Reforestación inteligente para mejorar bosques y empresas
Compañías como Land Life, Re Tree, Sylvestris o CO2 Revolution utilizan inteligencia artificial, semillas modificadas y herramientas innovadoras para recuperar la biodiversidad
El mundo empresarial, cada vez más preocupado por cumplir los criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ASG), ha acuñado un nuevo término: reforestación inteligente. El apelativo de “inteligente” lo utilizan empresas que se dedican a replantar para vender los “beneficios medioambientales” de ese terreno a otra compañía, que los necesita para compensar la expulsión de dióxido de carbono generado por su actividad principal.
Durante el proceso, y para ser más eficientes en la replantación, utilizan nuevas tecnologías que van desde la inteligencia artificial hasta los satélites, pasando por macetas especiales desarrolladas en sus departamentos de innovación. El reto es saber si estas iniciativas capaces de utilizar dinero privado para reforestar bosques públicos serán suficientes para revertir la destrucción de bosques y biodiversidad que está en marcha.
Tres cuartas partes de España sufren amenaza de desertificarse en un futuro próximo, según el Ministerio de Transición Ecológica. Un millón de hectáreas (el 2% de la superficie española) está en riesgo muy alto de convertirse en un yermo en solo unos años, y otros ocho millones están en riesgo alto. El año 2023 vio arder 80.000 hectáreas de zona arbolada. En 2022, uno de los peores que se recuerda, se quemaron tres veces más: 310.000 hectáreas, un 40% de lo ardido en toda la UE ese año.
El sector de la reforestación está dividido en tres tipos de actuaciones: las que realizan las ONG, los proyectos propios de grandes multinacionales como Endesa, Iberdrola, Telefónica, CaixaBank Sanitas, Cisco, AstraZeneca y las empresas dedicadas a replantar y vender el beneficio climático que aporta el terreno. Son estas dos últimas categorías las que han abrazado el apelativo de “inteligente”.
DANIEL ALONSO VIÑA
Tienen nombres como ReTree, Sylvestris, Land Life o CO2 Revolution, y venden la cantidad de dióxido de carbono que absorben sus proyectos a empresas como Repsol, ArcelorMittal, Enagás, Naturgy... que consiguen así compensar el número de gases que emiten a la atmósfera. Utilizan el análisis de datos y los algoritmos para determinar el tipo de plantas y la cantidad que van a utilizar en un terreno concreto. La compañía CO2 Revolution ha desarrollado la semilla inteligente iSeed que tira con drones y que permite el lanzamiento de hasta 100.000 semillas.
“Reforestación a gran escala impulsada por la tecnología”, anuncian en Land Life. Han plantado ya tres millones de árboles en 3.372 hectáreas en España. Uno de sus primeros proyectos está en Castilla y León, donde tienen replantaciones en Burgos, Palencia, Ávila y León. Trabajan con la Junta y la Administración local desde el 2018 para resucitar bosques mermados por la agricultura o los incendios. La empresa, de origen holandés, tiene su sede en Burgos. Allí ha creado bosques mixtos de especies autóctonas.
Francisco Purroy Balda, director de Land Life en España, describe el negocio. Primero encuentran un terreno, luego hablan a los propietarios y les proponen su plan. El ayuntamiento o comunidad mantiene la propiedad del terreno, no pagan nada por la reforestación, pero se comprometen a estar “40 años sin talar, ni desarraigar, ni un uso incompatible con la restauración ambiental”, explica. “Los árboles y los productos que den son suyos, lo único es que nos transmitan los beneficios medioambientales que produce esa plantación”.
La visión va más mucho más allá que vender CO2. “No podemos pensar en el bosque que había ahí cuando vivían nuestros abuelos, sino cuál es el que podrá aguantar dentro de 40 años. Por eso hay que generar biodi
El 2% de la superficie de España está en riesgo muy alto de convertirse en desierto
Las firmas venden el carbono absorbido a Repsol, Arcelor, Enagás o Naturgy
versidad, para que el proyecto sea resiliente”. Y porque los cambios en la temperatura convertirán estas zonas en lugares áridos donde la vegetación de hace 100 años ya no se adapta. Llegar a la escala de reforestación necesaria, les ha llevado a inventar instrumentos como Cocoon, una maceta biodegradable que se coloca debajo de la planta y se llena con 25 litros de agua que se van suministrando lentamente.
Sandra Magro Ruiz, cofundadora de Creando Redes, colabora con compañías que quieren activar proyectos para la restauración del capital natural, defiende que ya deberíamos estar en una fase posterior. “Que la reforestación sea todo lo inteligente que tenga que ser, pero que no sea la única solución para mitigar los efectos del cambio climático. Hay que reducir emisiones en otros frentes”, comenta. “La restauración no es la panacea, se deberían recuperar entornos que se están deteriorando”, concluye.