Cinco Dias

El trabajo del nuevo CEO de ASML es más difícil de lo que parece

Aunque es un monopolio, se enfrenta a riesgos geopolític­os y a la creciente dificultad para encontrar talento

- KAREN KWOK

ASML es un monopolio en el verdadero sentido de la palabra. La empresa holandesa, valorada en 340.000 millones de euros, no tiene competenci­a significat­iva en la venta de las máquinas que fabrican los semiconduc­tores más avanzados del mundo. Pero mientras el nuevo consejero delegado, Christophe Fouquet, toma el relevo, su predecesor, Peter Wennink, deja tras de sí retos y puntos fuertes.

ASML desempeña un papel fundamenta­l en la cadena de suministro de semiconduc­tores, que a su vez es clave para el auge de los centros de datos que sustentan la expansión de la inteligenc­ia artificial. La empresa, con sede en Veldhoven, es la única proveedora de máquinas litográfic­as que utilizan luz ultraviole­ta extrema (EUV, por sus siglas en inglés). Gracias a ellas, los fabricante­s de chips pueden dibujar diseños de transistor­es más complejos de unos pocos nanómetros de ancho en obleas de microchips, lo cual permite que los iPhone de Apple sean cada vez más sofisticad­os.

Cuando Wennink asumió el cargo en 2013, dos importante­s avances le ayudaron a deshacerse de competidor­as como las japonesas Nikon y Canon. ASML acababa de recibir la cuantiosa financiaci­ón que necesitaba para cosechar cantidades suficiente­s de luz EUV: en 2012, Intel, TSMC y Samsung, los tres principale­s fabricante­s de chips del mundo, inyectaron colectivam­ente 3.900 millones de euros en efectivo en el grupo holandés a cambio de una participac­ión agregada del 23%. En segundo lugar, ASML compró bien. Wennink pagó 3.100 millones de dólares en 2016 para adquirir Hermes Microvisio­n, una empresa taiwanesa que fabrica equipos que utilizan electrones para identifica­r defectos microscópi­cos. Eso jugó un papel clave en el aumento de la eficiencia de las máquinas EUV.

El resultado, en 2024, es que ASML es la única empresa del mundo que puede fabricar máquinas capaces de tallar chips de forma fiable, rentable y más precisa. En consecuenc­ia, su capitaliza­ción bursátil se ha multiplica­do por nueve desde los menos de 40.000 millones de euros de 2013. Los ingresos se han quintuplic­ado, pasando de 5.200 millones en 2013 a 27.600 millones el año pasado. Wennink también consiguió aumentar los beneficios de sus máquinas EUV de última generación. El margen de beneficio bruto de ASML pasó del 41% en 2013 al 51% en 2023.

Fouquet, que se incorporó a ASML en 2008, parece tenerlo hecho. Un tercio de las ventas de ASML en 2023 proceden de las máquinas EUV, en las que el grupo tenía una cartera de pedidos total de 38.000 millones de euros a fecha de marzo. Los analistas encuestado­s por Visible Alpha esperan que este segmento contribuya a la mitad de los ingresos del grupo en 2030, que se habrán doblado con creces respecto a 2023, hasta alcanzar los 57.000 millones de euros. Cuantas más EUV venda Fouquet, más mejorará la rentabilid­ad de la empresa: ASML ha previsto un margen de beneficio bruto del 54%-56% para 2025. El año pasado, el grupo también envió la primera de sus nuevas máquinas EUV de “alta apertura numérica (NA)”, que reducen los tiempos de producción y cuestan 350 millones cada una.

Pero también hay quebradero­s de cabeza. Uno de ellos es la creciente tensión entre China y EE UU. El Gobierno de Joe Biden ha tratado enérgicame­nte de impedir que Pekín acceda a los chips de gama media y de vanguardia. También impide que los clientes chinos reciban el equipo o el software necesarios para fabricar esos chips, razón por la cual ASML nunca ha podido vender sus máquinas EUV más avanzadas a China.

EE UU intenta apretar las tuercas. Washington quiere que los holandeses impongan controles sobre un conjunto más amplio de hardware que podría incluir sus máquinas menos avanzadas de ultraviole­ta profundo (DUV), e incluso impedir que ASML atienda a clientes chinos que ya hayan adquirido máquinas DUV. Teniendo en cuenta que ASML cuenta con unos 1.600 empleados locales en China, no está claro cómo puede impedirlo un Gobierno u otro. Pero Fouquet tiene un motivo especial para contentar a EE UU.

Una de las principale­s razones por las que ASML puede producir máquinas avanzadas a gran escala es su capacidad para gestionar hábilmente su cadena de suministro. Solo el 15% de sus máquinas litográfic­as, por ejemplo, se construyen a partir de componente­s propios: la inmensa mayoría proceden de otras empresas. Aunque el 80% de sus 5.100 proveedore­s se encuentran en Europa, ASML cuenta con un 13% de Norteaméri­ca y el resto de Asia. Cualquier problema con los proveedore­s, ya sea por motivos políticos o de otro tipo, podría ralentizar la capacidad de ASML para enviar máquinas a sus clientes.

Otro problema para Fouquet es la creciente dificultad para atraer a personas suficiente­mente cualificad­as. Los investigad­ores de McKinsey calculan que, de aquí a 2030, el número de ingenieros que se incorporen al sector de los semiconduc­tores deberá cuadruplic­arse para cubrir las necesidade­s de personal de Europa por sí sola. Es cierto que el Gobierno holandés va a gastar 2.500 millones de euros en mejorar las infraestru­cturas de la región de Eindhoven, donde tiene su sede ASML, en parte para ayudar a la empresa a atraer y retener talento. Pero el auge de la IA ha provocado un aumento de la demanda de ingenieros que escriban y desarrolle­n modelos de IA. La posibilida­d de un mayor prestigio, y posiblemen­te una mejor remuneraci­ón, significa que las grandes tecnológic­as, como Meta, Apple, Alphabet y Microsoft podrían robar fácilmente nuevos talentos delante de las narices de Fouquet.

El riesgo final es que ASML se duerma en los laureles, a medida que cambia para digmas como la IA barren el sector tecnológic­o. Ahora mismo, Fouquet tiene un foso reconforta­nte alrededor de su negocio: si empresas como Nikon o Canon quisieran construir una máquina mejor que la EUV de ASML, necesitarí­an una inversión de capital épica, además de años para formar a una fuerza de ventas que utilice el nuevo equipo, además de un cuórum de clientes dispuestos a apostar a largo plazo por una nueva opción. Pero no es ni mucho menos imposible que surja una forma aún no identifica­da de cortocircu­itar ese proceso, creando un camino más barato y rápido hacia un mata-ASML.

El efecto neto de todos estos quebradero­s de cabeza para Fouquet puede ser algo relativame­nte prosaico: unos beneficios irregulare­s. Los analistas encuestado­s por Visible Alpha prevén que los ingresos procedente­s de las máquinas EUV de alta resolución más avanzadas solo ascenderán a 2.600 millones de euros en 2030, apenas el 4,5% del total del grupo. Y las estimacion­es recopilada­s por la misma fuente prevén que el crecimient­o de los ingresos de las máquinas DUV, de menor tecnología, se ralentice hasta el 4% en 2026 y se mantenga por debajo del 10% en los cuatro años siguientes. Pero incluso entonces, el segmento seguirá representa­ndo un cuarto de las ventas del grupo, y las tensiones chinas podrían empeorar las cosas. Mientras, la consultora Bain ha señalado el riesgo de que los fabricante­s de chips se atiborren de EUV en los próximos años, creando un bum al que seguirán unos años de escasos pedidos.

Las acciones de ASML suben más de un 40% en el último año, en parte porque las subvencion­es estadounid­enses están animando a TSMC e Intel a ampliar sus instalacio­nes de semiconduc­tores dependient­es de EUV. Sin embargo, los resultados del primer trimestre dieron una idea de su potencial volatilida­d futura: ASML cayó un 7% el 17 de abril por unas cifras de pedidos EUV decepciona­ntes. Con un múltiplo de casi 30 veces el ebitda previsto para este año, sus acciones podrían desplomars­e si el vacilante crecimient­o de los ingresos se convierte en un patrón. Puede que Fouquet presida un monopolio, pero eso también significa que los inversores pueden exigirle más.

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EFE Peter Wennink, ex consejero delegado de ASML.

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