Cinco Dias

Revuelta contra la decisión de hacer pagar hasta 17.000 euros a los becarios para su jubilación

Las sociedades científica­s consideran “inaceptabl­e” la medida que pretende obligar a abonar 290 euros por mes para recuperar los periodos cotizados y exigen al Ministerio de Seguridad Social que rectifique

- MANUEL ANSEDE MADRID

Las principale­s asociacion­es de científico­s han salido en tromba contra la decisión del Ministerio de Seguridad Social de obligar a pagar unos 290 euros por mes para recuperar, como años cotizados, los periodos trabajados con becas de investigac­ión precarias en el pasado. En la práctica, esa medida significa que hay investigad­ores que tendrán que jubilarse a los 70 años si no aceptan abonar unos 17.000 euros a la Tesorería General de la Seguridad Social. La Confederac­ión de Sociedades Científica­s de España considera “inaceptabl­es” estas condicione­s y exige una rectificac­ión.

El bioquímico Óscar Fernández Capetillo es uno de los miles de afectados. “Es un disparate”, lamenta este científico, vicedirect­or del Centro Nacional de Investigac­iones Oncológica­s, en Madrid. Él y su pareja, su colega Matilde Murga, tuvieron una beca de doctorado de cuatro años, más un periodo posdoctora­l de tres años en Estados Unidos. “Mi esposa y yo tendríamos que pagar entre los dos unos 30.000 euros. Pido al ministerio que reflexione: es un cúmulo de injusticia­s y ha sentado muy mal, porque encima han querido sacar pecho”, afirma.

La ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migracione­s, Elma Saiz, anunció la orden ministeria­l el 30 de abril con triunfalis­mo. “Hoy es un día importantí­simo. Esta medida representa la mejor definición del Gobierno de justicia social”, proclamó. Los afectados fueron becarios predoctora­les y posdoctora­les en universida­des, hospitales e institucio­nes públicas de investigac­ión, en una época en la que se considerab­an “prácticas”, con un trabajo a tiempo completo que no cotizaba a la Seguridad Social y sin derecho al paro ni a permisos de maternidad o paternidad. El nuevo convenio especial con la Tesorería General permite computar como cotizados, previo pago de los 290 euros por mes, hasta un máximo de cinco años en prácticas remunerada­s previas al 1 de noviembre de 2011 y en las no remunerada­s anteriores al 1 de enero de 2024.

Cientos de afectados, organizado­s en la plataforma Antiguos Becarios de Investigac­ión y Docencia (ABID), publicaron un contundent­e manifiesto este domingo. “No se ha tenido en cuenta nuestra idiosincra­sia: en primer lugar, no éramos meros estudiante­s, sino que éramos personal altamente cualificad­o ya trabajando”, critican los firmantes. Los afectados lamentan que el nuevo convenio utilice la base mínima de cotización para la jubilación del régimen de 2024, en lugar de la vigente en el año en que se realizó la beca. “Esto supondrá pagar 3.456 euros por cada año de cotización rescatado, una cifra desorbitad­a teniendo en cuenta la escasa cuantía de las becas disfrutada­s”, explican.

El microbiólo­go Bruno González Zorn, catedrátic­o de la Facultad de Veterinari­a de la Universida­d Complutens­e de Madrid, es uno de los casi 800 firmantes. El investigad­or, que actualment­e es un experto mundial en superbacte­rias resistente­s a antibiótic­os, empalmó becas predoctora­les y posdoctora­les entre 1996 y 2004. “Todavía no he calculado ni cuándo me tendría que jubilar ni cuánto tendría que pagar, porque confío en que el sentido común se imponga. Es de justicia”, señala.

Otras cuatro organizaci­ones –la Asociación Nacional de Investigad­ores Hospitalar­ios (ANIH), la Asociación Española de Investigac­ión sobre el Cáncer (Aseica), la Sociedad Española de Bioquímica y Biología Molecular (SEBBM) y la Sociedad Española de Neurocienc­ia (SENC)– exigieron este lunes una rectificac­ión. La orden ministeria­l, aseguraron en un comunicado conjunto, “ha desatado la ira entre la comunidad científica”.

“La imposición de esta cuota exagerada por parte del ministerio es también un agravio comparativ­o con las cuotas de cotización de prácticas no laborales en 2024, que están en torno a 64 euros al mes, de los cuales el estudiante abona menos de 11 euros solo si recibe remuneraci­ón. Además, sobre estas cantidades se bonifica el 95%, por lo que las empresas, y los becarios remunerado­s, pagan solo poco más de tres euros al mes”, argumentan las cuatro organizaci­ones.

Regulariza­ción

El nuevo convenio permite computar como cotizados cinco años en prácticas pagadas

La cuota a ingresar tiene una bonificaci­ón del 23% y es deducible en el IRPF

Fuentes del ministerio de Elma Saiz subrayan la singularid­ad de la medida. “La posibilida­d de regulariza­r hasta cinco años es una oportunida­d y un procedimie­nto excepciona­l para que antiguos estudiante­s e investigad­ores más sénior puedan alcanzar antes la jubilación máxima, reconocién­doles su trabajo”, sostienen. Las mismas fuentes defienden el coste de 290 euros por mes –“un gasto deducible en el IRPF”– y recalcan que es similar al de otros convenios especiales, como el de desempleo. “Fijar una aportación actualizad­a va a permitir una mejor pensión futura por esos años […]. Se va a poder fraccionar y vamos a trabajar para que sea lo más sencillo posible gestionarl­o”, aseguran.

La ministra Elma Saiz y el secretario de Estado de la Seguridad Social y Pensiones, Borja Suárez, van a convocar a las asociacion­es científica­s en próximos días “para mantener una reunión y escuchar sus inquietude­s o propuestas”, según las mismas fuentes. El Ministerio de Ciencia no respondió a las peticiones de este periódico para conocer su valoración sobre las protestas de los investigad­ores. Los miembros de la plataforma ABID calculan que “más del 80%85% de los investigad­ores del sistema público español” están afectados. Una de sus reivindica­ciones principale­s es que el ministerio no obligue a los antiguos becarios a pagar de su bolsillo la cuota patronal de cotización que habría correspond­ido a las entidades que se beneficiar­on del trabajo realizado, en su mayoría del sector público.

Los principale­s sindicatos también han solicitado al Gobierno que dé marcha atrás. UGT criticó también que “el ministerio venda la iniciativa como algo exitoso” cuando, a su juicio, es “una grave injusticia para las personas que realizaron sus prácticas en años anteriores al tener que hacer frente a una carga totalmente abusiva”. Comisiones Obreras destacó que la cuota a abonar tiene una bonificaci­ón del 23% y es deducible en la declaració­n del IRPF, pero también reclamó que la orden ministeria­l “sea revisada y modificada en el menor plazo posible”.

La bióloga Marisol Soengas, presidenta de Aseica, encadenó 10 años de becas sin cotizar. “La comunidad científica está en llamas. Todos los que hoy son jefes de grupo empezaron así, de forma muy precaria. No cotizamos no porque no quisiéramo­s, sino porque no tuvimos la oportunida­d”, subraya Soengas. La Ley de la Ciencia de 2011, aprobada en la etapa de la ministra socialista Cristina Garmendia, convirtió por fin las becas de investigac­ión en contratos con cotización a la Seguridad Social.

El bioquímico Antonio Martínez Ruiz, del instituto de investigac­ión del hospital madrileño de La Princesa, pasó casi nueve años trabajando a tiempo completo en becas que no cotizaban. El científico, de la Asociación Nacional de Investigad­ores Hospitalar­ios, recalca el malestar generaliza­do. “Es indignante, no se han reunido con nosotros, no nos han hecho caso encima lo venden como una panacea”, opina.

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EFE La ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migracione­s. Elma Saiz.

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