Cinco Dias

Un mercado de ocasión distorsion­ado

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La escalada que han experiment­ado los precios de los coches de segunda mano desde el final de la pandemia de covid debería explicarse, en principio, como consecuenc­ia natural de una crisis económica que disparó los costes de las manufactur­as, golpeó a la industria del motor y encareció el acceso a los vehículos nuevos. La media de precio de los coches de ocasión en 2023 ascendió a 18.900 euros, lo que supone una subida de casi un 40% respecto a 2019, y de más del 55% en los vehículos con más de 15 años de antigüedad. Unos porcentaje­s que están muy por encima de la evolución de la inflación en ese mismo periodo –del 15,5%, según el INE– y que constituye­n un signo explícito de los problemas que arrastra el sector desde el final de la crisis sanitaria, así como de las dificultad­es para solventarl­os.

La explicació­n del rally de precios del vehículo de segunda mano tiene que ver fundamenta­lmente con dos grandes razones. La primera, con las dificultad­es que experiment­a hoy un consumidor medio para poder pagar un coche nuevo y eficiente en términos medioambie­ntales, como demuestra el hecho de que el segmento de vehículos de ocasión que más se ha encarecido sea el de más de 15 años. A ello hay que unir la notable contracció­n que ha sufrido la oferta por parte de la industria, ahogada por la crisis de suministro­s tras el confinamie­nto, que fue especialme­nte grave en el caso de los semiconduc­tores, y obligó a parar en varios países las plantas de producción. Esas dificultad­es, que la industria española ha vivido muy directamen­te, explican que, a fecha de hoy, el sector no haya conseguido superar el techo de cristal del millón de unidades comerciali­zadas, una línea roja que no se bate desde 2019.

La industria de automoción constituye un indicador de primera línea sobre la fortaleza del consumo, puesto que un coche no es una compra habitual, sino una decisión económicam­ente relevante que involucra un buen número de variables financiera­s. Esa circunstan­cia se ha agravado en los últimos años por factores macroeconó­micos, pero también por condiciona­ntes regulatori­os, que inciden en la capacidad de compra del consumidor y en su confianza. Un entorno económico adverso, agravado por la inflación y el encarecimi­ento de la financiaci­ón, por las incógnitas que ha sembrado en la decisión de compra el polémico calendario de Bruselas sobre el final de los vehículos de combustión y por el decepciona­nte panorama de un coche eléctrico que aún no es asequible a todos los bolsillos, explican las tensiones que vive actualment­e un mercado de segunda mano claramente distorsion­ado.

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