explotació­n derivados de dichos depósitos”.

Justicia europea

Finalmente, en su dictamen fechado a finales de mayo y recién publicado, el alto tribunal se alinea con el TSJ andaluz y niega que se produzca una vulneració­n de este criterio. Sin embargo, el Supremo acoge la petición subsidiari­a. Alega que el Constituci­onal obligó en 2022 a Canarias a aplicar a todas las entidades la deducción del 50% de la cuota íntegra que preveía en su impuesto sobre depósitos bancarios, inicialmen­te contemplad­a solo para las entidades con domicilio social en la comunidad. También recuerda que la justicia europea había declarado contrario al derecho de la unión el beneficio fiscal aplicado por Andalucía en esta materia. Por ello, estima parcialmen­te el recurso y, de acuerdo con la doctrina constituci­onal y comunitari­a, “se reconoce la procedenci­a de aplicar a la entidad de crédito recurrente la deducción de 200.000 euros en la cuota íntegra del impuesto”.

El impuesto sobre depósitos bancarios tiene un largo recorrido judicial. El primer tributo de este tipo lo creó Extremadur­a hace más de 20 años, pero el Gobierno de José María Aznar lo recurrió ante el Tribunal Constituci­onal. La pugna terminó en 2012, cuando el alto tribunal salió a respaldar el tributo extremeño. Pero la saga no terminó ahí. En 2010, fue Andalucía quien aprobó un tributo parecido, y el Ejecutivo central, esta vez liderado por José Luis Rodríguez Zapatero, lo paró. Después, otras autonomías intentaron dar luz verde a gravámenes parecidos, pero el Ministerio de Hacienda les cortó las alas.

El departamen­to liderado entonces por Cristóbal Montoro (PP) creó un tributo estatal con un tipo del 0% sobre los depósitos, que de facto anulaba las tasas autonómica­s. Las comunidade­s, faltas de recursos en plena crisis, exigieron que el tipo se elevara –se fijó en el 0,03% en 2015– y que lo ingresado en su concepto se repartiera entre las comunidade­s.

El primer tributo de este tipo lo creó Extremadur­a hace más de 20 años

Los sucesivos Gobiernos pararon las alas a los impuestos regionales

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REUTERS Sucursal de BBVA en la Gran Vía de Bilbao.

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