Iberdrola prefiere jugar sobre seguro
En la última década, Iberdrola ha triplicado su valor de mercado. Ello se debe principalmente a un impulso temprano hacia los proyectos eólicos y solares. Aunque ha hecho un mejor trabajo que sus pares contra la pandemia y el shock energético, el entusiasmo de los inversores hacia las inversiones en energía verde se ha enfriado. Las subidas de los tipos han hecho que muchos proyectos sean menos rentables, especialmente en la energía eólica marina. Dicho esto, las acciones de Iberdrola se mueven más o menos donde estaban en ese momento. Dado que parte de eso se debe a una mezcla preexistente de exposición a EE UU y activos regulados, los nuevos objetivos de inversión de Ignacio Galán deben consolidar el atractivo del grupo.
Está jugando sobre seguro. En el plan de negocio actualizado de tres años de Iberdrola, destina 36.000 millones de euros de inversiones netas hasta 2026. Asigna el 60% del gasto neto de capital, o 21.500 millones, a redes. Es un 44% más que en el plan anterior, o 16.000 millones. Estas redes necesitan mejoras y cambios enormes, a medida que deshacerse de los combustibles fósiles requiere más electricidad. Pero, como negocios regulados, también ofrecen retornos más predecibles.
El otro foco clave es EE UU. Es cierto que la compañía tuvo que abandonar la compra de PNM Resources debido a los frenos regulatorios. Pero su oferta de 2.500 millones para comprar el 18% que no posee de Avangrid muestra un compromiso firme con ese mercado.
Los generosos subsidios de Biden hacen que la inversión valga la pena. Además, de cara a 2035, el país podría necesitar inversiones de 1 billón de dólares en redes de distribución y hasta 500.000 millones en líneas de transmisión, según un informe de Impax Asset Management.
Los accionistas parecen sentirse tranquilos respecto a que Galán pueda alcanzar el extremo superior de su rango objetivo de ebitda para 2026, 16.500-17.000 millones de euros. Aplicando un múltiplo de ebitda correspondiente a 2026 de 7, en línea con sus rivales, Iberdrola debería de valer 120.000 millones, incluida la deuda: es decir, donde se mueve actualmente.
La estrategia no está exenta de riesgos. Las dádivas de Biden están inflando los costes, y Trump ha amenazado con recortar algunos créditos fiscales verdes. Aun así, las apuestas parecen lógicas.
LISA JUCCA